Esa ha sido la rutina por más de una década para el pescador comercial que ha sufrido un descomunal trastoque en su faena diaria debido a los daños ocasionados por el huracán María y las continuas marejadas en los hábitats de las diferentes especies marinas. 

Ayer fue un día de suerte.

La condición marítima había mejorado y regresó con 58 libras de langosta.

Pero hace un año la historia era mucho más alentadora.

“En estos tiempos, esto es buena pesca... pero antes del huracán yo hacía el doble o triple de eso. Lo que pasa es que con los revoluces de la tormenta se me destruyeron 16 nasas (arte de pescar que consiste en una trampa para capturar pulpos, langostas, entre otras) y ahora trabajo con lo que quedó. Además, hemos tenido el problema de las marejadas que muchas veces no nos permite salir a pescar y esbarataron mucho los corales y otros lugares en el fondo del mar”, expresó en tono frustrado el hombre quien para tratar de balancear las pérdidas y cogiendo pon con la demanda, aumentó el precio de su pesca 50 centavos por libra.

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El pescador pertenece a un grupo de estos obreros del mar que venden la pesca del día en la Villa Pesquera de Las Croabas en Fajardo, a donde han llegado en estos días clientes de toda la isla buscando diversas especies de pescados y mariscos, entre estas colirubias, sierras, chillos, capitán, carruchos, pulpos y langostas.

“La situación que tenemos es que según llega la pesca, así de rápido se va. Definitivamente, este año será difícil cumplir con la demanda para aquellos que prefieren comprar pesca fresca”, dijo Awilda Torres, administradora del lugar y presidenta de la Federación de Pescadores las Cabezas de San Juan.

Ayer, la mujer maniobraba para tratar de complacer a los clientes y hacía gestiones para agregar al grupo a unos pescadores de Vieques.

Es un mecanismo para aumentar los productos que ayer se vendían con al velocidad de un rayo en la Villa Pesquera que también suple a diversos restaurantes de la zona. 

De hecho, según datos provistos a Primera Hora por el Departamento de Agricultura (basado en un censo realizado en febrero de 2018 en el 80% de las 40 villas pesqueras que hay en la Isla) la producción de pescados se redujo en los últimos meses a un 81% y la demariscos en un 75%.

En cambio, cabe señalar que en Puerto Rico, cerca del 90% del pescado y el marco que se consume se importa de países como Corea, China, Argentina, los Estados Unidos y otras partes del mundo. 

Mejor escenario de inventario han tenido en la pescadería Sardinera, también en Fajardo, donde su encargado Ángel “Guito” Serrano asegura haber vendido en los últimos dos días más de 70 libras de carrucho, 200 libras de langosta y cuatro quintales de colirubia.

“Pero no ha sido fácil. Apenas pudimos abrir hace dos semanas porque el huracán dejó esto destruido. No podíamos ni entrar porque el agua se metió hasta 9 pies de altura... y tuvimos que botar siete freezers que teníamos llenos de pescado y mariscos. Todo se decomisó, eso sin contar que perdí 56 nasas”, dijo quien, posteriormente, puso manos a la obra y levantó el negocio con la ayuda de otros pescadores que, prácticamente, “trabajan día y noche para poder mantener abastecidas las neveras”.

Apoyo de Agricultura

El secretario de Agricultura, Carlos Flores, aseguró a Primera Hora estar consciente del escenario actual de la industria pesquera y aseveró estar buscando estrategias para ayudar a los pescadores a “sobrevivir en estos tiempos”.

Destacó que de la información recopilada se confirmó que hasta febrero entre 15 y 20 villas pesqueras habían podido reanudar sus operaciones, tras el azote del ciclón.

Algunas, como la de Crash Boat en Aguadilla, fueron destrozadas por las históricas marejadas de principios de mes, cuando se llegó a registrar olas rompientes que sobrepasaron los 30 pies, según el Servicio de Meteorología de EE.UU.

“Esa de Aguadilla y la de Ceiba, por ejemplo, no han podido abrir nuevamente. Y eso afecta la producción local de la industria pesquera que, en promedio, es de 10%, pero que ahora mismo está reducida a un 7%”, dijo Flores al agregar que la producción de pesca local es de 1,200,000 libras al año.

Actualmente, esa cifra debe rondar las 840,000 libras. 

Con la misión de mejorar el panorama, el funcionario se reunió con los directivos de diferentes villas pesqueras, junto a la Secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Tania Vázquez, para atender sus reclamos.

Luego de la conversación, el secretario de Agricultura confirmó que para poder volver al mar los pescadores necesitan materiales para construir nasas, boyas, cables para pesca, anzuelos, pesas y otras mejoras en las villas pesqueras.

Como parte del acuerdo, el Departamento identificó $400,000 en la agencia que estaban destinados a otros fines, y que serán distribuidos a los pescadores a través de vales que se harán disponibles en las diferentes regiones agrícolas de la Isla.

“Es bien importante que cada pescador que solicite la ayuda tenga su licencia de pesca al día, pertenecer a alguna villa pesquera (incluidas las administradas por alcaldías), estar registrados en la DRNA y estar actualmente activo en su profesión”, dijo Flores.

De otro lado, el agrónomo expreso que apuesta a que en Puerto Rico se desarrolle una verdadera industria pesquera en las cuales hayan embarcaciones de 40 pies de eslora, con un capitán de navío y seis o siete tripulantes.

Actualmente, los pescadores tienen lanchas pequeñas y trabajan tres o cuatro días a la semana y descansan los otros tres.

Su meta es que estos estén tres o cuatro días en el mar y que cuando lleguen, salga otro grupo a pescar.

Mientras, otros trabajadores en tierra limpian, filetean y preparan el producto.

“Pero Puerto Rico no tiene eso. Tiene una industria que pescamos de la misma manera que hace 200 años. Es más bien artesanal. Por eso es que no pasamos de un 9 o 10% del volumen de pesca que se consume en Puerto Rico”, dijo.