Familiares y amigos se dieron cita hoy en la funeraria Luquillo Funeral Home, para darle el último adiós a Alanis Sofía Deliz Sánchez, la niña de ocho años que pereció ahogada el fin de semana pasado durante un compartir familiar en la piscina de la residencia de sus abuelos.

Las lágrimas y sollozos colmaron la única funeraria de Luquillo, propiedad de los abuelos de Alanis Sofía, donde hoy se velaba a uno de los suyos. La niña fue ataviada con un traje de hada color rosa y una tiara dorada y expuesta en un ataúd rosado del personaje de Barbie. Motivos de la famosa muñeca adornaban los alrededores de la casa mortuoria.

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A pocos pasos de donde yacían los restos mortales de la niña, entre sus familiares se hallaba la hermana gemela de la difunta, quien según el relato de sus familiares, fue salvada de correr la misma suerte aquella fatídica tarde del 17 de septiembre.

Poco después de la 1:30 p.m., los restos de Alanis Sofía fueron transportados hasta la que sería su última morada en el Cementerio Sabana de Luquillo. La comitiva fúnebre estuvo encabezada por un coche fúnebre antiguo tipo Rolls Royce en el que el féretro arribó al campo santo.

El momento más emotivo probablemente fue cuando la madre de la niña, Alixmarie Sánchez tomó la palabra durante la despedida de duelo. Llena de fortaleza, la mujer agradeció las muestras de cariño y de solidaridad del público. “Gracias por cada abrazo, cada llamada, cada mensaje. Eso es lo que yo me llevo en el corazón y lo que primero leo y luego eso es lo que me mantiene.

“Yo realmente, a pesar de todo, yo le doy gracias a Dios porque me ha permitido compartir con una niña muy especial, una niña excepcional, una alcahueta para sus hermanas y una cómplice para su otra hermanita. Era la maquillista de su hermana mayor. Y realmente ella caló hondo en el corazón de cada uno de nosotros. Y yo creo que por eso estamos aquí. Así es que Dios me dio este honor y este privilegio de ser su mamá, y pues seguiré verdad, con la ayuda de Dios y las oraciones de ustedes seguimos hacia adelante para levantar al resto de esta familia”, añadió, tras lo que procedió a leer una carta que dijo la escribieron, pensando que era su hija desde el cielo quien la enviaba.

Les escribo para que borren la tristeza de sus corazones. No estoy sola y adivinen quién me recibió. Mi abuelito Coco, como ella le decía, junto a miles de ángeles. Y todos estamos ante la presencia de Dios. Él fue tan bueno que hasta me permitió escribirles esta carta para despedirme de ustedes y contarles cómo me siento ahora. La verdad es que aunque guardo hermosos recuerdos con mi familia y sobre todo con mis hermanitas, todo es tan bello aquí que me siento como si estuviera en casa. Así que estén tranquilos, yo estoy muy feliz. Amén. Y por eso aquí siempre los estaré esperando. Antes de despedirme, quiero decirles que Dios me dijo que le contestara una de las preguntas que se hicieron y que todavía nos hacemos mucho, ¿que dónde estaba él cuando yo lo necesité? Dios me dijo que estuvo en el mismo lugar conmigo, como siempre. Él nunca me ha dejado, ni antes ni ahora. Hoy puedo estar eternamente con Él. Así que otra vez no estén tristes, que acá los estaré esperando. Viviré en sus recuerdos y dentro de sus corazones. Siempre agradeceré por la hermosa vida que me dieron”.

La carta arrancó un sonoro aplauso de los presentes, que fue dedicado al paso a la eternidad de Alanis Sofía.

Mientras era conducida a la fosa donde el cuatro de mayo de este año fue sepultado su abuelo, Alejandro Sánchez, las puertas de los cielos se abrieron y dejaron caer un torrencial aguacero, como si le estuviese dando la bienvenida a las moradas celestiales a un nuevo angelito.