Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
PUBLICIDAD
Siempre he escuchado decir que soñar con excreta o aguas usadas es sinónimo de prosperidad que está por venir. Pues tal parece que este año o me voy a pegar en la Loto o me va a caer muuuucho trabajo, porque la visión me llegó en vivo y a todo color.
El fin de semana pasado lo que debió haber sido la simple descarga de un inodoro se convirtió en una hedionda inundación. “¡Qué forma de comenzar el año!”, pensé. Tuvimos que hacer una limpieza con toneladas de cloro, llamar de emergencia a plomeros y todavía al día de hoy, tenemos baking soda y carbón vegetal regados por toda el área para “absorber” los sutiles olores que de vez en cuando se sienten.
Tengo que admitir que aun en medio de la desagradable situación, he tenido que reconocer cositas positivas. Por lo menos ocurrió dos días después de haber tenido en casa a un batallón familiar para celebrar la víspera de Reyes. Imagínense si aquello llega a explotar entre pernil y pasteles. Además, la muchacha que me ayuda a limpiar de vez en cuando, ese día llamó que estaba enferma, que vendría al día siguiente. Así que llegó cuando tenía que llegar y con una amiga como refuerzo.
Tan pronto conté por Facebook lo que me había ocurrido, comencé a recibir comentarios, algunos de otras “brujitas” como yo, que tendemos a buscarle la pata esotérica al gato en todo lo que nos ocurre. “Nena, que megapurificación va a coger tu casa”, me dijo una. “Esos destapes son maravillosos porque ayudan a que todo vuelva a fluir en tu vida”, me dijo otra.
Yo no sé si es sugestión o qué, pero les tengo que confesar que me siento diferente. Es algo que no puedo describir, como una sensación combinada de paz, bienestar, deseos de hacer y callada alegría. En los pasados cinco días he logrado establecer enlaces y comenzar proyectos que venía posponiendo desde hace meses. Poco me importa lo que digan los mayas o Nostradamus. A mí me “huele” que las cosas van a ser mejores este año.
Tú preguntas
Mi suegra vive en los Estados Unidos y el año pasado vino a pasarse un mes con nosotros. Fue una tortura para mí tenerla en casa porque es una mujer muy difícil y exigente. Ya nos dijo esta semana que piensa regresar por otro mes más. Mi esposo sabe cómo me siento y aun así le dijo que sí. Tengo mucho coraje porque siento que la está poniendo a ella sobre mí. ¿Estoy mal?
Yo te respondo
Es su madre y eso no va a cambiar. Dale gracias a Dios que sólo la tienes cerca un mes al año. Es momento de practicar la buena comunicación con tu marido, sentarse a hablar sobre el asunto y exigirle que le lea la cartilla a su mamá cuando venga y no permitirle que te falte al respeto. Y a ti, te toca desarrollar paciencia. Eso es amor.