El propio acusado Alfonso Madrid Guzmán se sentó en el banquillo de los testigos para defenderse en el juicio federal en su contra por supuestamente rendir informes falsos ante la Oficina de Compensación a Trabajadores por Incapacidad (OWCP, por sus siglas en inglés) referentes a una agente encubierta que se hizo pasar como paciente de salud mental.

La fiscalía federal presentó tres testigos de cargo y sometió su caso. Acto seguido, los abogados Juan Matos de Juan y Edgar Sánchez Mercado solicitaron la absolución perentoria del caso por entender que el Gobierno de Estados Unidos no probó los elementos de la ofensa y que no probaron que el siquiatra hizo los informes a sabiendas de que eran falsos.

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Las fiscales María Domínguez y Amanda Soto destacaron que los vídeos que tomó la agente encubierto de la Oficina del Inspector General (OIG) del Servicio Postal de Estados Unidos mostraron, por sus propios comentarios, que el hoy acusado “mostró claramente que actuó a sabiendas y voluntariamente al emitir los informes falsos”.

El juez federal Daniel R. Domínguez denegó la petición de la defensa, basándose en la prueba circunstancial y directa presentada, por lo que dejó en manos de las seis mujeres y siete hombres del jurado –uno de ellos suplente- la evaluación y futura determinación del caso.

Sánchez Mercado procedió a ofrecer su informe inicial y fue cuando anunció al jurado que Madrid Guzmán se sentaría a testificar para que tengan “el cuadro completo, poder entender la evidencia en este caso”. El abogado indicó que el hoy acusado daría su versión y les pidió que no lleguen a conclusiones sin escucharlo.

Madrid Guzmán comenzó a testificar por la tarde, pero apenas dio tiempo para presentarse al jurado antes de anunciar el receso de los trabajos hasta mañana, martes. Indicó que tiene 60 años, que es casado y reside en Guaynabo. Dijo que nació en Medellín, Colombia, que estudió medicina en España e hizo su especialización en siquiatría en Puerto Rico y lleva 29 años ejerciendo.

En un momento dado, el acusado iba a hacer referencia a lo que dijo el juez al ver la moción de absolución perentoria, y Domínguez tuvo que excusar al jurado para que sus abogados le orientaran que no podía hablar nada sobre ese proceso –que se da sin la presencia del jurado- porque podría anular el juicio.

El imputado habló además de las observaciones que hace de los pacientes para poder determinar un diagnóstico, y dijo que toma en consideración el arreglo del pelo, maquillaje, barba y su vestimenta, entre otros.

El siquiatra, con práctica privada en Guaynabo, indicó que ve aproximadamente 20 pacientes diariamente y el 80% tienen un diagnóstico de depresión. Entre 20% y 30% de los pacientes que llegan a su oficina ya fueron diagnosticados, y el resto él los diagnostica y los medica.

Su testimonio continúa mañana, martes.

No usó palabra “fraude”

Mientras, la agente federal que se hizo pasar como “paciente” del siquiatra fue la última testigo de fiscalía, y admitió más temprano que nunca usó la palabra “fraude” en alguna de las cinco citas que tuvo con el hoy acusado. No obstante, indicó que “repetidamente” le dejó saber al galeno que no sufrió ningún accidente en el trabajo y que estaba bien mentalmente, al punto de que éste le recetaba medicamentos y ella le reiteraba que no los iba a tomar porque no los necesitaba, y él dijo estar de acuerdo.

Anteriormente, la agente –que usó el nombre de Elisa Fernández durante el operativo llamado “Hurting for money” o “Dolencias por dinero”- relató que fue referida a Madrid Guzmán por el fisiatra y coacusado Luis Faura Clavell. Indicó a ambos médicos que no quería volver a trabajar en el correo en Nueva York porque estaba divorciándose y quería mudarse a Puerto Rico con sus dos hijas, por lo que fingió que tuvo un accidente en octubre de 2011. El fisiatra le diagnosticó falsamente lesión lumbar y cervical. Para fortalecer su caso con uno de salud mental, Faura Clavell la refirió al siquiatra, a quien en todo momento le dijo que se sentía bien. No obstante, Madrid Guzmán le diagnosticó depresión, insomnio, ansiedad, pérdida de apetito, pobre atención y concentración, tristeza y aislamiento, “todo lo contrario a lo que yo le dije”, según la testigo.

