El agente de la Policía, Rafael Díaz Berríos, asignado al Task Force del Negociado de Investigaciones Federales (FBI), declaró esta mañana que entrevistó a Pablo Casellas Toro un día después de que el corredor de seguros reportó el "carjacking" frente al Club Metropolitano de Tiro en Toa Baja.

Sin embargo, aunque la versión de los hechos que Casellas Toro le ofreció a Díaz Berríos se parece a la versión que dio al agente Rodolfo González, quien realizó la investigación preliminar de la querella, se contradice con las versiones que ofreció a Andrés Nevárez, el abogado y ciclista que le ofreció ayuda la mañana del supuesto "carjacking" y a Ricardo Costales González, del Cuerpo de Investigaciones Criminales de la Policía.

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 Durante la entrevista con Díaz Berríos, que se realizó en la residencia que Casellas Toro compartía con su esposa Carmen Paredes Cintrón y sus dos hijas, en la urbanización Tierralta III en Guaynabo, el acusado le relató que la mañana del 17 de junio de 2012 despertó a las 4:00 a.m. y que posteriormente se dirigió al polígono del club de tiro, el que encontró cerrado. Entonces escuchó varios disparos y observó a dos personas corriendo hacia su vehículo.

El Club Metropolitano de Tiro estaba cerrado ese domingo, que se celebraba el Día de los Padres.

En la continuación del juicio por jurado que se sigue contra Casellas Toro por la muerte de su esposa, el agente declaró que el acusado posteriormente vio a un tercer hombre, quien lo encañonó y le pidió que se moviera al asiento del pasajero.

"Él (Casellas Toro) le entrega el reloj y la cartera,y recibe un impacto de bala en el brazo derecho. Luego trata de abrir la puerta y como no puede se tira por la ventana", indicó Díaz que le dijo Casellas aquel día, tras preguntas de la fiscal Phoebe Isales.

Luego, el acusado se internó en un área con vegetación cerca de donde ocurrió el incidente. Esperó unos 15 minutos para salir del lugar. Posteriormente se topó con los tres ciclistas que le prestaron ayuda.

Según el testigo, el hijo del juez federal Salvador Casellas describió al hombre que lo encañonó como "trigueño", de 5'10" de estatura y de nacionalidad dominicana.

El agente dijo que en esa entrevista también le mencionó al agente que tenía dos armas en su guagua: una pistola FN Five Seven y un german sport, que es una pistola calibre 22 que parece un rifle.

Pero, lo que testificó el agente hoy se contradice con el su testimonio de Nevárez, quien relató que Casellas Toro le contó que una persona entró al carro y sin decirle nada le pegó un tiro y le pidió todas sus pertenencias.

A insistencias del asaltante, el acusado le indicó que tenía unas armas en el baúl. Cuando el asaltante caminó a buscar las armas Casellas Toro aprovechó para salir del vehículo y ocultarse en un área de "yerbas altas".

En una de las versiones que ofreció a Costales González, Casellas Toro indicó que a eso de las 9:00 a.m. entraba al polígono cuando escuchó cuatro detonaciones. Detuvo su guagua y salió corriendo. Entonces de la maleza salió un hombre trigueño con acento dominicano y el rostro cubierto con una media, que le apuntó con el arma. Luego le pidió todo.

En algún momento, ese sujeto le pidió que se moviera al lado del asiento del pasajero y le disparó en el brazo rompiendo el cristal de la ventana.

Luego el acusado salió por la ventana porque no logró abrir la puerta del lado del pasajero.

Ayer, el agente Rubén Marchand, del FBI, declaró que la puerta del pasajero de la guagua podía abrirse desde adentro, pero no desde afuera.

Según la teoría del Ministerio Público, Casellas Toro fingió el carjacking para reportar el hurto del arma homicida.

El juicio sigue en la tarde.