La reapertura de los pequeños y medianos negocios en Puerto Rico, tras más de dos meses cerrados por la pandemia del coronavirus Covid-19, no será sinónimo de un repunte en la economía.

Y es que, a pesar de que esta nueva orden ejecutiva que entrará en vigor el próximo martes promueve la competencia comercial entre los negocios boricuas y las megatiendas -que sí mantuvieron operaciones en este tiempo-, pudiera haber un repunte en contagios que obligarían a un nuevo cierre y que traería un “doble efecto negativo”.

Así lo explicó el presidente de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Heriberto Martínez Otero, quien en entrevista telefónica con Primera Hora detalló lo mejor y lo peor de esta reapertura económica.

“Aunque ya los comercios estén abriendo en esta fase, la realidad es que no van a regresar al nivel de margen o ganancia que tenían previo al COVID-19. Tiene que haber todavía una presión fuerte del conjunto de la sociedad, de los trabajadores, de los pequeños y medianos empresarios para que el gobierno de Puerto Rico y la Junta de Supervisión Fiscal liberen más efectivo para darle apoyo económico a estos sectores, porque la reapertura no significa recuperación”, puntualizó.

¿Lo positivo?

En términos generales, el economista comparó la medida que se adoptará en Puerto Rico con la que han realizado otros países como España, Italia, Corea del Sur y Singapur –no tomó en cuenta a Estados Unidos porque “la dinámica es distinta”– y concluyó que lo positivo será la apertura de los pequeños y medianos comercios.

“Lo mejor que tiene la orden ejecutiva es que ya finalmente permite a otros comercios que no sean las grandes cadenas, incorporarse a la flexibilización comercial en Puerto Rico”, indicó.

Esta flexibilidad incluirá a los restaurantes, centros comerciales, salones de belleza, tiendas de ropa y calzado, “grooming”, concesionarios de autos y agencias de viaje, entre otras.

Hace unos días, directivos de centros comerciales denunciaron en Primera Hora una competencia desleal a favor de las megatiendas. Además, Adolfo “Tito” González, presidente de las Empresas Caparra, estimó que las pérdidas al erario alcanzarían los $230 millones si los centros comerciales continuaban cerrados hasta el 25 de mayo.

“No hubo un programa de choque económico para las pequeñas y medianas empresas. Las grandes cadenas tienen acceso a fondos de inversión, a ahorros propios, tienen su propio capital; las pequeñas y medianas empresas viven del margen, viven de lo que hacen como negocio. Por lo tanto, al momento de quedar cerradas y no tener un apoyo económico suficiente la decisión lógica va a ser despedir empleados o cerrar”, sostuvo Martínez Otero.

“El problema que yo vi en todo esto fue que en la primera apertura se les dio el espacio a grandes cadenas, grandes consorcios de tiendas, pero a las pequeñas y medianas empresas se les dijo que tenían que permanecer cerradas. Entonces, eso te provoca una situación en donde prácticamente la gente orienta el consumo privado del hogar hacia estas cadenas en detrimento del ecosistema empresarial local. Ya, por lo menos, se da el espacio para que haya esa competencia”, añadió.

¿Lo negativo?

Por otro lado, el economista señaló que esta segunda fase en la desescalada del confinamiento podría traer una nueva cuarentena ya que Puerto Rico está asumiendo los mismos riesgos de contagio al reabrir los comercios que los que tomaron los demás países que sí han realizado una alta cantidad de pruebas.

“La parte negativa es que no se han hecho las pruebas y no sabemos en qué parte de la pandemia estamos. Por lo tanto, la gobernadora tomó una decisión estrictamente económica y empresarial, y no toma en cuenta para nada la posición de los salubristas que continúan diciendo que hacen falta las pruebas para saber en qué etapa de la pandemia estamos… Un segundo pico de contagio, en cualquier parte del mundo, ha demostrado ser más letal y hay que volver a cerrar la economía, lo que podría entonces tener un doble efecto negativo: el comercial-económico y el de la salud”, advirtió.

Esta visión concuerda con la expuesta por el boricua Daniel Colón Ramos, profesor de Neurociencia y Biología Celular en la Universidad de Yale, quien señala que “faltan datos”.

“Me han preguntado si es prematuro abrir. No sé. No se han presentado los datos que hacen falta para contestar esa pregunta. Creo que lo más correcto es decir que sin los datos estamos improvisando. Bien podríamos estar abriendo tarde también, que tampoco es bueno. Faltan datos”, escribió en su cuenta de Twitter.

A esto, Martínez Otero añadió denuncias de salubristas que establecen que no saben en qué etapa se encuentra Puerto Rico, que no poseen información suficiente y que hay discrepancias entre lo que muestra el “dashboard” del Departamento de Salud versus lo que reportan municipios que están implementando sus propios sistemas de diagnóstico y rastreo.

“Así que estamos en una situación de riesgo, esperando que pase lo mejor, pero en términos de ciencia, en términos metodológicos no sabemos dónde estamos parados”, dijo.

¿Y el toque de queda?

Tras la gobernadora insistir en continuar con un toque de queda de 7:00 de la noche a 5:00 de la mañana, el economista evaluó que esto no tendría un impacto directo en la reapertura.

“Realmente, lo que estamos viendo es que tenemos una mayor concentración comercial, de consumo, en horas específicas del día, pero, por lo menos, le permite a las pequeñas y medianas empresas salir del inventario, reabrir nuevamente para proceso de limpieza, ver cuántos empleados tienen disponibles, por lo menos le permite arrancar y si todos tomamos las debidas precauciones puede ser que al final del recorrido tengamos una historia positiva que contar, de lo contrario, insisto el riesgo grande es el segundo pico de contagio con todos los males que eso conlleva”, manifestó.