Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
PUBLICIDAD
A través de Facebook, mi amiga Baby (Nynah Ga To) reflexionaba acerca de lo doloroso que nos resulta el que lluevan balas todos los días en nuestra isla. Tanto las perdidas, como aquellas que tienen nombre y apellido son el reflejo de otras balas también mortales que disparamos sin darnos cuenta.
Decía Baby que disparamos balas al aire también “cuando traicionamos la confianza… abusamos de la tolerancia… cuando, para reforzar nuestra autoestima, humillamos o criticamos como si tuviéramos la verdad absoluta”.
Pensando en esas balas que ni vemos ni escuchamos, pero que nos pueden dejar heridas más profundas que las que provienen de un arma de fuego, pensé en aquellos que las disparan. ¿Cómo serían cuando niños? ¿A quiénes admiraban y respetaban? ¿Con qué veneno verbal y emocional tuvieron que ser tiroteados para hoy estar viviendo en un mundo tan miope de visión social, empatía y compasión como el que viven?
En nuestro país, las balas, las armas y las drogas caminan de la mano. ¿Cómo serían cuando niños esos egos enfermos que hoy, por obtener lo que creen que es poder, se burlan de la vida y del sufrimiento de otros? Tienen que haberles negado tanto alimento para sus espíritus. Dicen las enseñanzas budistas que el peor de todos los sufrimientos es el de aquellos que ni siquiera saben que están sufriendo. Y créanme, que viven en sufrimiento constante aquellos que creen encontrar la felicidad sembrando el terror. Siento mucha compasión por esos niños dolidos que se creen grandes. Más compasión les tengo a aquellos que saben quiénes son y no dicen nada. Nada va a ocurrir hasta que esas voces calladas tomen conciencia de que unos pocos vampiros encapuchados les están devorando las entrañas. Callando también se dispara. Miren a los niños heridos que tienen a su alrededor, abran la boca, y ayúdennos a recuperar nuestro país.
Tú preguntas
Tengo 18 años y tenía una amiga que era como una hermana para mí y ahora se ha convertido en una pesadilla en mi vida. Lo que yo creía que era amistad, era envidia, y ella se ha puesto a hablarle mal de mí a mucha gente. Aunque he tratado de hablar con ella, no consigo el diálogo. Me siento bien deprimida por esta situación y quisiera que me ayudaras.
Yo te respondo
A pesar de tu edad, me da la impresión de que emocionalmente eres bien niña. Estás permitiendo que una persona bien inestable controle tu vida. Entiendo que te duela el perder a alguien en quien confiabas, pero ya es hora de que la saques del celular y de Facebook y evites todo contacto. Si en algún momento se reencuentran, tal vez podrán reanudar la amistad. Ahora es momento de comenzar a crear nuevas relaciones en tu vida y pasar esa página.