La búsqueda de la suerte a través de la Lotería Tradicional, se mantiene latente en el casco urbano de Corozal, a juzgar por las decenas de clientes que, semanalmente, acuden al puesto de trabajo de Moisés Vázquez Rosado, ubicado detrás de la Casa Alcaldía.

Sentado en una silla y con una modesta mesa donde coloca sus billetes, Vázquez Rosado, siempre sonriente y de buen ánimo, saluda a los transeúntes que desde sus vehículos le gritan, le piden números o le dicen “ya mismo regreso”, en medio del agitado tráfico de la calle Bou, una de las más transitadas de la zona pues da acceso directo al casco urbano.

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“Esto es algo que me gusta. Haciendo cuentas, llevo más de 25 años como billetero. Aquí llevo bastante. Vengo todos los días hasta sábado, depende cómo esté la venta. Vengo por las mañanas, y pues, ya la gente sabe que yo estoy aquí”, dijo el hombre de 70 años.

El humilde billetero comenzó la faena con 18 números y luego los aumentó a 24; y así se ha mantenido firme con una clientela estable, más el que llega por casualidad.

“Tengo 24 números y, gracias a Dios, que siempre lo vendo todo, nada se me ha quedado. Empecé con 18 números, pero se me iban rápido, así que lo aumenté y ya tengo 24. He vendido dos veces el tercer premio… Tengo como cinco billetes ajustados y los demás los vendo en pedazos”, comentó.

“Los mayores me compran y mucho joven también viene buscando la suerte. Llegan por igual hombres y mujeres. Muchos llegan buscando un número en específico, porque lo soñaron, lo vieron repetido y les gustó. Si vienen y no tengo el número, comoquiera me compran alguno. Si tengo uno parecido, se los ofrezco…”, contó sobre la dinámica con los clientes.

Entre risas y con un trato familiar para cada persona que llega hasta su puesto, Vázquez Rosado también destacó “la tarea” de elegir los “números ganadores”, que varios clientes le encomiendan.

“Ha venido gente que me dice: ‘dame cinco pesos acá del número que tú quieras. Escógelo tú para que me dé suerte’; y, como esto es suerte y verdad, yo le doy uno y algunos se han pegado, no con grandes cantidades, pero sí se han pegado con alguito”, manifestó.

Así lo confirmó, de igual manera, Ana Delia Suárez Marrero, de 82 años, quien –semanalmente- llega hasta el pueblo para realizar gestiones personales y suele darse la vuelta por el puesto de don Moisés. “Yo siempre vengo donde él, porque es amable y tiene paciencia con uno. Con él siempre cojo algo, picaduras, por eso siempre vengo donde él. Tiene números que yo le juego siempre y, sino, pues miro de los que traiga a ver si me dan suerte”, destacó la octogenaria.

Y, para validar la popularidad de Vázquez Rosado, don Agustín Marrero Cosme, de 83 años, dijo que en el pueblo “lo conoce todo el mundo. Así como lo ves ahí sentado; la gente pasa, lo saluda, le compra algunos billetitos, hablan con él un rato y muchos se van con la suerte en mano. Se entretiene uno aquí con él”.

Así, este billetero se ha ganado el corazón de su gente en una faena que disfruta a diario.

“Me gusta estar aquí, hablar con la gente, compartir con todo el que llega aquí, pero, sobre todo, los billetes, me gusta vender billetes”, concluyó.