Tírate para las casitas jíbaras encendidas en Comerío: “Me emocioné”
Por primera vez la comunidad Higüero las transformó en un espectáculo navideño.

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Al jíbaro de antaño, que sostenía la economía de la Isla con sus manos y el sudor de su frente, se le homenajea en Comerío.
A través de 36 estampas, imitando los hogares de nuestros antepasados que vivieron durante la década del 1940 a 1950, los residentes de la comunidad Higüero avivan el área, cada verano, con tradiciones antiguas, emulando a nuestros ancestros.
Sin embargo, tras 41 años de celebración y de honor a nuestra cultura, los colaboradores y quienes mantienen las casitas por primera vez las transformaron para celebrar la Navidad, iluminando el campo con luces verdes, rojas, azules y blancas, enalteciendo así la festividad borincana a son de parrandas y aguinaldos.
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“Cuando vi ese monte encender (con las luces), me emocioné”, confesó a Primera Hora Jorge Morales, quien heredó la organización del evento después de que su padre, Ángel Luis “Wiso” Morales, falleciera en 1997.
“Cuando prendieron esas casitas, eso (era) un paraíso. Yo estaba en la tarima y cuando mandé a prender las luces, yo empecé a llorar de emoción, de alegría, no porque brillaran tanto, sino lo que logró una comunidad, algo tan (bonito) sin darnos un vellón nadie”, agregó.
Desde el 20 de julio de 1984, don Wiso ha resaltado las costumbres “jíbaras” a través del Festival El Jobo. Más aún, del 28 al 30 de noviembre se celebró por primera vez la edición navideña, dejando un encanto aún mayor entre los visitantes.
Lo más que atrae de este festival, ya sea en verano o navidades, son las estampas, pues recuerdan a los visitantes de cómo vivían los jíbaros de la montaña.
“Fue un éxito total. Yo me quedé sorprendido. La época de la Navidad llama a revivir todas las costumbres de Puerto Rico. Gustó más que (el festival) de verano”, dijo Morales.
Las estampas aún se pueden visitar, aunque el festival ya culminó. Puede ingresar “Festival El Jobo” en la aplicación Google Maps. En ocasiones, algunos visitantes han resaltado que la aplicación los desvía a otra área. De suceder eso, puede acceder fácilmente al ingresar “El Higüero Pizza & Rest”, lo que lo llevará al área.
La actividad podría repetirse en noviembre 2026, si así lo determina la comunidad y si se reúnen los fondos necesarios, ya que Morales reiteró que no acepta donaciones del municipio ni ninguna entidad gubernamental; por lo contrario, vende almuerzos para reunir dinero para organizar y producir el festival.
Como todo empezó
Don Wiso Morales tenía un sueño: resaltar nuestra cultura a través de un festival. El primero fue en julio, pero evolucionó con los años y, para los 1990, optó por celebrarlo en el lugar donde nació: la comunidad Higüero.
Como es común en nuestro vernáculo, el festival se bautizó como El Jobo por un árbol que se usaba como punto de referencia para llegar al lugar.
“El Jobo en esta comunidad es un sitio simbólico, porque este árbol fue el escenario de la generación que ya partió y que ahora la generación de ahora el damos vida a lo que esa comunidad hacía en esos tiempos”, explicó Morales al agregar que la topografía del área es “difícil”.
Fue en la decimotercera edición, en 1997, que don Wiso falleció, justamente durante el festival.
Lo particular del evento cultural, que se ha mantenido por varias décadas, son las casitas, “que le dan vida a la comunidad”. Todas simulan una casa de un jíbaro que vivió entre 1940 y 1950.
Se celebra “una competencia sana” para determinar las casitas más curiosas y creativas, las cuales fueron construidas por la misma comunidad.
“Eso es un manjar de lo que es cultura”, aseguró al señalar que llegan personas de toda la Isla y hasta de la diáspora para participar de la celebración.
En mayo, Morales lleva el Festival El Jobo a Estados Unidos.


