Corozal. Hace unos días, sentía que el mundo se le caía encima,  pero ayer el verdulero, don Felipe Rivera Marrero, estaba contento; veía las cosas de un color diferente. 

Claro, no es para menos. A pesar del dolor que le causó la muerte   de su esposa y el cruel saqueo del que fue víctima, ha recibido  toneladas de amor de un pueblo que se ha desbordado en solidaridad y unas empresas que quisieron retribuirle  por caudales, la mercancía robada.

Para coronar su día, ayer la Policía de Corozal arrestó a una persona, presuntamente un adicto a drogas, que admitió haberse llevado unos racimos de guineo y de plátano del puesto de verduras de don Felipe y haber cargado con toda su mercancía. 

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La fiscalía de Bayamón se disponía a presentarle cargos por escalamiento.

Mientras se entrevistaba a comerciantes  que se alega  compraron la mercancía robada, el puesto de viandas de don Felipe, ubicado   en la carretera PR-159 en el barrio Abras en Corozal, era un hervidero de gente  que se acercaba a comprar las  verduras. 

Don Felipe lucía rebosante, entre  las viandas,  las frutas y vegetales que recibió a manos llenas de empresas como Sam’s y Hills Brothers.

Las mesas estaban abarrotadas de productos: malangas lilas y blancas; melones, plátanos, hermoso racimos de guineos, ñame del monte, piñas, limones, chayotes, yuca, batatas y chinas.

“El pueblo de Puerto Rico se ha botado mandándome cosas. No esperaba que el pueblo se portara así conmigo”, dijo agradecido.

Pues regálenos una sonrisa.

Es que yo soy así. Nunca sonrío; casi nunca.

El otro día estaba al borde del llanto. 

Sí, pero recuerde que los golpes siguen dando. Ahora voy a identificar a la persona que arrestaron.

Don Felipe reaccionó a la alegación del pillo de que no se llevó tanta mercancía.

“Se la llevó porque estaba allí”, dijo con firmeza.

Hay quien insiste en que su almacén no estaba lleno, como usted dice.

No, negativo. Eso estaba lleno, lleno.

¿Usted da fe de eso?

Doy fe y lo afirmo.

¿Cómo se siente con respecta a eso?

Yo me siento mal porque yo he hablado con la verdad. Yo no brego con la mentira. Por eso dije a todo el mundo que yo no he acusado a nadie porque yo no vi a nadie.  Sé que me robaron.

El imputado dice que encontró el candado abierto.

Negativo. Ese candado estaba bien cerrado. Eso es lo primero que yo hago antes de irme: chequear el candado: si está cerrado o abierto. Nunca se me ha olvidado en 30 años. Es más, he salido de casa a chequear.

Dará las gracias y comerá pavo 

Primera Hora preguntó a don Felipe, qué va  a hacer con tanta vianda, pues un  camión de Hills Brother también le dejó productos.

¿Qué va a hacer con tanta cosa? 

Pues llevármela a casa y seguir bregando.

Este va a ser un gran día para dar gracias...

Esto ha sido un día de Gracias. Muchas gracias al Señor y a ustedes  que se han apurado por nosotros y al pueblo que se ha movido.

¿Ahora sí está dispuesto a comer pavo?

Ahora voy a comer pavo. La hija ya lo adobó.

¡Ea rayos!  ¿Qué va a hacer con todo esto?

Ya encontraré la forma. Para que se vaya a perder, se lo daré a los pobres y a los clientes.

Don Felipe hizo la aclaración que para él, todos los días son de oración.

“Yo oro todos los días. Me siento en esa hamaca a rezar, dándole  gracias a mi Dios por mi salud y pido por la de los  enfermos”, acotó.

En torno al arresto de ayer, el teniente  Félix Fuentes Reyes, Comandante de la Policía de Corozal, indicó a Primera Hora  que  recibieron confidencias de ciudadanos que los llevó a dar con el escalador.

“La ciudadanía de Corozal nos ha ido dando información, por lo que lograron entrevistar una persona que relató los hechos; es adicta”, dijo.

“Ya tenemos a las personas a las que el detenido le vendió  la mercancía. Lo hizo (el robo) en horas de la noche y solo. Ha dejado saber (alega) que lo que se llevó fueron dos racimos de plátano y uno de guineo”, apuntó.

El teniente hizo claro que en el 2011  arrestaron a una persona que cumplió cárcel tras encontrársele culpable  de escalar el negocio de don Felipe. Indicó que también habían investigado otras querellas.

Primera Hora le planteó al oficial la posibilidad de que otras personas hubiesen escalado el negocio previo a que llegara el adicto, ya que el imputado alega que el candado estaba abierto y don Felipe sostiene que lo dejó cerrado.

En la querella que hiciera a la policía, don Felipe reclamó que le llevaron  2,000 plátanos, 800 guineos, 300 calabazas y 100 libras de yuca, dando la impresión que alguien se proponía hacer pasteles a escala.

Sigue con una pena

Mientas tanto, don Felipe estaba contento, pero cargando con la pena de la muerte de su esposa.

El anciano relató a Primera Hora que estuvieron  cinco años juntos. Se reencontraron después de viejos.

“Fuimos novios cuando tenía  17 años, pero por estupideces mías, me fui para los Estados Unidos. Cada cual hizo su vida. Yo me casé y ella se casó. Un día estaba vendiendo quenepas en la carretera y un carro se detuvo y se bajó una muchacha . Ella mandó a la hija a preguntar cómo me llamaba”, dijo.

“Ese mismo día nos juntamos hasta su muerte. Ella murió en mis brazos, de repente”, recordó.