Ingenio boricua para ayudar a proteger al mundo y llegar a otros planetas
Estudiantes de ingeniería desarrollan proyectos para cultivar en Marte y hasta para desviar asteroides.
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Su meta es tan clara como contundente: “poder representar a Puerto Rico en el ámbito internacional, y ya mismo interestelar, entre los astros, y ayudar al desarrollo como tal de la humanidad, como puertorriqueño”.
Así describió el joven Elier Román Ruiz, un estudiante de ingeniería mecánica, lo que siente al ser parte de uno de dos proyectos que fueron anunciados este lunes en el Centro Tecnológico de Bayamón, Engine 4, y que ponen a Puerto Rico a la par de los sitios más avanzados.
Y no es para menos, pues Román Ruiz, junto a su colega estudiante Carlos Laboy Orozco, participan del proyecto “AGROBRAIN”, en el cual, usando tecnología robótica y tierra lunar y marciana simulada, se están cultivando vegetales para alimentar a los primeros seres humanos que se espera establezcan en un futuro no muy distante espacios habitables en Marte y la Luna.
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Pero antes de que se llegue a ese punto, tan pronto como este próximo enero, llegará al espacio, específicamente a la Estación Espacial Internacional (ISS, en inglés), el otro proyecto que se presentó: el experimento MESSAR, cocinado también allí en los laboratorios de Engine 4 en Bayamón, en este caso con la participación de estudiantes de ingeniería en la Universidad Interamericana del mencionado municipio, Sebastián Medina Maysonet, y el ingeniero Amílcar Rincón Charris.

Y MESSAR (Experimento de Velocidad del Sonido en Regolitos de Asteroides en Microgravedad) también pone a Puerto Rico más allá de los límites de nuestra Tierra, pues se busca medir cómo se propagan las ondas sonoras a través de regolitos (pequeñas partículas) simulados de asteroides en el entorno de microgravedad de la ISS, con el objetivo ulterior de desarrollar otros proyectos que, en el caso de que algún objeto en el espacio, como los meteoros y otros, esté en curso de colisión con la Tierra, se pueda interceptar o desviar, y de esa forma se pueda evitar una catástrofe como la del impacto del asteroide que puso fin al dominio de los dinosaurios, y también acabó con tres cuartas partes de las especies de animales y plantas, hace unos 66 millones de años.
El profesor Amílcar Rincón, ingeniero de investigación de la compañía Collins Aerospace Puerto Rico, y recordado por su labor en el primer satélite que Puerto Rico puso en el espacio, explicó que el experimento, que medirá “cómo se propaga el sonido a través de este material que simula asteroides”, se transportará a la ISS a bordo de una nave de Space X, prevista a ser lanzada en enero próximo, y se espera que esté operando en el espacio por unos seis meses.
“Este equipo tiene la característica que es totalmente autónomo (...) Simplemente, el astronauta lo que tiene que hacer es darle a un botón para que prenda la energía, y él solo empieza a tomar los datos, captura la información y va a estar enviando directamente a la Estación Espacial Internacional. Los datos nos los pueden enviar diariamente por transmisión de telemetría. También, tiene un ‘back up’, una tarjeta de memoria, para que en seis meses podamos bajar luego los datos. Y lo que viene después es comparar los datos que ya tomamos en el laboratorio con gravedad, compararlos con los datos en microgravedad, y producir todo eso en publicaciones, ‘papers’ y todo lo que implica la diseminación de la ciencia”, comentó Rincón.

