A 18 meses de la paralización de los trabajos que viabilizan el dragado del Caño Martín Peña, residentes de las comunidades que viven en las comunidades aledañas al cuerpo de agua se expresaron cansados de los engaños y el discrimen del que sienten han sido víctimas por parte de las agencias federales en cuyas manos está  la continuidad del   proyecto.

En estos momentos su esperanza está en una reunión que sostendrá mañana la secretaria auxiliar del Ejército para Obras Civiles, Jo Ellen Darcy,  y la directora de la región 2 de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Judith Enck, a la cual fueron invitados. 

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“Para nosotros lo más importante  es que de esta reunión surja un plan de acción que permita que el proyecto salga del limbo en  el que ha estado por tantos meses. Esperamos que al final del día  haya ese interés que han mostrado tanto el Cuerpo de Ingenieros como la EPA”, expresó Lyvia Rodríguez, directora ejecutiva del Proyecto Enlace.

La continuación de los trabajos depende de la culminación y aprobación del informe de viabilidad  y la declaración de impacto ambiental del proyecto de dragado y restauración del Caño Martín Peña para entonces poderse mover a la etapa de  diseño.

La autorización de uso de una línea de crédito de  $165 millones aprobados para el dragado por el Congreso está condicionada  a la aprobación del proyecto de viabilidad que, a su vez, forma  parte del cumplimiento con la política pública federal ambiental.

“Por eso es tan crucial este momento, porque si no logramos una resolución en los próximos dos meses tenemos bien poco tiempo para  decirle al Cuerpo de Ingenieros, ‘sabes qué, vamos a buscar otra fuente de fondos...’”,  abundó Rodríguez.

Tras siete años de iniciado el estudio de viabilidad y la inversión de más de $3 millones en fondos públicos,  la comunidad no comprende cómo siguen apareciendo excusas -que  pudieron haberse planteado desde un principio- para entorpecer el proyecto. 

Entre los últimos planteamientos que ha traído ante su consideración el Cuerpo de Ingenieros está el hecho de que nunca han realizado un dragado de rehabilitación ambiental.

Parte de las razones  para no entrar en un proyecto de este tipo, detalló Rodríguez, es que crearía un precedente para la agencia. “Parte de las razones que se han esbozado es que esto pudiera comprometer el presupuesto de obras civiles porque estarían entrando en un proyecto  que no es la prioridad  histórica de la entidad”, abundó. 

En el camino también han habido un sinnúmero de exigencias con las cuales la comunidad  ha cumplido. “Por más de 40 años esa entidad federal  ha tenido participación directa estudiando los problemas del Caño y, pues, como que ya se ha invertido mucho dinero en estudios y sí,  siempre hay que hacer unas cosas, pero necesitamos movernos hacia adelante”, sostuvo Rodríguez.

Para Félix Colón, de Barrio Obrero Marina,   el alegato del Cuerpo de Ingenieros de no haber realizado un dragado de este tipo es simplemente “irrisorio”.

“Es posible que ellos quisieran jugar con nosotros, con las comunidades del Caño, sin saber que estaban despertando a un monstruo dormido”, abundó.

Rafael Polanco, vicepresidente de la asociación de residentes de Las Monjas Renace, está seguro que  la realidad en este proceso es que el Cuerpo de Ingenieros nunca tuvo en agenda el proyecto del dragado. Es la única respuesta que tiene ante tanta dilación luego de que la comunidad cumpliera cada una de sus exigencias.

“Ellos pusieron un barómetro a ver hasta dónde llegaba la tolerancia y capacidad  de nosotros y como vieron que la capacidad ha podido más... no hallan cómo darnos una respuesta”, planteó Polanco.

Mientras, cada vez que llueve las comunidades siguen sufriendo de inundaciones y todos los problemas de salud que ello conlleva. Según estudios realizados a través de  las ocho comunidades, el retraso del dragado ha provocado niveles más altos de enfermedades crónicas y agudas entre los residentes. Por ejemplo, la prevalencia en el reporte de casos de asma entre los niños menores de cinco años es el doble en comparación con el resto de la población.

“Hemos sido una comunidad marginada por muchos años a pesar de que somos una de las comunidades más antiguas.  Al sol de hoy la gente que bajó (hace 100 años) de la montaña y de otros pueblos buscando progreso... continuamos buscando el progreso”, lamentó  Rafael Ocasio Barreto de Buena Vista, Santurce.

“La gente piensa que superarse es tener un carro nuevo e ir a la universidad y eso es parte de superarse... pero seguimos con las mismas problemáticas de inundación, falta de alcantarillado...”, apuntó el hombre. 

José Caraballo, del Comité de Realojo  de Barrio Obrero Marina, dijo sentirse engañado por los funcionarios que en alguna ocasión visitaron la comunidad. Con el pasar de los años y ver que el proyecto sigue en un letargo se pregunta si todo fue parte de un espectáculo.

“Ellos vinieron a sentarse aquí con nosotros  o fue meramente un show para decir que estaban a favor de nosotros para luego  venir con esa ridiculez de que nunca han hecho ese tipo de trabajo. Hello, estamos en el 2015, no estamos en el 1900... quién se traga eso”, cuestionó Caraballo.

Coincide con sus vecinos en el hecho de que las autoridades federales nunca pensaron que se toparían con una comunidad activa dispuesta a hacerlo todo.  

“Se encontraron que aquí se formó una lucha para defender no solamente nuestra  salud y el bienestar de nuestra gente sino del cuerpo de agua, que ellos son tan responsables como cualquiera de este país de que el cuerpo de agua se encuentre como está”, dijo Caraballo.

Las expresiones de estos vecinos, dijo Rodríguez, sin duda son un reflejo del sentir de cada uno de los que  aman su comunidad. 

“Yo creo que la gente se cansó y por eso han decidido manifestarse como lo están haciendo. Entendemos que donde hay voluntad, hay manera de hacer las cosas. Lo que hay que hacer es que esa voluntad