Adjuntas. La última vez que Élida Padua Vélez vio a su hija, Jeniffer Michelle Maldonado, fue para llevarle comida a su lugar de trabajo en la Planta Central Hidroeléctrica del lago Dos Bocas entre Utuado y Arecibo, pues la joven se había quedado doblando turno como guardia de seguridad.

Su progenitora ya estaba preocupada por el bienestar de Jeniffer Michelle, quien una semana antes de la tragedia que cegó su vida, le había revelado que una persona nueva en la empresa la estaba hostigando y que se dio a respetar.

Según Padua Vélez, el hombre del que le habló su hija era Anthony Salvá Rivera, el cual confesó a la Policía ser el responsable de la desaparición y muerte de la fémina de 33 años, cuyo cuerpo fue expuesto hoy en la Funeraria Del Carmen en Adjuntas.

Relacionadas

“El proceso ha sido bien difícil, yo le doy gracias a Dios por la fortaleza que Él me está dando, primeramente, Dios quien está conmigo. Yo no le deseo esto a ninguna madre, es un dolor muy profundo, de la manera como me le arrebataron la vida a mi hija. Ella no se lo merecía porque, en verdad, ella no se lo merecía”, expresó bañada en lágrimas cuando llegó al velatorio.

Elida Padua y su hijo Carlos, madre y hermano, respectivamente, de Jeniffer Michelle Maldonado Padua.
Elida Padua y su hijo Carlos, madre y hermano, respectivamente, de Jeniffer Michelle Maldonado Padua. (Sandra Torres Guzmán)

A la funeraria arribaron los familiares y amigos más cercanos de esta joven madre asesinada el pasado martes, 5 de julio por una persona que recién había comenzado a laborar como guardia de seguridad en la misma empresa.

De acuerdo con Élida, “una semana antes (del asesinato), ella me había dicho a mí que había entrado una persona nueva ahí y que esa persona la estaba hostigando, molestando, lo cual ella se dio a respetar”.

“Yo le dije que tuviera mucho cuidado, que guardara distancia y que hablara con los compañeros. No sé si habló con algún compañero. No sabemos, no sabemos”, insistió al recordar a la tercera de cuatro hijos.

“El día antes que bajé a llevarle su comida, porque la dejaron doblando turno hasta las 6:00 de la tarde, le llevé su almuerzo y su comida. Y por la noche, yo la vi en un video jugando con su perrito, esa fue la última vez que yo vi a mi hija con vida”, expuso al nuevamente irrumpir en llanto.

Asimismo, recordó cómo era Jeniffer Michelle, a quien describió como “una muchacha buena, buena madre, buena hija y buena compañera de trabajo”.

“Ella fue una buena hija, alegre, trabajadora, luchadora, introvertida, todo lo más hermoso, así la voy a recordar. El poco tiempo que estuve con mi hija, todo lo más hermoso”, destacó.

“Ella creció aquí en Adjuntas. Le gustaba compartir con sus amigas, era alegre, le gustaba ayudar al prójimo, era bien introvertida, una muchacha tranquila. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Compartía mucho con sus amigas”, sostuvo.

Reveló que con la muerte de su hija quedaron huérfanos “dos tesoros”, que están afectados tras constatar que su madre ya no estará más junto a ellos.

“Los niños, normal que estén afectados. Pero ahora mismo ellos están tranquilos, el proceso más difícil fue ver a su mamá, le permitieron verla y como todo proceso, se llora, pero estamos con la fortaleza de Dios”, señaló acompañada de su hijo Carlos.

“Vamos a seguir intercalando con ellos… papá, los abuelos, yo. La nena tiene 12 y el nene tiene 11 años. Dejó dos tesoros”, lamentó.

Mientras que agradeció el apoyo y solidaridad de todo un pueblo, sobre todo, los compañeros de trabajo de Jeniffer Michelle.

“A través de estos medios, yo les quiero agradecer a sus compañeros de trabajo, encarecidamente a los agentes que estuvieron en esta investigación de la Unidad de Arecibo. A mis hijos, a mis pastores que están ahí sentados y a todo el pueblo de Puerto Rico, gracias, muchas gracias por los donativos, por esas muestras de cariño, porque este pueblo se ha derramado con un amor y una bendición tremenda”, manifestó.

Por otra parte, Padua Vélez resaltó que “debe haber más protección y debe haber más ayuda para la mujer”.

“A veces somos tan inocentes y nos confiamos como en el caso de ella; era un compañero de trabajo que ella fue a relevar inocentemente, no sabía que ese día iba a hacer ese suceso. Por favor, mujeres, cuídense, si ustedes saben algo de alguna persona que las esté asechando o que las esté amenazando, no se queden calladas”, advirtió.

“Hoy me tocó a mí… aquí hay madres, tías, tíos, padres de familia y todos sentimos la muerte de un ser querido, no se confíen de nadie. No se confíen de nadie, solamente de Dios. Busquen a Dios porque estamos en tiempos bien difíciles. Me preocupan muchas cosas… me preocupan los niños con los celulares en este tiempo que estamos viviendo”, puntualizó.

Por su parte, José Javier Maldonado, tío paterno de Michelle -así le llamaban sus seres queridos-, lamentó el desenlace inesperado en la vida de su amada sobrina.

“Ella fue a tomar café a las 5:00 de la mañana en el negocio de aquí al frente y le dijo al muchacho que no tenía ganas de ir a trabajar”, reveló al señalar un establecimiento ubicado frente a la funeraria.

“Esto nos impactó a todos porque ella era alegre, una muchacha buena, una muchacha trabajadora y bien responsable en sus cosas, con sus hijos y con su familia, estudiaba, era una buena estudiante y una muchacha responsable”, agregó antes de entrar a ver el féretro de la infortunada.

A pesar del desgarrador dolor de perder a su ser querido de una manera trágica, tanto José Javier como su hija, Lilliam Maldonado García, aseguran haber perdonado al asesino confeso de la joven vecina del barrio Saltillo de Adjuntas.

“Lo perdono, porque el perdón no es para él sino para nosotros, para nuestra sanación. ¿Por qué vamos a dañar nuestra alma por una persona que está dañada? Ya él está pagando y que Dios tome control de él. Nosotros, pues, tranquilos”, esbozó Lilliam de 37 años.

Mientras que su padre y tío de Michelle, afirmó que “yo también lo perdono, que Dios se encargue, si hay arrepentimiento delante de Dios porque la venganza, eso no sirve”.

El sepelio de Jennifer Michelle será mañana, saliendo de la Funeraria Del Carmen a las 11:00 a.m. hacia el antiguo cementerio Luz de Gigantes de Adjuntas.