Espero que cuando lean estas líneas, en este día de Navidad, estén disfrutando de la alegría que todos y todas esperamos para esta época. Que estos momentos de regocijo se extiendan por la temporada y nos acompañen todo el próximo año 2024, que recibimos en unos cuantos días.

Será un año electoral, así que tenemos que echar mano de todas las herramientas posibles para no perder la paz.

Quisiera pensar que hoy nadie se ha quedado sin su regalito y que reciben un abrazo y el amor de su familia, allegados o amigos. Pero sé que esa no es la realidad para todo el mundo. Esta temporada acentúa, particularmente, la soledad para muchas personas. Tantas familias están separadas por haber tenido que abandonar el país; muchos tienen a sus hijos en el exterior. Otros están atravesando el dolor y el luto, por haber perdido de manera prematura a un ser querido. En fin, la época que supone ser la más feliz subraya con crueldad la infelicidad propia.

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Es por eso que en esta temporada aflora la intolerancia y, tristemente, ocurren tantas desgracias. Repetimos como el papagayo “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo”, y no estamos conscientes de que ese estado de felicidad no es tan fácil de alcanzar para muchas personas.

Al recitar hoy la célebre frase, vamos a añadir ¿Qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por ti? Tal vez la respuesta sea –”estoy bien”, pero con solo ese gesto pudiera ser que le devolvemos la esperanza a alguien que se siente desamparado. En particular a nuestros viejitos que se han quedado solos.

Recordando, además, que durante las fiestas muchas personas caminan por ahí con una máscara, exhibiendo una alegría que es la que se espera, pero que no es real o tal vez sea muy efímera. Así que nunca sabemos quién realmente está en necesidad.

Por otro lado, ya que se avecina el nuevo año, y este 2024 promete, deberíamos añadirle a la felicitación: “Espero que este año nuevo aprendas a practicar y cultivar la tolerancia”. Esa no es una frase de postalita de Hallmark, pero es justo lo que necesita este país en este año al que le daremos la bienvenida la semana próxima. Esto aplica a nuestro diario vivir y, por supuesto, a la contienda política que ya está aquí. La rivalidad política y electoral saca lo peor de las personas.

Aunque muchos estamos apostando a la llegada de una generación de electores que genuinamente quiere hacer las cosas distintas, no podemos olvidar que una contienda es de todas formas una competencia y alguien tiene que ganar. Y muchos piensan que para ganar todo se vale, pero eso no es cierto.

Así que este año les exhorto a que practiquen la tolerancia. A veces somos muy veloces al juzgar a las personas sin conocer todas sus circunstancias. No es la receta de la felicidad, pero es uno de los ingredientes y aporta tanto al bienestar propio como el de los demás.

En la medida en que puedas ejercer la tolerancia y el autocontrol no llegarás a ofender al otro y no tendrás que arrepentirte. Beneficio también para el colectivo si logramos una convivencia más armoniosa. Y en la receta voy a incluir las redes sociales. Tengan en cuenta que las redes sociales son una gran herramienta, pero no es ahí donde transcurre la vida misma.

En fin, espero que esta Navidad y Año Nuevo sea uno lleno de felicidad, pero no de la que esperamos que llegue por arte de magia, sino de la que podemos construir con nuestras acciones y nuestra actitud hacia los demás. ¡Felicidades!