Vecinos del barrio Caimito, y del pueblo de Yauco en general, permanecían esta mañana en estado de consternación por el espantoso crimen que acabó con la vida de tres miembros de una familia que describen como de personas humildes y trabajadoras.

Según se ha dado a conocer, Puerto Rico amaneció este jueves con la devastadora noticia de que la noche antes un sujeto con amplio historial de violencia asesinó a tiros a su expareja, Linnette Morales Vázquez, y a su madre, Lissette Vázquez Vélez, y un hermano, Luis Miguel Morales Vázquez.

El crimen fue el cuarto feminicidio íntimo del mes, y la segunda masacre del año.

Relacionadas

El asesino se suicidó luego de cometer el atroz crimen.

Justo el día antes, Linnette acudió al Tribunal de Ponce para asistir a una vista preliminar en la sala del juez Rubén Serrano Santiago contra su expareja, acusado por violación al artículo 3.1 (maltrato) de la Ley 54 para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica, pues tenía una orden de protección desde septiembre de 2023. La vista fue suspendida a petición de la defensa.

En el barrio Caimito, los vecinos lidiaban con sentimientos de incredulidad, frustración y conmoción. Algunos ni siguiera podían expresarse, pues se les hacía un nudo en la garganta intentando describir lo que sentían.

Primera Hora pudo conversar con un grupo de vecinos que pararon un instante frente a la residencia donde ocurrió la tragedia, y que en horas de la mañana permanecía en triste silencio, con solo un perrito de mediano tamaño que se protegía a la sombra de un árbol a un costado de la vivienda.

“Ellos han vivido aquí de toda la vida. Desde que nacieron… la muchacha (Linnette) nosotros la conocemos, válgame… ella nació en la próxima casita, y allí vive un hermano de ella. Los conocemos, al papá, a sus abuelos y a todo el mundo”, comentó una vecina, que prefirió mantener su nombre anónimo.

“Y eran personas decentes, de respeto. Y no porque estén muertos, porque después de muerto, nadie se defiende. Pero sí eran personas buenas. Y eran buenísimos vecinos”, afirmó. “Eso es lo que podemos decir, que eran unas personas excelentes”.

Relató que apenas unos días antes conversó con Linnette porque le llevó una correspondencia de ella que habían dejado por error en su buzón. “Muy buena, muy buena, muchacha”, insistió.

El grupo aseguró que estaban todos “muy, muy afectados con lo sucedido”.

“A mí se me subió la presión a las millas cuando me dijeron lo que había pasado”, continuó la vecina, mientras recordaba que la noche antes, mientras estaban viendo televisión, escucharon las ráfagas de tiros, para luego enterarse esta mañana de la terrible noticia.

“Esto nos tomó por sorpresa. No sabíamos que estaba pasando nada tan feo y tan fuerte”, lamentó.

En medio de todo el dolor, agregaron que, “gracias a Dios, los niños (hijos de Linnette) no estaban en la casa”.

Entretanto, al apartado barrio montañoso habían acudido en la mañana diversos servicios de apoyo, como personal de Assmca (Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción) y del servicio de capellanía de la Policía de Puerto Rico.

Loma abajo, en el centro del pueblo de Yauco, Ángel Luis “Luigi” Torres Ortiz, lamentó el asesinato de la familia, a la que conocía personalmente, pues Lissette trabajó en el Municipio de Yauco, y era además una persona bien activa en la comunidad.

“El pueblo está consternado. Hay mucha tristeza”, afirmó Torres Ortiz.

Sostuvo que “hay mucha preocupación por la situación surgida también en términos jurídicos con el caso”, y agregó que “es una de las cosas que nos hace sopesar si tuvo o influyó en el desenlace” fatal.

