Salinas. En el 2003, la necesidad de un hogar los llevó a invadir unos terrenos y tras una larga lucha el ex alcalde Carlos Rodríguez Mateo logró que le otorgaran el servicio de electricidad y comenzara el proceso del alcantarillado y agua potable.

Diez años más tarde, después de fundar la comunidad Villa Esperanza, unas 60 familias aún esperan por la acción del Gobierno.

Brunilda Colón, presidenta de la Junta de residentes, explicó que hace unos años establecieron una entrada a la comunidad aledaña al antiguo desvío, pero con el comienzo de la construcción del puente sobre el Río Nigua la misma fue cerrada y actualmente el único acceso que tienen es por la comunidad Playa, que en tiempos de lluvia los deja incomunicados.

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“Le estamos pidiendo a la alcaldesa Karilyn Bonilla que nos haga otro acceso por un lugar más seguro”, dijo la portavoz de los vecinos.

Esta señaló que tuvieron una reunión con la alcaldesa el pasado 5 de febrero, en la que esta les presentó la alternativa de una carretera cercana al tramo por el que transitan y que, además, les dijo que los trabajos podrían demorarse dos años, esto sin contar el tiempo que puede pasar buscando los fondos para el proyecto.

“Una alternativa económica es abrir los accesos a la urbanización La Margarita, por donde entrábamos en el pasado hasta que los vecinos se opusieron”, mencionó Colón al referirse a unas rejas colocadas en las calles por el ex alcalde a petición de los residentes.

Argumentó que la carretera que propone la alcaldesa no es viable, porque también se inundaría en caso de fuertes lluvias y se repetiría el mismo problema.

Por su parte, Joel Méndez, dijo que en el plano de la construcción del nuevo puente nunca se consideró hacer un acceso para su comunidad y aseguró se sienten marginados y olvidados.

“La alcaldesa quiere presionarnos para que abandonemos nuestros hogares”, indicó el vecino, quien vive en Villa Esperanza hace seis años.

Otro de los problemas expuesto por los residentes es que los trabajos de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) no se han completado, por lo que continúan sin la conexión del servicio en las viviendas.

“Instalaron los contadores y no terminaron”, manifestó le presidenta, quien añadió que debido a esta situación las calles no han podido ser asfaltadas.

“El problema del polvo fugitivo afecta nuestra salud”, expresó Vanessa Suarez.

Los vecinos coincidieron en que de no recibir acción alguna del Municipio y las agencias pertinentes seguirán viviendo como lo han hecho por años.