Caguas. Bajo un torrencial aguacero, en momentos en que arrecian los efectos del cambio climático, estudiantes de entre 13 a 16 años daban vida con sus manos hoy a cultivos de berros, lechugas, cilantro, trinitarias y otras plantas ornamentales en el huerto Compromiso, enclavado en el centro de la denominada Ciudad Criolla.

El olor a tierra se mezclaba con la lluvia, mientras los jóvenes del proyecto vocacional “Nuestra Tierra” del centro de educación alternativa Nuestra Escuela, narraban emocionados sus experiencias en conmemoración del Día del Planeta Tierra.

Los adolescentes renovaban su compromiso con la agricultura en el proyecto escolar en el que esperan que las mariposas sean las principales colaboradoras para extender la vida de huertos enclavados en el centro urbano de Caguas.

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“Tocar la tierra me hace sentir súper bien, se siente como algo refrescante, suave, me gusta mucho. Siento que no necesito tantas cosas para trabajar, que puedo usar mis propias manos y me las lavo después”, relató Damián Báez Ortiz, de 15 años, mientras replantaba unas matitas de berro. Contó que desde los cinco años de edad le gustaba estar con su abuela mientras ella cuidaba las plantas en el patio.

“A mí me gusta bregar con la tierra porque me relaja, me pone en un espacio que puedo estar tranquilo. Antes no me llamaba la atención, pero cuando vi cómo era la clase, me interesé un poquito, me empezó a gustar mucho y he aprendido muchas cosas”, expresó Ian André Delgado Cay, de 16 años. “Aprendí a cómo cuidar las plantas, a sembrar con los amigos míos, vi las orugas y el mariposario”, sostuvo Ian André, quien manifestó que quiere tener un huerto en su casa.

“Quiero tener aguacates, piñas y todo eso. Estoy aprendiendo con mis maestros”, agregó el jovencito.

Iniciativa inculca a estudiantes de Nuestra Escuela el amor por la agricultura

Ariana del Valle, también de 16 años dijo que el olor de la tierra le recuerda la lluvia. “Es un olor peculiar, pero yo digo que es adictivo también. Me gusta (sembrar), antes lo veía más como diversión, pero ahora es algo que me gusta hacer”, relató entre risas.

Uno de los profesores del curso de agricultura, Jesús Manuel Erazo Torres explicó que en los proyectos de Nuestra Escuela promueven la agricultura ecológica. No utilizamos nada de repelentes ni plaguicidas que sean dañinos para el suelo y salud. Queremos promover que en espacios urbanos se puede sembrar y que también se puede hacer de una manera ecológica”, acentuó.

El huerto Compromiso, que cuenta con cultivos hidropónicos y ornamientales, tiene también un mariposario. La iniciativa “Nuestra Tierra” es apoyada por la línea de productos para la siembra, Terramix, que ofreció a los estudiantes talleres sobre el uso de composta y fetilizantes, los diferentes tipos de tierra para la siembra y la instalación de jardineras modulares.

En las jardineras cultivaron plantas ornamentales que ayudarán a que las mariposas polinicen el huerto, donde también se siembran helechos y flores polinizadoras. En los huertos también tienen cultivos hidropónicos de cilantro, cebollines y varios tipos de lechugas, productos que utilizan en el comedor de Nuestra Escuela, que también cuenta con otros tres huertos en el caso urbano de Caguas.

“Es esperanzador observar el interés que estos jóvenes muestran por la agricultura y que sea uno de los factores que contribuya a retenerlos en la escuela. Nos entusiasma colaborar en el fortalecimiento de sus destrezas y conocimientos porque en sus manos estará el futuro de la agricultura en Puerto Rico. Nada más oportuno que el mes del Planeta Tierra para apoyarlos”, expresó el gerente de Terramix, René Cardona.

El currículo del proyecto “Nuestra Tierra” incluye materias como: Introducción a la agricultura, siembra urbana, prácticas sostenibles en la agricultura, conciencia alimentaria, agroecología, botánica y jardinería.

“Con esta escuela vocacional “Nuestra Tierra” estamos sembrando en nuestros jóvenes conciencia ambiental, aprecio a la ecología y amor a Puerto Rico”, dijo la presidenta ejecutiva de Nuestra Escuela, Ana Yris Guzmán.

La directora de Innovación y Desarrollo Vocacional de la institución, Cynthia Beltrán subrayó por su parte, que el valor de sembrar radica en su capacidad de crear un mundo más verde y lleno de via para esta y las próximas generaciones. “Sembrar es cuidar el futuro de nuestro planeta. Cada semilla plantada es un acto de amor hacia la naturaleza y un compromiso con la preservación de la vida en la Tierra”, indicó Beltrán, quien resaltó que la escuela con 25 años de labores “históricamente ha promovido que nuestros estudiantes metan la mano en la tierra”.

El agrónomo Samuel Morales Cotto, coordinador de los proyectos agrícolas de Nuestra Escuela dijo que los cursos promueven el que los jóvenes valoren la naturaleza. “No podemos controlar el clima, pero sí podemos controlar nuestras acciones… Tal vez no podemos parar el cambio climático, pero estamos aportando nuestras gotitas para que estas cosas no se repitan y tal vez, las podamos revertir en un futuro cercano”, aseveró el agrónomo.