No son deambulantes, ni la mayoría viene de los residenciales. Cometieron delitos, pero tienen sus creencias religiosas. Hay muchos que no saber leer y escribir, pero otros tienen bachilleratos, maestrías y doctorados.

Son los presos del país.

Un documento oficial preparado por el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), el Perfil del Confinado 2015 es un informe de 176 páginas que representa el esfuerzo más reciente de esta agencia por conocer a la población de 12,381 reos que mantiene en sus 35 instituciones penales por todo el país.

Entre los datos que surgen del perfil está el lugar de procedencia de los confinados. Casi una quinta parte de los confinados del país proviene de urbanizaciones, con 2,334 o un 19.35%, por encima de los provenientes de residenciales, con 2,199 o un 18.21%.

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Sin embargo, la inmensa mayoría o 6,626 vienen de barrios y barriadas, un 54.88%.

Sólo un 2% -o 196- de los confinados del país son deambulantes, según el perfil.

Unos 7,830 de esos presos o el 65% son padres, y de esos 343 tienen más de cinco hijos.

Otro dato que surge del estudio es la escolaridad. El 93% o 11,262 presos provienen de la escuela pública, y el 59% no completaron escuela superior.

Pero, también hay presos con bastante escolaridad, según su último grado alcanzado: Hay 166 con bachilleratos, 25 con maestría, 9 reos con doctorados y uno con grado postdoctoral. En total, y al incluir a los reos que han comenzado universidad pero no lo terminaron, el 7% de la población penal tiene algún grado universitario.

El ingreso de casi la mitad de la población penal (5,751 reos o el 47.5%) no llega a $20,000 anuales, también revela el informe.

El 87% de los confinados se identificó como creyente en alguna creencia religiosa (el restante 13% se identificó como ateo o no creyente). De estos, los grupos mayores son católicos con 4,062, o el 34% y los protestantes son el 22% con 2,731.

También hay creencias religiosas menos comunes, como 118 practicantes del islam, 102 testigos de Jehová, 58 practicantes de la santería, 9 espiritismo, tres mormones, dos bajo wicca, 1 en brujería y una satánica.

Solo hay 420 mujeres presas entre esos casi 12,000 convictos. De hecho de las 35 instituciones penales, en solo dos hay mujeres confinadas.

De los restantes más de 12,000 confinados con sexo de hombre, en la categoría de género aparecen 14 que se identifican como homosexuales, 16 como femenino, dos son intersexuales, 1 transgénero y 12 como género no conforme.

Entre las mujeres, 14 se definen como género no conforme, dos como masculino y 5 transgénero.

En términos de edad, el 20% de los confinados o unos 2,392 reos apenas tienen entre 25 a 29 años. Este es el grupo de edad mayor, y el resto del grueso de la población penal tiene entre 18 a 24 años, con 1,960 presos para un 16% y hay 2,292 o el 19% con entre 30 a 34 años.

Pero la cárcel no solo es para jóvenes: hay 23 presos con entre 70 a 74 años, 7 con entre 75 a 79 años y 6confinados son octagenarios, cuatro de ellos tienen entre 80 y 84 años y dos entre 85 y 89 años.

En total hay 13 confinados con más de 75 años de edad.

Aunque el 90% de los presos son nacidos en Puerto Rico, en la isla hay tres reos nacidos en Alemania, 1 en África, y 2 en Inglaterra, entre otros lugares del mundo.

Llama la atención que el 94.28% de los presos lleva menos de 15 años en el sistema, pero hay quienes tienen medio siglo rejas las rejas: hay dos reclusos que llevan en el sistema correccional desde la década del 60 y otros dos desde la década del 50.

La cifra de presos que sale de prisión, reincide y tiene que ser reingresado al sistema ronda el 11.45% o 1,382 con unos 1,000 casos, pero de esos hay gente que reincide en múltiples ocasiones: hay cinco personas que han reingresado 12 veces, siete personas que han reingresado en nueve ocasiones y hay una persona que ha reingresado en 17 ocasiones.

Reflejo de cambios generacionales

Para Doria Martínez Guzmán, especialista en proyectos del DCR y quien figura como encargada del proyecto, resaltó algunos cambios que surgen al comparar el perfil 2015 con los de años anteriores.

Entre esos cambios figura que la población penal de hoy tiene más escolaridad que la de los perfiles de 2012, 2008, y 2015, todos evaluados por la especialista, con una maestría en justicia criminal y 22 años de experiencia en la agencia.

Además, dijo que los presos en este perfil tienen más experiencia de trabajos, u ocupacionales, que en la de perfiles anteriores. Asimismo, en el pasado la mayoría de los presos eran vecinos de residenciales, mientras ahora es el tercer sector de la comunidad de donde emana la población carcelaria.

También a la experta le llama la atención que en el pasado era mucho mayor la cantidad de confinados que provenían de hogares con madres solteras, pero en la actualidad hay más confinados que vivían o con ambos padres o con su pareja antes de ser procesados por las autoridades.

“Esto (los convictos provienen de hogares con un solo padre) fue una teoría que se sostuvo con mucho tiempo”, indicó Martínez Guzmán. “Aquí hay unos cambios generacionales bien interesantes”, expresó.

Asimismo, la fucnionaria llamó la atención a un dato muy particular:  335 casos, o el 3%, no saben leer, la mayoría de ellos entre las edades de 35 a 39 años. “Que a esa edad no sepa ni leer ni escribir, sorprende", dijo la funcionaria.

La funcionaria no quiso especular de a qué se deben esos cambios en el perfil de la población penal.

“Sería muy especulativo (opinar sobre las razones para los cambios). Si de algo sirve de este perfil es alentar a los académicos a investigar lo que está ocurriendo en la comunidad”, señaló.