“Si usted mira el libro de Fray Iñigo Abad, escrito en 1770, ve que dice que el Fray pasaba por todo Puerto Rico y decía que los criollos eran capaces de predecir terremotos porque olían las fuentes de agua… así que no me extraña eso. Esas cosas se han visto en otros sitios que sí hay incremento de temperaturas de aguas termales”, dijo a pregunta de una periodista que le inquirió saber si el aumento en calor del agua de los famosos baños de Coamo tenía relación con la serie de recientes sismos que registran como epicentro áreas cercanas a la zona sur de la isla.

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De hecho, dijo que la situación le parece tan curiosa que se debe analizar científicamente.

“Lo interesante sería que estudiemos eso a profundidad para ver si en un futuro nos puede servir para predecir algo. Es muy probable que sea, es muy probable que sí”, dijo quien tenía a la gobernadora Wanda Vázquez Garced a su lado y le expresó de susurro un “de ser cierto”. La gobernadora ha sido enfática en estos días en que el pueblo debe mantener la “calma” y “sosiego” ante las eventualidades ocurridas por los sismos que afectan al país desde el pasado 28 de diciembre y que incluyen un terremoto de 6.4 de magnitud. Los eventos han provocado dos muertes y el colapso de cientos de estructuras.

“Claro, de ser cierto… pero es muy probable que sí. Pero hay que estudiarlo”, sostuvo el director del Programa de Movimientos Fuertes del Recinto Universitario de Mayaguez (RUM).

Hoy el alcalde de Coamo, Juan Carlos García Padilla alertó sobre lo ocurrido e invitó al personal del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y a las universidades del país a estudiar y documentar el suceso.

“Estamos midiendo constante la temperatura de las aguas termales y hemos notado cambios en sus niveles. Exhortamos a la academia y a las agencias a que estudien como este fenómeno de los terremotos se manifiesta en las aguas termales”, dijo el alcalde.

García Padilla explicó que la temperatura normal de la piscina pequeña del complejo de aguas termales fluctúa entre 106 y 108 grados. Ya se han reportado medidas de 115. La piscina más grande que normalmente tiene temperaturas entre 88 y 102 grados ahora ha llegado a 110.

“También tenemos un aumento en la presión del agua. Han salido manantiales por varios lugares que antes no se veían. Todo conecta con los eventos sísmicos que aún estamos experimentado. Sería interesante que la Universidad de Puerto Rico y las agencias puedan estudiar estos cambios. Quizá esta información ayude a aclarar dudas sobre lo que actualmente ocurre en la isla”, mencionó García Padilla.