“Hoy nos enteramos que (la Administración de) Tribunales alega que fiscal se allanó a la determinación. Es algo que desconocemos aún. Es algo que imagino que harán una evaluación minuciosa sobre qué ocurrió. La alegación de los familiares anoche cuando llegamos fue que ellos estuvieron en el proceso, que pospusieron la vista a través del abogado (del asesino), que ellos imploraron que por favor le pusieran un grillete electrónico, que temían por su vida, que ya tenía un récord criminal, inclusive hasta de maltrato a animales, que uno piensa, si maltrata a un animal puede matar a un ser humano, porque los animales muchos son indefensos. Y encontrarnos con esa escena a esa hora…”, lamentó el alcalde, en tono triste.

“Era una familia muy querida. La mamá trabajó con nosotros. Ahora era empleada de comedores escolares. Era muy querida. Su hijo (Ángel Morales Vázquez) trabajó con nosotros, ahora trabaja con Fortaleza (como secretario auxiliar de la Gobernación)”, insistió.

“Ella (Lissette) vivía para sus hijos, y siempre los defendía. Y sabemos que anoche dio la vida también por sus hijos defendiéndolos, verdad, por lo que nos mencionan de que hubo forcejeo para defenderse. Fue muy triste”, añadió el alcalde.

Torres Ortiz describió a la familia como “una familia buena, del campo, tradicional”. Agregó que Linnette “corría caballos, era muy alegre”, mientras que Lissette “trabajaba en Comedores Escolares, era muy querida en la comunidad porque hacía muchas comidas”.

“Sus hijos (de Lissette), el que trabaja en Fortaleza, comenzó con nosotros desde chiquito, hasta estar ahora en la Oficina de Asuntos Municipales. Ella (Lissette) vivía muy orgullosa de ellos”, continuó describiendo el alcalde.

“Y aparte de ser muy querida, (Lissette) era una gran madre. Es nuestro recuerdo de ella. Y siempre luchaba por ellos hasta último momento, como hemos podido ver, que iba al tribunal, peleaba si tenía que pelear. Sin duda, el amor de madre sobrepasó todas las expectativas”, afirmó.

Sostuvo que, pese al dolor, perdura ese “recuerdo hermoso de una mujer luchadora, valiente. Y yo sé que el pueblo, ante esta pérdida, la recuerda con mucho cariño”.

Torres Ortiz indicó que el municipio ha estado en comunicación con los familiares de las víctimas y “vamos a estar inmersos en todo el proceso de lo que sería el funeral”. Agregó que también les ofrecerían ayuda a través de un programa del Departamento de Justicia que opera en el municipio y que ofrece asistencia a víctimas de violencia doméstica. Asimismo, indicó que están en contacto con otras agencias que también cuentan con profesionales y recursos para ofrecer asistencia a la familia afectada.

“También, una de las cosas que más nos preocupa, le quedan dos hijos (a Linnette), que no estuvieron, gracias a Dios, en el momento (del crimen). Se los había llevado el papá. (Son niños) de 10 y 14 años, que sabemos que emocionalmente también debe ser un golpe devastador. Entiendo que hay que concentrar los esfuerzos de esos dos niños”, sostuvo, reiterado la expresión de alivio de que, “gracias a Dios”, aunque vivían con su mamá en la casa donde ocurrió el crimen, su padre, quien también vive en Yauco, se los había llevado antes con él, mientras estaba andando el infructuoso proceso en el tribunal.

El alcalde aprovechó la oportunidad para hacer un llamado general a que se preste mayor atención a la situación de salud mental de los jóvenes. Señaló que “el que cometió los actos tenía apenas 32 años”, y agregó que su proceder “demuestra que hay que esforzar más la ayuda sicológica en las escuelas”.

“Y, sin dudas, que aun habiendo tantas leyes, tantos programas, tantos comités, si en términos jurídicos, no se procesa o sea actúa correctamente entre todas las partes, sin echar responsabilidad a una u otra, pues pueden suceder desenlaces como este”, afirmó Torres Ortiz, quien dijo favorecer que, en casos de violencia doméstica, independientemente de las decisiones que tome fiscalía o los mecanismos que utilice la defensa, y de la fianza que se fije, cuando menos, se le imponga el uso de grillete electrónico obligatorio a aquellos que ya sean ofensores, “que fue lo que solicitó la familia ayer (miércoles)”.