Cuando los investigadores del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) visitaron la casa de Ana Cacho, la mañana del 9 de marzo de 2010, no prestaron mucha atención a una bolsa desechable que se encontraba debajo de una hamaca blanca en el patio.

Pero ese insignificante saco, que nadie se molestó en abrir, seis años después se convirtió en una pieza importante para que el Ministerio Público establezca, mediante prueba circunstancial, la presencia de Luis Gustavo Rivera Seijo, conocido como El Manco, en la residencia donde Lorenzo González Cacho recibió los golpes que segaron su vida.

En el séptimo día de la vista preliminar que se sigue contra Rivera Seijo, imputado por la muerte del niño de ocho años en medio de un escalamiento en su casa, en la urbanización Dorado del Mar, la investigadora forense Wanda Candelaria explicó que ese 9 de marzo el equipo de trabajo que encabezaba no ocupó la bolsa porque investigaba la muerte del niño como un accidente producto de una caída de la cama.

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En esa primera visita a la casa estuvieron presentes la fiscal Mariela Santini, el agente Nicolás Maldonado, otro agente de la Policía y los investigadores forenses auxiliares Jessica Ortiz y Jesús Ayala.

Aunque la bolsa debajo de la hamaca no llamó la atención de las personas que examinaron la residencia ese día, su presencia se consignó mediante fotografías y vídeo, según la testigo.

Ante el juez Carlos Salgado Schwarz, del Tribunal de Bayamón, Candelaria relató que ese 9 de marzo de 2010 observó manchas de aparente sangre en la entrada de la marquesina, dos pasillos y el área del "family".

"Estamos observando un rastro de aparente sangre", apuntó mientras repasaba los hallazgos que observó en un área de la casa cercana a la entrada a la marquesina.

En la habitación que Lorenzo compartía con su hermana menor, Candelaria observó manchas de aparente sangre en el colchón de la cama y en la pared. También había manchas de aparente sangre en el segundo nivel de la casa.

Apuntó que en la cocina vio un bloque de cuchillos como de madera y que sobre el mostrador de la cocina había latas de cervezas y de malta, así como galletas y dulces.

Dirigida por las preguntas de la fiscal Maricarmen Rodríguez Barea, Candelaria indicó que el agente Maldonado ocupó un teléfono celular en un sofá de mimbre que había en el "family" 

Señaló que en ese cuarto de descanso había una mancha de aparente sangre cercana a unas puertas dobles que daban al patio y que una de las puertas estaba abierta.

Como parte de esa visita, se ocupó un cubrecama, una funda y un cojín ensangrentados, que estaba en el cuarto donde dormía Lorenzo y dijo que en la casa se levantaron 11 muestras de sangre.

Indicó, a preguntas de la fiscal, que los investigadores no se llevaron el colchón porque lo importante era ocupar el cubrecama que "recibió la sangre de la fuente", que en este caso se trataba de Lorenzo.

Detalló entonces que regresó a la residencia el 10 de marzo, luego de que el patólogo Carlos Chávez determinó que la muerte de Lorenzo era un homicidio.

En esa segunda visita, en la que estuvo presente la fiscal Wanda Casiano, el agente Maldonado ocupó la bolsa que estaba debajo de la hamaca y los investigadores forenses documentaron lo que había en su interior. 

Sin embargo, la testigo, tuvo dificultad para identificar cuáles fotografías de la bolsa se habían tomado el 9 de marzo y cuáles se habían tomado el día 10.

Esta situación provocó que la defensa de Rivera Seijo objetara algunas preguntas de la fiscal Rodríguez Barea y que el juez Salgado Schwarz decretara un largo receso para que el Ministerio Público organizara las fotografías y pudiera continuar con el testimonio de Candelaria. 

"Sí, observé una bolsa (el 9 de marzo)", respondió la testigo a una pregunta del juez para finalmente aclarar el asunto.

La testigo también consignó la existencia de la bolsa en el croquis rústico de escena rústico preparó el 9 de marzo.

"En la bolsa se observó pasta de diente AquaFresh, un cepillo dental y documentos del Tribunal Superior de San Juan de Luis Gustavo Rivera Seija", afirmó Candelaria, mostrando una fotografía, mientras el imputado observaba a sus abogados.

Señaló también que visitó el Centro de Diagnóstico y Tratamiento donde estaba el cuerpo de Lorenzo para realizar una evaluación inicial del cadáver. Notó que el niño tenía una herida cortante en el párpado del ojo izquierdo, otra herida en la sien derecha y una herida cortante en el pómulo que "estaba partiendo el hueso de la nariz".

Durante el contrainterrogatorio, el licenciado Mario Moczó González, de la Sociedad para la Asistencia Legal, siguió una línea de preguntas para establecer que desde el 9 de marzo la sangre en la pared y el colchón debió dar indicio a los investigadores forenses de que en el lugar había ocurrido un crimen violento.

También resaltó que la casa estuvo poco tiempo bajo la tutela de las autoridades y que fue limpiada con celeridad.

"Claro", soltó la testigo cuando el abogado le preguntó si la sangre en el cuarto de Lorenzo sugería una muerte sospechosa.

Candelaria también indicó que desde el 9 de marzo descartó que la muerte de Lorenzo fuera el resultado de un accidente.

A preguntas del abogado apuntó que no vio sangre en las cerraduras, ni en el celular ocupado y que la mancha de sangre en ese cuarto de descanso no constituía un patrón de sangre. Tampoco había cerraduras de puertas forzadas.


Sobre el cuarto de la mamá de Lorenzo, la investigadora forense apuntó que allí había una servilleta blanca con una mancha de aparente sangre y que en la mesa de noche del cuarto ocupó dos pipas y tres pedacitos de aluminio.

Dijo, además, que en la hamaca, la verja y en el patio no había sangre y que no ocupó, ni tomó huellas del celular o los utensilios de la cocina.

Antes de concluir su testimonio, el juez Salgado Schwarz le preguntó a Candelaria si cuando llegó a la casa en Dorado la residencia estaba cerrada y si había visto la luz del cuarto donde dormía Lorenzo prendida.

La testigo indicó que la casa estaba cerrada y que no recordaba si la luz estaba prendida como declaró la hermana mayor de Lorenzo.

También indicó que no observó manchas de sangres o pisadas en el suelo camino a la marquesina.

La vista preliminar continúa mañana, viernes, con el testimonio del agente investigador Simón Rosa.