Las agencias del gobierno estatal y las escuelas públicas abrieron, mas no llegaron el público ni los estudiantes. Los negocios y centros comerciales no tuvieron la concurrencia de un lunes tradicional. Y en las calles había menos carros de lo usual, pero las principales avenidas fueron ocupadas durante toda la mañana por universitarios y trabajadores.

En resumen, ayer no fue un día normal en Ponce debido al Paro Nacional convocado en el Día Internacional de los Trabajadores.

El grupo que tomó las calles para protestar por las medidas de austeridad impuestas por el gobierno y la Junta de Supervisión  Fiscal estuvo compuesto por estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR), empleados municipales, integrantes de la Unión Independiente Auténtica (UIA) y ciudadanos en general.

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Uno de ellos, bastón en mano, se desplazaba lento, pero sin pausa detrás de los jóvenes y empleados. 

“Estoy aquí participando porque soy puertorriqueño, padre de dos hijas y dos nietos. Ya yo estoy retirado, tengo una pensión, pero aquí se nos va la vida a todos”, compartió José Pérez Santiago, de 73 años, sobre la razón que le llevó a sumarse a las manifestaciones. 

Pérez Santiago, un retirado residente en Ponce, afirmó que ya es hora de que el pueblo se levante para combatir lo que catalogó como medidas injustas.

“El bienestar de todos es el bienestar mío. La verdad es que lo que están cometiendo es un atropello inmenso y tenemos que manifestarnos porque si no, nos acaban de aplastar. El pueblo puertorriqueño tiene que luchar, no quedarse en su casa sino apoyar decididamente para poder acabar con esta injusticia”, expresó Pérez Santiago.

Yahaira Torres, alumna del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), dijo que acudió a Ponce en respaldo a sus compañeros de un campus que está en riesgo de desaparecer debido a los recortes millonarios que la Junta exigió para la institución pública. 

“Además, mi madre es maestra y el Departamento de Educación piensa cerrar muchas escuelas y la suya es una de las afectadas. También estoy aquí porque queremos la unión del pueblo”, sostuvo la joven villabeña de 22 años.

Temprano en la mañana, el grupo salió del recinto de la UPR en ruta hacia la intersección de las avenidas Las Américas y Hostos, donde realizaron un piquete por espacio de una hora. Ello retrasó la llegada de empleados al Centro Gubernamental. 

Luego se movieron a la carretera PR-2, donde se manifestaron a un costado de Plaza del Caribe y frente al centro comercial Valle Real. 

De vuelta a Las Américas, se detuvieron frente a Santa María, la Universidad Católica y siguieron hacia la plaza Las Delicias para culminar su protesta frente a la Casa Alcaldía.

“Me convoca no solamente el hecho de que soy exalumna de la UPR, sino que tengo el convencimiento de que los jóvenes son la esperanza del país, especialmente ahora cuando las estadísticas demuestran que vamos a ser más las personas de edad avanzada”, comentó la abogada retirada Nilda Vázquez.

Los boricuas sacaron una vez más su talento mientras se manifestaban.

Vázquez puntualizó la importancia de salvar la universidad del Estado por lo que representa para el desarrollo de los habitantes de este país.

“Entiendo que la Universidad de Puerto Rico es el único centro que tenemos que, prácticamente de forma gratuita, permite que los jóvenes se eduquen. Y un pueblo sin educación se puede manipular libremente y entonces evitar que proteste por aquellas cosas que lo oprimen”, agregó.

Ramón Moreno, de 20 años, dijo que lucha porque se audite la deuda pública y se procesen a los responsables, y para que no desmantelen la UPR.

“Estoy luchando por mi familia, mis hermanos, mis futuros hijos y las futuras generaciones. Si cierra y colapsa la universidad, el país se queda sin nada”, indicó el alumno de matemática pura y teatro.

Al mediodía, la Ponce High School estaba vacía y en la Escuela Intermedia Dr. Rafael Pujals ya habían enviado a los pocos alumnos que se presentaron, dijo un adolescente a este medio. En la Escuela Elemental Ramiro Colón los padres tampoco enviaron a sus niños. Mientras, en las escuelas intermedia y superior Juan Serrallés los alumnos brillaron por su ausencia, confirmaron sus directores. En todos los casos, la asistencia de maestros fue alta, se dijo.

El Centro de Servicios al Conductor (CESCO), que siempre está abarrotado, apenas tenía público. La administradora, Mary Fuster, dijo que faltaron varios unionados y que corrió la operación con una veintena de empleados transitorios y gerenciales.

Documentamos para los usuarios la manifestación del 1 de mayo en imágenes.

Mientras, en el Centro Gubernamental las oficinas deFamilia, DACO, el Sistema Integrado de Permisos, la Autoridad de Edificios Públicos y el Centro de Recaudación de Ingresos Municipales estaban desoladas a media mañana. Un puñado de personas estaban en ASUME y en la colecturía de Hacienda.