Solo la primera parte del cementerio que data de 1855 no sufrió daños y es la que permanece abierta. En esa porción, la más pequeña, es donde yace el Mausoleo de los Mártires de la Revuelta de 1868. El resto del histórico camposanto está cerrado y no se puede acceder a los nichos y panteones, como en el que reposan los restos del poeta Clemente Soto Vélez y de muchos otros lareños. Los enterramientos se tienen que hacer en cementerios aledaños, mientras algunas familias han optado por la cremación, aunque se vean forzadas a mantener en sus casas las urnas con las cenizas de los difuntos porque no tienen donde depositarlas.

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La parte del cementerio que colapsó está aislada por una verja de planchas de zinc que impide el acceso al público y aunque la condición del lugar es crítica, el sepulturero del pueblo, Luis Robles asegura que “todavía se puede hacer algo”. El humilde hombre le hizo un llamado al alcalde, Roberto Pagán Centeno de que sienten a “dialogar” para buscar una solución al problema que se ha agudizado.

“El problema más grave es que la mayor parte de la gente tiene los panteones allá abajo y se están yendo para otros pueblos, gente que no tiene dinero comprando en cementerios privados, metiéndose en embrollos, pagando $10 mil teniendo su panteón ahí. Le dicen que su panteón esta bueno, pero no los dejan pasar”, sostuvo Robles.

El enterrador dijo que el municipio tiene un registro y “le dice a la gente si el panteón está bien o mal”, pero sólo puede entrar el que tenga una orden de exhumación.

“A veces viene gente y pegan a llorar ahí. Me dicen: ‘Luis por favor chequéame la tumba del nene, chequéame la tumba de papá o de mamá’ y yo no puedo hacer nada”, sostuvo el sepulturero.

“Al principio me reuní con el alcalde y le expliqué para ver si podíamos llegar a un acuerdo y ayudarnos mutuamente. Yo estoy capacitado para ayudarle ahí, hay muchos panteones que están buenos. Podemos buscar de un lado y otro, las ideas… Había unos nichos allá abajo que podíamos dejarlos, todavía hay tiempo pa’ bregar con eso y así las personas se tranquilizan, porque aquí todo el que viene, viene a pelear y tienen razón porque ya van dos años”, relató Robles, quien ha dedicado más de 50 años de su vida a dar cristiana sepultura a sus compueblanos.

“Le dije a él que esos nichos que están allá abajo se podían dejar allá abajo, sacar las tumbas que están viradas y tratar de arreglarlas porque hay más tumbas buenas que malas. Él dice que son 1,700 tumbas que están rotas y poniendo a dos muertos por tumba, debe haber como 3 mil muertos… Ahora me dicen que van a sacar todo eso pa’ un cementerio. No sé a dónde es, pero eso no lo van a sacar nunca de ahí, es difícil”, aseguró el sepulturero, quien entiende que el alcalde “está mal asesorado”.

“Ahora es que está eso malo ahí porque se ha ido derrumbando más porque llueve y llueve y la yerba está tapando todo eso. Antes yo exhumaba, ahora tienen que venir dos personas de sanidad a retratar y hacer el trabajo con el director fúnebre”, dijo para agregar que “cuando se les tranca el bolo allá abajo” recurren a él por su experiencia.

Incluso dijo que después del huracán María en la parte más afectada “que está después de la alcantarilla” llegaron a enterrar entre 80 a 90 personas en los panteones que no sufrieron daños. “Entiendo que todavía estamos a tiempo. Si el alcalde se sienta a dialogar conmigo le buscamos una solución al cementerio. La Guardia Nacional vino dos veces ahí en 2013 y el trabajo que hizo fue perfecto. A quien había que buscar, pues a la Guardia Nacional. Ellos saben bregar”, opinó Robles.

De las tumbas quebradas dijo que han podido sacar unos 40 a 50 difuntos y aunque la situación es crítica indicó que no hay restos expuestos.

“Cuando yo entraba si veía cualquier resto lo tapaba… he visto cajas, pero no abiertas con cuerpos, al principio sí, pero ahora no”, sostuvo.

“Si logramos arreglar la parte de abajo que es la más que nos preocupa, la parte del muro porque allí también metieron 50 y pico de muertos en la tierra. To’ el que se moría por ahí lo enterraban allí y eso está colapsao, los panteones están encima de esos muertos en tierra. Eso se hundió como siete pies”, describió Robles.

La comunidad sigue tocando puertas

Por su parte, Cándida López, portavoz del Movimiento Ciudadano pro Cementerio de Lares atribuyó la caótica situación del camposanto lareño a la burocracia gubernamental.

“Aquí ha habido una negligencia crasa, una inacción total de parte del gobierno, tanto municipal, estatal como a nivel federal”, sostuvo la líder comunitaria, quien también considera que el estado de emergencia en el cementerio que decreta una resolución recientemente aprobada en el Senado y que está pendiente en la Cámara de Representantes “tenía que decretarse inmediatamente después que pasó María”.

“Entiendo que el alcalde no ha sido proactivo con la situación que aun teniendo Cámara y Senado, Gobernador, Comisaría Residente y la Legislatura Municipal a su favor, se quedó esperando según él por la permisología de FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias). Eso es lo que él alega”, dijo López.

Subrayó que “la falta de acción” ha empeorado la situación por las lluvias, además “del dolor de los lareños” que no tienen donde enterrar a sus muertos.

“Uno siente impotencia. Yo misma estoy pasando por el proceso. La tumba de mi mamá se afectó, yo le traía sus flores y la mantenía limpia y va a hacer dos años que no he podido entrar. La tumba se fue de boca y se partió. Al año y medio, al ver que no pasaba nada, fundamos este movimiento. Esto es algo que no entendemos”, expresó para agregar que le cursaron una carta a la gobernadora, Wanda Vázquez Garced solicitándole que tome acción “y que nos ayude en el proceso”.

López recordó que en el 2013 cuando hubo otro deslizamiento de terreno que afectó a varias tumbas en el cementerio el gobernador de turno, Alejandro García Padilla activó la Guardia Nacional.

“Trajeron freezers para poner los cadáveres mientras se hacía el proceso y todo fue como mucho más ligero. Ya a los tres, cuatro meses habían tratado de resolver, pero ahora ha pasado demasiado tiempo”, sostuvo López y dijo que pidió turno en la Cámara para oponerse a la resolución que declara en estado de emergencia al cementerio lareño.

“De esa resolución no esperamos mucho porque decir que le das 20 días a las agencias para que den la permisología, dos años al Alcalde para que exhume los cadáveres que están expuestos y los ubique en otro lugar y cinco años para conseguir otro cementerio, estamos hablando de posiblemente ocho años más y mientras tanto, nuestros difuntos, nuestra gente, sigue falleciendo y no tenemos donde enterrarlos”, expresó.

Añadió que supuestamente FEMA aprobó un dinero para mitigar el área colapsada y para adquirir un nuevo cementerio en el barrio Espino. “Lo que nos preocupa es que el alcalde tiene conocimiento de que ahí hay 20 cuerdas, pero solo de 4 a 5 son hábiles para hacer un cementerio. Lo demás es un risco derecho y también hay ojos de agua. Es algo que nos asusta hasta cierto punto que vaya a ser algo repetitivo de lo que ya tenemos aquí”, afirmó la líder comunitaria.