La teta no se discute
Aún en el 2025, hay quienes creen que pueden opinar sobre hasta cuándo una madre debe lactar.

PUBLICIDAD

Amamantar no es solo alimentar.
Es sostener.
Es sanar.
Es criar con el cuerpo y con el alma.
Es un acto salvaje de amor y resistencia.
Pero aún en el 2025, hay quienes creen que pueden opinar sobre hasta cuándo una madre debe dar la teta. Que si “ya está muy grande”, que si “eso es costumbre”, que si “no hace falta”.
Opiniones gratuitas, sin base y, sobre todo, no pedidas. Mi hija está a punto de cumplir tres años. Y todavía lacta. Porque lo necesita. Porque la calma, la regula, la conecta. Porque ese pecho no es capricho: es refugio. Y nadie, ni por controversias, ni por ego, ni por conveniencia, tiene derecho a interrumpir eso.
Relacionadas
Resulta curioso cómo algunos, sin haber cargado jamás con un cuerpo agotado ni con una criatura aferrada al pecho, se atreven a opinar y hasta a exigir cuándo debe terminar lo que nunca han sostenido.
Lactar a un ser tan despierto, que corre, que pregunta, que siente y que exige, es tan retador como cuando los traes al mundo.
El cuerpo se agota, la espalda pesa, la mente tambalea. Pero una sigue. Porque el amor que se entrega desde el pecho no se interrumpe por fatiga, se honra con coraje.
Eso no es debilidad. Eso es fuerza. Y ese acto, que algunos quieren reducir a alimento, es parte de una rutina de vida. Un hábito nocturno que acompaña el sueño, que contiene emociones, que ancla. No se trata solo de nutrición. Se trata de vínculo. De apego. De seguridad emocional.
Investigaciones publicadas en el Family Court Review (Pruett, McIntosh & Kelly, 2014) plantean que el apego infantil no se rompe, sino que se transforma gradualmente a través del tiempo, con respeto y presencia emocional constante.
Algunos confunden ese apego con obstáculo, como si el amor que no dieron pudiera reemplazarse por horarios nuevos. Pero no funciona así. Mucho menos con una criatura que ha encontrado su forma de sentirse segura en el mundo. Y tal como enfatiza el Manual de Normas y Procedimientos de las Unidades Sociales de Relaciones de Familia y Asuntos de Menores (OAT, 2024), los cambios drásticos deben manejarse con extrema cautela, pues pueden afectar el bienestar emocional de los menores involucrados.
El desprendimiento, cuando ocurra, no será forzado. Será paulatino, como lo exige toda relación que ha sido construida con amor. Si algo debe causar alarma, es que haya quienes intenten romper ese vínculo desde fuera, sin comprender su raíz. A quienes entienden y respetan este proceso, gracias. En un mundo que constantemente quiere arrancarnos lo natural, ustedes validan lo esencial.
La teta no se discute. Es un vínculo de amor y resistencia. Y aquí, nadie tiene prisa.
¡Feliz Semana Mundial de la Lactancia Materna!