Tenía 37 semanas de gestación, y una mañana recibió el más duro de los diagnósticos para cualquier madre expectante: los latidos en su vientre habían dejado de escucharse.

Marla había tenido un embarazo saludable y sin contratiempos, pero en la última etapa de su estado de preñez se contagió con influenza, lo que obligó su reclusión en una institución hospitalaria. Durante su convalecencia, fue sometida a exámenes constantes para evaluar el desarrollo de su tercer hijo. 

Y todo marchaba en orden hasta que la mañana del 19 de junio del 2014 el médico le comunicó la dolorosa noticia. 

“Me quedé en ‘shock’. De momento, te cuestionas -como me acababa de despertar- ¿estaré durmiendo o despierta? En ese momento, te cuestionas si de verdad está pasando o es una pesadilla. Inicialmente, fue como esa confusión, y después el vacío. Yo no podía decir mucho porque estaba tratando de procesar lo que estaba pasando”, dijo la mujer de 34 años en entrevista con este medio.

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Marla, como prefirió que se le identificara, afirmó que el trato humano y empático que recibió de inmediato en el hospital en el que estaba recluida fue crucial para manejar el proceso de duelo al que se enfrentó súbitamente y para comenzar a sanar sus heridas. 

Y consciente de que no todas las mujeres y familias que han vivido una experiencia similar han contado con ese apoyo, Marla ideó una legislación que busca garantizarles el mismo trato que ella recibió. Su propuesta cobró forma el mes pasado cuando la representante Luisa “Piti” Gándara presentó el Proyecto del Cámara 2560, que busca establecer en los hospitales protocolos para manejar la pérdida de un embarazo en etapa temprana y de una muerte fetal o neonatal.

La pérdida de un embarazo en etapa temprana se refiere a aquella que ocurre durante las primeras 20 semanas de gestación, mientras que la muerte fetal se presenta luego de las 20 semanas de embarazo, y la neonatal ocurre durante los primeros 28 días de haber nacido la criatura.

“Tuve la fortuna que, dentro de ese momento doloroso y difícil, se dieron unos procesos cuando recibí la noticia, en el momento del parto y postparto que permitieron que fuera aceptando esa nueva realidad, que aunque dolorosa, ha permitido que vaya, poco a poco, llevando bien el proceso de sanación. De lo que se trata es que todas las familias reciban algo similar”, indicó Marla. 

“Fue todo una combinación del apoyo de la familia, del médico, del personal, la forma en que me dieron la noticia, no fue otro (caso) más, fue de una forma empática en todo sentido. El sistema de apoyo que tuvimos fue bien bueno. Lo más importante es que a los papás se les den opciones y se les permita escoger”, agregó la madre de una niña de ocho años y un niño de cuatro.

La medida legislativa establece como política pública promover la implantación de guías y protocolos en las instituciones médicas para apoyar y ofrecer los recursos necesarios a las familias en estos casos, con la intención de que puedan encarar su duelo “en un ambiente de compasión, empatía” y con ayuda psicosocial.

Entre los requisitos mínimos que se les exigiría a los hospitales, figura proporcionar un trato humanizado, proveer apoyo de un equipo interdisciplinario, que incluya aspectos de salud física, mental, emocional y espiritual, y que se les comunique a los progenitores sus opciones con claridad, y se respete su autonomía. 

Además, a estas instituciones se les requeriría, entre otras cosas, ofrecer opciones de análisis sobre la causa de la muerte, oficiar un servicio espiritual, y alternativas para que puedan ver y cargar al embrión, feto o bebé, que se les suministre información sobre el peso y sus medidas, que se les permita bañarlo si las condiciones lo permiten, que se les dé acceso para tomarle fotografías, plasmar las huellas de sus pies e, incluso, cortarle un mechón de pelo.

“No todo el mundo va a querer ver el bebé o cargarlo, pero que se les dé la opción, y ellos decidan”, enfatizó Marla. 

De aprobarse el proyecto de ley, todo hospital tendría que tener por escrito su protocolo, y tenerlo disponible al público. De igual forma, deberá procurar que todo el personal clínico que atiende estos casos reciba adiestramientos anuales para cumplir con la normativa.

Creador de Facebook dispara el debate

El tema sobre la pérdida de embarazos se ha insertado en la discusión pública en días recientes, luego que el fundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, anunciara la semana pasada que él y su esposa, la pediatra Priscilla Chan, están esperando una hija luego que ella sufriera tres abortos naturales durante los pasados dos años.

Zuckerberg hizo pública su intención de apoyar a parejas que hayan tenido la misma experiencia con el objetivo de crear vínculos de comprensión, confianza y esperanza.

“La mayoría de la gente no discute sus pérdidas... y procuran fortalecerse por sí mismos”, planteó Zuckerberg sobre el delicado tema. Sin embargo, subrayó que "en el mundo actual, abierto y conectado, discutir estos asuntos no nos distancia, nos une. Crea entendimiento y tolerancia y nos brinda esperanza”.

Su planteamiento generó gran receptividad entre ciudadanos e incluso propició la reacción de entidades como el Congreso Americano de Ginecólogos y Obstetras, que felicitó a Zuckerberg por entender que ayudó a conocer la magnitud de personas afectadas por estas pérdidas al expresarse en su cuenta, que tiene 25 millones de seguidores.

Zuckerbergs recibió una ola de comentarios de cómo parejas que han pasado por la experiencia callan sus sentimientos de pesar tras las pérdidas. El creador de Facebook admitió que él y su esposa también vivieron un periodo de silencio, pero insistió en que el alivio afloró cuando ambos expresaron abiertamente lo que sentían.

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