Manatí. Pasan sus días entre montañas de basura, heces y orina de decenas de perros con los que comparten su residencia, la que está en franco estado de deterioro y que carece de servicios básicos como agua y luz.

Así residen desde hace unos años Vivian Ríos Valle y William Gerena Marrero, ambos de 58 años y vecinos de la comunidad La California en Manatí.

La pestilencia en el lugar en el que hasta hace aproximadamente mes y medio hubo más de 50 perros, es insoportable. Mientras que caminar en el interior de la vivienda resulta una hazaña.

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Una sala repleta de basura y escombros derrota el concepto de área común para estar, compartir o atender visitas. El cuadro se repite en el resto de las habitaciones de la casa en la que, pasmosamente, la pareja asegura realizan las actividades cotidianas del diario vivir, como cocinar, comer o dormir, sin ningún inconveniente.

William y Vivian contaron que dependen de la buena voluntad de un vecino que les provee un cable eléctrico para mantener conectada una nevera y una bombilla para alumbrarse en las noches.

El desolador panorama lo completan las decenas de perros que habitan en la casa, producto de la reproducción sin control de sus propias mascotas.

Precisamente, al visitar el lugar la semana pasada, María de Lourdes González Morales, rescatista de animales que desde hace mes y medio intenta ayudar a la pareja, se percató de la existencia de dos nuevas camadas de cachorros.

“Lo que pasa es que mi perrita es una perrita saludable. Empezó pariendo cinco (perritos) la primera vez. Después volvió a parir cinco más. No paría más que cinco nada más, y tan rápido. Y no tenía una (camada) bien cuando ya estaba preñá”, relató Ríos Valle.

Sobre las condiciones en las que vive, en las que al entrar a la casa la acumulación de las heces impactan las vías respiratorias de los visitantes, la mujer comentó con resignación que “a veces uno se acostumbra a cualquier cosa”. A renglón seguido deja entrever su deseo de un hogar y un entorno mejor, aunque sea en el mismo lugar.

“Nosotros estamos por pintar y sacar los perritos ya, porque son muchos”, añadió.

El mismo sentir expresa Gerena Marrero, quien asegura que a pesar de las pésimas condiciones de la vivienda de su propiedad, ésta puede ser rehabilitada. Pero, al parecer, aun cuando es un obrero diestro, el esfuerzo necesario para remozar la vivienda requiere mucho más de lo que los escasos recursos de la pareja le permiten.

Con franqueza, el hombre reconoce que su situación se complicó debido al desempleo –hace aproximadamente seis años que no tiene un trabajo formal-, la dependencia de sustancias controladas –aunque asegura que ya superó esa situación- y a una disputa en algún momento con un vecino, por el servicio de agua potable que dijo, lo llevaron a dejar que lo desconectaran. Mientras que el impago de una deuda les ha impedido reestablecer el servicio eléctrico.

A ambos les fue imposible precisar cuánto tiempo llevan viviendo en esas condiciones, aunque a juzgar por sus reacciones e indiferencia ante la gravedad del asunto, no parece ser una situación reciente.

Sin embargo, una de sus vecinas, Doris Ramírez, comentó que comenzó a notar la proliferación de animales en la residencia hace aproximadamente un año.

Tiene unos cuarenta y pico de perros, y todo el mundo la ayuda, le da comida, pero es demasiado, la pestilencia. Llevan con ese problema como un año. Ha venido gente, pero la han dejado en la nada. También vino la Policía, pero todo se ha quedado nada. Vinieron, miraron, chequearon, pero se quedaron los perros ahí”, relató la vecina, quien explicó que el ruido que hacen los perros y el mal olor es increíble.

Toca puertas, pero no hay respuestas

Tan pronto se enteró de la situación de esta pareja, González Morales acudió al lugar para tratar de ayudarlos y atender la situación de los perros.

En este tiempo ha conseguido donaciones de sobre 400 libras de comida, productos de higiene personal y ropa, así como productos de limpieza para el hogar y el control de plagas, como las pulgas y garrapatas. También ha logrado coordinar algunas adopciones y ha coordinado con organizaciones para comenzar a esterilizar las hembras, lo que ha sido un poco cuesta arriba pues no cuentan con un lugar donde albergarlas mientras se recuperan de la cirugía.

De hecho, una de las primeras acciones que González Morales tomó cuando comenzó a trabajar con el asunto fue intentar coordinar con el municipio de Manatí para que le proveyeran un espacio para ubicar algunos de los canes mientras se les daban servicios veterinarios, pero dice que no obtuvo respuesta.

“Yo estoy aliada con varias organizaciones que pueden facilitarme la ayuda para esta familia”, explicó.

Añadió que “tengo un compromiso para esterilizar las hembras. Primero las que ya han tenido camadas, después las que están en celo y por último las que no han tenido su primer celo todavía. Pero no puedo ubicar esos animales ahí después de que los operen, porque en el lugar hay basura y excrementos, y pueden sufrir una sepsis. Necesitamos un lugar donde ubicarlos”, añadió sobre una de las prioridades.

González Morales también radicó una querella con la Policía Municipal el 9 de agosto y otra en el Departamento de la Familia, y se contactó con la División para el Bienestar y la Protección de Animales de la Policía en Arecibo, pero al día de hoy, y hasta donde sabe, no se ha materializado ningún servicio.

Explicó que su mayor reto es esterilizar las hembras, rescatar la mayor cantidad de animales posibles y conseguir hogares donde los adopten, para evitar que sean sacrificados, ya que los albergues de animales en la Isla están prácticamente llenos.

La rescatista exhortó a cualquier persona interesada en colaborar con este caso, o adoptar alguno de los canes, a comunicarse con ella al 787-871-6277, o por Whatsapp al 787-2356193, o al correo electrónico marigonzamora@gmail.com.

William Gerena y Vivian Rios no pudieron precisar el tiempo que llevan viviendo en condiciones infrahumanas en su residencia en la comunidad La California en Manatí.
William Gerena y Vivian Rios no pudieron precisar el tiempo que llevan viviendo en condiciones infrahumanas en su residencia en la comunidad La California en Manatí. (Francisco Quiñones)

Regresarán al hogar

Mientras, un portavoz del municipio de Manatí, que prefirió no ser identificado, indicó que el pasado viernes, personal de la Oficina de la Familia intentó visitar a la pareja para entrevistarla, hacer un estudio del entorno familiar y ofrecerles un plan de ayuda, pero no se encontraban en la residencia, por lo que regresarían próximamente.

El funcionario añadió, además, que se está coordinando para comenzar la vacunación y esterilización de los animales de 10 en 10, semanalmente, debido a la gran cantidad de estos.

Primera Hora intentó obtener una reacción del agente Joel Vidot, encargado de la división de Bienestar y Protección Animal de la Policía en Arecibo, para conocer las gestiones que ha hecho la uniformada al respecto y al momento de la publicación de este reportaje se aguardaba por la misma.