Matos de Juan le preguntó de distintas maneras si en algún momento le dijo explícitamente a Madrid Guzmán que estaba cometiendo fraude, a lo que la agente respondió: “Le dije con mis acciones. La palabra fraude, no”.

“Yo no estaba falsificando documentos, él lo hizo. Lo hizo por cuenta propia. Yo le dije que quería quedarme fuera del trabajo. Lo demás lo hizo por su cuenta”, indicó la testigo.

“¿Usted pretendía que él entendiera el mensaje escondido, si no le dijo que era fraude y él no habló con Faura y nunca fue explícito?:”, le preguntó Matos De Juan

Sí lo fue. Le dije en la segunda cita del 31 de enero de 2013 que no tuve el accidente, que lo que quería era no volver a trabajar. Me dio medicamentos pero que no los tomara. Yo estaba feliz, haciendo chistes con él, hablamos de todo menos de mi estado mental”, detalló la testigo.

A preguntas de la subjefa de fiscalía federal, María Domínguez, la agente dijo que usar la palabra fraude “derrotaría el propósito de la operación encubierta”

“¿Usted repetidamente describía un caso de fraude?”, inquirió Domínguez.

“Sí”, contestó la agente federal.

A preguntas de la fiscal, la agente leyó parte de la transcripción de algunas de las grabaciones, como cuando ella le dijo a Madrid Guzmán que “usted sabe que yo en verdad no tengo que estar aquí”, y él le respondió: “Si, no, claro”. Ella le dijo en todas las visitas que su intención era no regresar a trabajar y que estaba bien, y él en un momento dado le dio una receta de Ambien y Klonapin y le explicó: “Como yo voy a poner que no estás durmiendo y que sufres de ansiedad, queremos que por lo menos esté registrado en récord en la farmacia”.

“¿Eso constituye fraude, aunque no se usara la palabra?”, preguntó la subjefa de fiscalía.

“Sí”, respondió la agente.

“Todo el tiempo fue transparente y clara en que no sufrí la lesión y que estaba bien mentalmente”, reiteró la testigo, quien dijo que nunca ha tenido que ir a un sicólogo o siquiatra, solamente como agente encubierto.

En un momento dado, el juez aclaró que el delito por el que se le acusa no es por fraude, sino por emitir informes falsos.

Faura Clavell hizo alegación de culpabilidad y fue sentenciado a año y medio de prisión, pero tiene hasta el 15 de abril para entregarse voluntariamente y comenzar a extinguir la pena.

Ambos acusados fueron arrestados el 5 de septiembre de 2013 por “emitir informe médico al Departamento del Trabajo de Estados Unidos falso y fraudulento”, según la pesquisa del operativo denominado “Hurting for money” o “Dolencias por dinero”. La acusación indica que le diagnosticaban a pacientes condiciones que no padecían para obtener los beneficios de OWCP a cambio de compensación económica.

En el caso de Madrid Guzmán, enfrenta tres cargos por emitir un informe médico falso relacionado con una “paciente” referida por Faura Clavell. Los médicos recibían entre $150 y $1,000 por cada informe y certificación médica. Se expone a una pena de hasta cinco años de prisión.

Otras 10 empleados del Servicio Postal Federal fueron acusadas en este caso por reclamar dinero al programa federal alegando que sufrieron alguna lesión y no podían trabajar, para cobrar el 75% de su salario. Algunos recibieron el beneficio, por lo que se estima se agenciaron en total $3.5 millones.