Una de las memorias vivas que conserva el pueblo de Florida es don Juan Adames Torres, quien a sus 102 años participa en las actividades de su iglesia ubicada en la comunidad Pajonal, a donde toca cuatro y guitarra.

El centenario ciudadano pisó por primera vez en 1957 las tierras que se convirtieron en el hogar de su familia, integrada por su esposa y nueve hijos. Llegó procedente de Manatí para trabajar en la industria de la caña de azúcar.

Allí hizo su vida con un linaje que se extiende a 25 nietos, 34 bisnietos y 18 tataranietos. A ello suma una salud envidiable, pues don Juan posee una visión 20/20, nunca ha estado hospitalizado y tampoco ha sido diagnosticado con las condiciones que, generalmente, aparecen con los años.

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De hecho, el hombre condujo su automóvil hasta cumplir los 100 años, según indicaron sus hijas.

“Yo nací el 8 de junio 1921 en el barrio Las Lomas de Manatí. Vivía allá abajo, en Juana Gómez (parte del sector Seoane) y, en el (año) 57 vine aquí con mi familia. Cuando vino (el exgobernador Luis) Muñoz Marín, cogimos parcelas”, recordó con fluidez.

Según Adames Torres, el lugar era un cañaveral, pero fue transformándose al llegar los trabajadores de la industria que, de pronto, hicieron su hogar en el sector Pajonal.

El centenario toca el cuatro, camina para todas partes y va la iglesia todos los días.
El centenario toca el cuatro, camina para todas partes y va la iglesia todos los días. (Isabel Ferre Sadurni Photography)

“Esto aquí era caña por dondequiera, no había casas ni nada, vine de joven aquí. (Trabajaba) picando caña, eso era lo que había. Eran ocho horas de trabajo, pero ganábamos una miseria, 45 y 50 chavos (al día). Pero Muñoz Marín dijo: ‘Hay que darle 15 minutos a esa gente para que desayunen’”, relató el hijo de Margaro Adames y Juana Torres.

“Imagínese, uno picando caña y con el chispito de café… nos moríamos si seguíamos así. Después, le dieron más dinero a la gente. Yo ganaba 45 chavos, pero eso me daba (para alimentar la familia) porque el arroz estaba a 4 chavos, el azúcar a 4 chavos y con eso uno hacía la compra. Ahora con 100 pesos, uno no compra nada”, agregó el también esposo de Ramona Vélez.

Luego, según contó, aumentaron el salario a 80 centavos con una jornada extenuante, pues “tenía que ir trabajar a Barceloneta a pie, a las 4:00 de la mañana, por unos montes con una asada al hombro. Desyerbando caña a 80 chavos por el día para mantener a la familia”.

Con el tiempo, don Juan consiguió un empleo en el ayuntamiento, específicamente en la división de Obras Públicas, donde laboró durante 26 años “talando con machete y asada. Dejaba la calle limpiecita”.

Aunque no recuerda el momento en que Florida fue reconocido como municipio, su ciudadano más longevo asegura que “aquí fue una fiesta en el pueblo”.

“Esto no era municipio. Esto aquí era Barceloneta, era el barrio Pajonal. Desde que tenía 18 años conocí a este sitio como Pajonal de Barceloneta y después que Florida cambió a pueblo, ahora es de Florida”, sostuvo.

Sobre su comunidad, aseguró que “esto es un barrio bueno, aquí nunca ha habido problemas”. Asimismo, recalcó que “llevo en la iglesia (Defensores de la Fe) hace 76 años y yo voy pa’ 103 (años de vida)”.

“Soy músico, toco un cuatrito y la guitarra desde que tenía 18 años. Todavía toco en la iglesia. (Aprendió a tocar) de oído, nadie me enseñó. Mi papá era músico, pero nunca me enseñó”, confesó al mostrar su primer instrumento, un cuatro que aún conserva con recelo.

¿Cuál es el secreto para sobrepasar los 100 años en salud?

“He vivido bien y, la familia… esas hijas mías se portan conmigo bien. Si yo les pido algo, ellas van a buscarlo rápido. Nunca he estado en un hospital, tampoco tengo diabetes. Tengo 20/20 (de visión)”, asintió al leer un pasaje bíblico en letras muy pequeñas.

“Yo nunca he sido un vicioso, estoy en la iglesia y crié nueve hijos; ocho mujeres y un varón. Ahora me paso aquí senta’o… de aquí pa’ la iglesia y de la iglesia pa’ aquí. Aquí hacen fiesta cuando cumplo años… me llevaron en caravana”, detalló al recordar el festejo más reciente.

Cabe destacar que don Juan consume avena todos los días y su menú preferido es “arroz con habichuelas, con ñame o lo que aparezca”.

“He vivido bien... Nunca he estado en un hospital, tampoco tengo diabetes. Tengo 20/20 (de visión)”, compartió.
“He vivido bien... Nunca he estado en un hospital, tampoco tengo diabetes. Tengo 20/20 (de visión)”, compartió. (Isabel Ferre Sadurni Photography)

Igualmente, su consumo de carne es mínimo, tampoco ingiere bebidas carbonatadas. Sin embargo, no puede faltar su vasito de chocolate, queso, galletitas y un guineo maduro “antes de acostarse”.

Entretanto, expuso que: “mi mensaje al pueblo es Jesucristo, el que salva y sana; no hay más na’, Nunca peleo con nadie, me llevo bien con todos. Son 102 años que Dios me ha dado”.

Un poco de historia

De acuerdo con el líder comunitario Omar Maldonado Centeno, “el barrio Pajonal se dividía entre Barceloneta y Manatí y, a principios de los (años) 90 entra al municipio de Florida”.

“Es el único barrio que tiene Florida y se compone de 450 hogares. Pajonal está dividido entre cuatro sectores: Mangoses, Seoane, la Villamil y La Dorta”, apuntó al destacar que la población de Florida asciende a 11,513 personas, según el censo del 2020.

Maldonado Centeno emuló el modelaje de su abuelo materno, Federico Centeno, quien se caracterizó por ayudar a su comunidad.

Uno de sus proyectos cumbres es la creación de una biblioteca electrónica que, espera inaugurar en diciembre, como parte de una alianza con el Instituto Socio Económico Comunitario.

“Allí tendremos 12 computadoras para la comunidad, tenemos placas solares y una cocina para que, en caso de una tormenta podamos ayudar como comunidad. “Queremos seguir echando pa’ lante a Pajonal y ayudar a todo el que necesite”, concluyó el presidente de la junta comunitaria.