Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
PUBLICIDAD
“Karma” es una palabra sánscrita que significa “acción”. Se habla de la “Ley del Karma” cuando nos referimos al hecho de que toda acción tiene una reacción; y toda causa tiene un efecto. Esta “Ley del Karma” o de “causa y efecto” nos dice que nada de lo que hacemos, decimos y hasta pensamos, ya sea positivo o negativo, pasa desapercibido. Aunque el concepto del “karma” viene de las filosofías espirituales del este, dentro del cristianismo tenemos la frase “lo que siembres, eso recogerás.”
Hay ocasiones en que nos parece que, a pesar de haber sido “buenos” y “justos”, el Universo no nos está recompensando. Nos frustramos al no recibir lo que esperamos y, peor aún, nos roba la paz el pensar que personas que hacen daño parecen continuar impunes.
La “Ley del Karma” no siempre es tan obvia como quisiéramos, pero créanme, siempre se cumple. Yo hace tiempo dejé de pensar en quién va a recibir qué lección y cuándo. La mente de un verdadero servidor del espíritu debe estar en buscar conocerse a sí mismo para evitar crear “karma” negativo y, a la vez, tratar de acumular cada día más puntos “kármicos” positivos.
Todos hemos metido la pata, cometido errores y herido consciente o inconscientemente a otros. Así que si quieres comenzar a balancear ese “karma” negativo que ya has generado, es hora de comenzar a pensar, sentir y actuar diferente. Aquí tienes algunas orejitas para el buen “karma”:
-Pregúntate por qué estás haciendo lo que haces. Y si tu intención no incluye la buena fe hacia los demás, entonces detente.
- Vive en honestidad contigo mismo. La mentira siempre nos hace ser peores seres humanos.
-Vigila tu coraje, porque te está avisando que hay algo que debes cambiar.
- Vive con consciencia de prosperidad: cuando sientas que no te hace falta nada, no tendrás necesidad de atacar.