Columna de Opinión

Estoy bien seguro de que leíste el título de este escrito y te causó confusión, asombro y probablemente hasta disgusto.

Sin embargo, esa no es la intención y ya te darás cuenta.

Este domingo se celebra en Puerto Rico y Estados Unidos el Día de las Madres en donde por 24 horas honramos a ese ser especial que nos cargó por nueve meses en su vientre y que, sin ninguna duda, daría la vida por nosotros.

La llenamos de regalos, la llevamos a un restaurante, en fin, ese día hacemos que se sienta como lo que es, una reina. De más está decir que es una de las temporadas de más movida comercial en Puerto Rico con la venta de flores, arreglos, tiendas por departamentos y restaurantes.

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Obviamente, no puede faltar la foto con mamá en las redes sociales dedicándole palabras hermosas y hasta presumiendo los regalos. Eso es lindo, muy lindo.

Pero se acaba el día, ¿y ahora qué?

No se puede generalizar y decir todos, pero en muchos casos, pasa el Día de las Madres y mamá se queda sola, se queda esperando al próximo año o alguna época especial para volver a reunirse con sus seres queridos.

Se queda contando los días para recibir mimos, recibir atención, sentirse escuchada y querida.

Así pasan las horas muchas de nuestras madres en Puerto Rico. Se sienten solas, abandonadas y faltas de ese cariñito que solo los hijos le pueden inyectar. El ajoro de vida nos consume y muchas veces ellas pagan las consecuencias.

Admiro esos hijos que a diario llaman a sus madres, que cada dos o tres días o cada fin de semana van y los visitan Esa es nuestra misión, velar por ellas y devolverle todo lo que por años hicieron por nosotros en nuestra crianza porque si hoy estamos donde estamos es por ellas, y claro, sin dejar a un lado a nuestros padres que ellos también influyeron.

Madres, tienen sus fallas y defectos, es normal, pero son dentro lo que podemos decir son perfectas. Nos criaron a empujón, como entendían que debían porque no hay ningún manual que les dijera cómo hacerlo. Madres son aquellas que cuando no hay comida suficiente dicen que no tienen hambre para que sus hijos coman.

También son esas que, aunque les duela la vida, están de pie para echar pa’ adelante a sus hijos. Las que con orgullo dicen “ese es mi nene o esa es mi nena” aunque ya tu tengas 40 y pico de años. Y claro, no podemos dejar pasar por alto que son las expertas en puntería lanzando chancletas, pero, aun así, las amamos.

Datos del Departamento de la Familia indican que unos 200,000 viejos en la isla viven completamente solos. Esta cifra es alarmante. Muchos de ellos han sido abandonados en hospitales o en clínicas.

Y sin contar aquellos que no tuvieron hijos, en esa cifra hay muchas madres que desean no solo recibir un arreglo el Día de las Madres, ellas desean recibir una llamada de sus hijos, una visita, un abrazo.

¿Se han dado cuenta que cuando nosotros los hijos llegamos a la casa de nuestras madres ellas se ponen bien contentas? Ni preguntan si comimos, simplemente prenden la estufa y se ponen a hacer algo para “el nene” o “la nena”. Se ponen a colar café, se quieren sentir útiles y sentirse acompañadas.

Es por eso que no debemos celebrar hoy el Día de las Madres, no, celebrémosla todos los días. No hay que llenarla de regalos, ni de flores ni llevarla a un restaurante caro a comer. Con darle la atención, el cariño o invitarlas a un almuerzo o a un café en la esquina, basta. Con escucharla cómo le fue en el día, en la semana, que compartan anécdotas del pasado, que recuerden los chancletazos que nos dieran y que se rían un rato.

No hace falta que llegue el Día de las Madres en mayo, para llevarle flores, un detalle, para decirle cuánto la amamos o para dedicarle un mensaje en las redes sociales, eso puede ser cualquier momento.

Cualquier día es especial para devolverle todas esas noches que rompieron cuando estábamos enfermos, todas las veces que dejaron de ser ellas, para ser de nosotros, todos los momentos que dejaron a un lado para poder complacernos.

Quisiéramos, pero por ley de vida nuestras madres no son eternas. Así que hoy es un buen día para comenzar a reflexionar y no solo celebrarla el Día de las Madres. Vamos a celebrarlas hoy, mañana y siempre y si no están con nosotros, celebremos en su memoria.