Luego de meses de confinamiento, de restricciones y de distanciamiento social, esta tarde el gobierno abrió las puertas a algo más cercano a la normalidad.

Los restaurantes, los comercios, los spas, los gimnasios y otras áreas de disfrute social y de servicios podrán volver a abrir asegurando la salubridad y protección de los que asistan a estos lugares.

Aunque son muchos los que ansiaban que llegase este momento, ir a la playa, a las tiendas, al cine, hay otros que aún sienten miedo a salir y contagiarse con el covid-19.

Aunque clínicamente no hay un diagnóstico para esta conducta, según lo estipula la Asociación Americana de Psicología, la sociedad lo ha nombrado como el Síndrome de la Cabaña.

Este término ha ganado gran notoriedad en estos tiempos señalando el miedo que siente el individuo a salir de su casa en tiempos del coronavirus.

El pavor que sienten algunas personas de reintegrarse a la vida cotidiana es real y se asocia con el miedo a contagiarse.

Es de conocimiento general el que el distanciamiento social ha traído en mucho insomnio, desasosiego, ansiedad, minusvalía y hasta depresión. El salir sin una vacuna, sin saber cómo reaccionara la sociedad trae, en otra parte de la población miedo, ansiedad, desasosiego y hasta depresión de igual manera.

El quedarnos en casa en un principio pudo haber sido asociado con estar preso, pero con el paso del tiempo y ante el oír constantemente “quédate en casa”, las cogniciones cambiaron y lo que era una prisión se convirtió en un lugar donde se encuentra la seguridad convirtiéndose en un refugio.

Es por esto que para muchos el reintegrarse a la vida cotidiana traiga miedo y malestar emocional significativo.

Entre las personas más propensas a no querer salir por este miedo incapacitante se encuentran:

  • Los envejecidos
  • Hipocondriacos
  • Personas con problemas de salud física que los convierten en alto riesgo
  • Personas con diagnóstico de ansiedad y/o depresión

Tener miedo es algo normal, más aún en una pandemia donde lo impredecible domina. El miedo es el que nos ayuda a protegernos, a cumplir con las medidas y mantenernos protegidos. Cuando el miedo pasa el umbral del balance, comienza a paralizar a las personas y hasta cierto punto los incapacita a seguir adelante es importante trabajar con el mismo.

Que podemos hacer si sentimos miedo al salir de casa:

  • Aceptar que tenemos miedo y no juzgarnos. Debemos entender que es algo normal, pero no por esto puede llegar a dominarnos.
  • Salir poco a poco, podría comenzar saliendo a ejercitarse, a comprar artículos de primera necesidad en horarios donde haya poca cantidad de personas.
  • Continuar con las medidas de seguridad que incluyen el uso de mascarilla y el lavado de manos.
  • Evitar la sobre exposición a temas relacionados con el covid-19.
  • Aléjese de personas alarmistas que hablan constantemente del tema y de todo lo malo que ha traído.
  • Cambie las cogniciones. No se contagiará si sale, se contagiará si no sigue los protocolos establecidos para mantenerse libre de contagios.
  • Evitar por el momento lugares de mucha concentración de personas. Esto para evitar que los niveles de ansiedad aumenten.
  • De entender que no puede manejar el miedo y su estado de ánimo, busque ayuda profesional.

Si todos seguimos las reglas, vemos la expansión del horario como una oportunidad de volver a la normalidad de forma controlada y no como una oportunidad para hacer todo como antes podremos controlar la reproducción del virus.

Protéjase y proteja a su familia. Disfrute de ir a la playa, de poder ir a cenar, pero manténgase no con miedo si no con la mentalidad de que si se protege todo va a estar bien.

Si desea orientación y/o coordinar una cita con la doctora Ingrid C. Marin Espiet, psicóloga clínica licenciada puede comunicarse al (787) 222-4999 o vía email: imarinespiet@gmail.com.