Esos datos que recopilarán, agregó, “se pueden introducir en el modelo que existe, teórico, y se verifica y podemos mejorar o afinar los modelos. Y eso nos permite predecir mejor el comportamiento de asteroides, cómo se mueven, y tomar mejores decisiones en el momento que tuviésemos, por ejemplo, que enviarle una onda de propagación para que se desvíe o se destruya”.
“Aquí estamos probando que podemos desarrollar tecnología y que tenemos la capacidad, con la ayuda de sitios como Engine 4 y todas las escuelas, universidades, profesores, de hacer cosas que antes no nos imaginábamos, y que Puerto Rico tiene la capacidad, como siempre he dicho, de hacer cosas que ni nosotros mismos las podemos creer”, afirmó el ingeniero.
El joven Medina, por su parte, indicó que “básicamente trabajé en lo que es la manufactura y la programación del equipo”, antes de describir complejos detalles técnicos del artefacto.
En el proyecto MESSAR que se desarrolló en Engine 4, además de Collins Aerospace, también colaboran NASA Puerto Rico Space Grant, NASA EPSCoR, Voyager Space, y el Municipio de Bayamón. Asimismo, en la creación de este equipo experimental, además de Medina, también colaboraron los estudiantes de ingeniería de la Inter, Edwardivan Labarca, Lucas Soto Balseiro, Karelia Silvestrini, Jamie Vázquez, Carlos García y Alejandro Rincón.
Mientras, en otra parte de Engine 4, dentro de un vagón que simula en cierta medida lo que sería un módulo espacial, se desarrolla parte de AGROBRAIN, en este caso específicamente el cultivo de tomates en un material que simula tierra marciana, bajo la constante y virtualmente infalible supervisión de un robot.
Según describió Luis Torres, cofundador de Engine 4 y Engine 4 Foundation, “actualmente el componente lo mezclamos con composta vegetativa creada en una de las fincas del Municipio de Bayamón, la mezclamos, le entramos una cantidad de vitaminas y minerales que nos permite a nosotros tratar de experimentar el desarrollo de la planta. Las plantas están en crecimiento, se están desarrollando. Obviamente, los tomates los está dando pequeños, y no he probado ninguno, les soy sincero”.
“Pero el punto aquí está que esto motiva a jóvenes, a científicos, a ingenieros químicos… esto junta muchos componentes, la robótica, el 3D printing, la agronomía, la botánica, en este caso botánica aeroespacial… es crecer, expandir lo que sería en el futuro los próximos hábitats”, agrego, indicando que están recibiendo mentoría de la Universidad Central de la Florida, el Laboratorio de la ISS y otras empresas interesadas.
Explicó que la importancia de poder desarrollar tales cultivos radica en que, una vez se produzca ese eventual viaja a Marte, meses antes de que lleguen humanos, llega “un módulo como ese” y se activa robóticamente y empieza a sembrar las semillas, “monitorea el crecimiento y en 45 a 52 días ya empieza a tener vegetales. Una vez llegue la nave y aterrice en ese lugar, pues los astronautas abren el módulo y ya tienen vegetales en el lugar”.
Agregó que, incluso si no se llega a dar el viaje a Marte en un futuro cercano, lo que se desarrolle en ese experimento también podría usarse en la tierra en caso de desastres naturales.
“Imagínense poder tener módulos de esos en diferentes partes de la tierra, y eso es como un tipo de arca, ahí tienes semillas creciendo, ahí tienes vegetales creciendo”.
El joven Román Ruiz subrayó que “en verdad es un privilegio estar aquí en Engine 4, es un privilegio brutal poder desarrollar el futuro. Nosotros hemos trabajado con la NASA, y seguir trabajando con ellos y aportando al futuro, es una experiencia brutal. Y más el conocimiento que uno adquiere en ingeniería mecánica y como tal todos los aspectos que tienen que ver con las plantas y eso, es muy interesante y enriquecedor”.
“Y esto es una oportunidad tremenda. Si esto puede salir de Puerto Rico, esto nos va a poner allá arriba, como una cuna de grandes mentes, de gente que trabaja, y gente que puede lograr grandes cosas”, agregó.
Como parte del anuncio, Torres resaltó que el centro, como ha hecho y continúa haciendo con un sinnúmero de proyectos de inteligencia artificial y robótica, está apoyando a los estudiantes en ambos proyectos.
“La idea de esto es ser facilitador, que el centro sea un lugar donde tengan las herramientas y puedan expandir sus conocimientos y la conectividad con otras universidades, las locales, las de Estados Unidos y también de Europa, laboratorios que hacen alianzas con nosotros, como el Space Research Technology, que nos brinda, auspiciado, la tierra simulada marciana”, comentó Torres.
En cuanto al experimento MESSAR, afirmó que “no es solo un experimento en la Estación Espacial Internacional, es la prueba de que desde Puerto Rico podemos diseñar y ejecutar ciencia de frontera que impacta la humanidad. Con este proyecto demostramos que la Isla tiene el talento, la visión y la capacidad tecnológica para ser protagonista en la exploración espacial y en la creación de soluciones que transformen el futuro en la Tierra y más allá”.
Torres sostuvo que siente “un gran orgullo” al poder colaborar en estos proyectos y las entidades involucradas. “Pero más que eso es el ver que muchos de los que me dieron la mano son boricuas que dirigen estas operaciones: Sotomayor de NASA, que ahora está retirado; el CEO de la Estación Espacial Internacional, Rey Lugo, puertorriqueño; el COO (Chief Operational Officer) de la Estación Espacial Internacional, Francisco Córdoba, puertorriqueño; los botánicos de aeroespacial de la Universidad de UCF, boricuas también”.
“O sea, la cantidad de personas que he visto en esta trayectoria, y con las que he podido trabajar, colaborar, y tener esa estrellita, como digo yo, emblemáticamente en nuestro resumé, me llena de orgullo que son de aquí, de Puerto Rico. Y eso motiva más entonces a que los estudiantes cojan esto de ejemplo y luchen por estar ahí”, afirmó. “De que podemos crear tecnología localmente, lo están viendo aquí hoy. De que podemos traer esos técnicos, esos ingenieros boricuas que están allá y crear posiciones y laboratorios de tecnología grandes aquí en Puerto Rico, y poder crecer en programas aeroespaciales y otras áreas, se puede. Lo que necesitamos es seguir uniéndonos, colaborar, tanto lo que es gubernamental, privado, unir esas fuerzas para poder crecer y llevar cosas positivas en la Isla”.

Por su parte, el alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera, alabó el trabajo y los logros de Engine 4, una apuesta para “insertar a la ciudad en el campo de la tecnología y las ciencias de computadora”, que lanzó en 2016, en el edificio que había quedado abandonado luego de la mudanza de la defensa civil, y no ha dejado de rendir frutos desde entonces, incluso en los momentos más difíciles, como luego del huracán María, que acogió a 100 empresas para que pudieran seguir operando.
“Aquellos que no se inserten en las tendencias del futuro, se van a quedar bien atrás. Aquellos que no se inserten en el campo de la tecnología, entonces no van a poder conseguir empleos”, auguró el alcalde.
En resumen, queda claro que, a este punto, al menos para estos jóvenes estudiantes, aquella frase de “el cielo es el límite”, parece haber quedado pequeña y, más bien, no sería exagerado decir que, “la inmensidad del espacio es el nuevo límite”.