Este martes se dio el cuarto Mensaje de la Situación del Estado del gobernador Pedro Pierluisi. En las páginas de este diario encontrará las incidencias, los aspectos más importantes y, por supuesto, las reacciones al mismo.

Mientras el primer mandatario se dirigía a los presentes, repasaba las caras de sus principales jefes de agencia, al tiempo que anotaba un dato curioso. Hace largo rato que un gobernador no mantenía casi íntegro su gabinete constitucional. Lo mismo ocurre con las oficinas ejecutivas, como la Secretaría de Gobernación, y Gerencia y Presupuesto.

Los pasados gobiernos enfrentaron la salida de muchos jefes de agencia. El cambia-cambia era la orden del día. Muy pocos pueden con el aguante de los tiempos modernos. El desgaste es uno acelerado tras la exposición pública. Redes sociales, medios tradicionales que han ampliado sus espacios noticiosos, programas investigativos y, por supuesto, la fiscalización. Me detengo en este punto.

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Salvo la administración de Aníbal Acevedo Vilá, no habíamos vuelto a tener un gobierno compartido. Lo que quiere decir que muchos de esos jefes de agencia del pasado estuvieron bajo fuego de legislaturas de su partido. Uno pensaría que este cuatrienio sería fuego a la lata. Una legislatura controlada por el PPD en la Cámara y con una multiplicidad de partidos en el Senado, augurarían fuegos artificiales. Ello no ocurrió.

El gobernador Pierluisi ha corrido solo. La fiscalización de la oposición ha sido pobre. Se podría contar con los dedos de una mano los legisladores que se han destacado en ese renglón y sobrarían dedos. El escenario de la corrupción quedó ocupado en este cuatrienio por los alcaldes. A nivel central, en el gobierno no se han dado casos escandalosos.

El fallo mayor de la administración Pierluisi ha sido la lenta ejecución de los miles y miles de millones de dólares. El dato ha sido corroborado por agencias federales. Sin embargo, el asunto no ha sido capitalizado como uno pensaría por esos partidos de oposición.

Pero dejemos esto atrás y pasemos a mencionar el gabinete constitucional, esos que llevan los tres años y tres meses de esta administración. Domingo Emanuelli, secretario de Justicia; Carlos Mellado, secretario de Salud; Manolo Cidre, secretario de Desarrollo Económico; Eileen Vélez Vega, secretaria de Transportación y Obras Públicas; Ramón González Beiró, secretario de Agricultura.

Seguimos con Ana Escobar, secretaria de Corrección y Rehabilitación; Alexis Torres, secretario del Departamento de Seguridad Pública (DSP). Aquí tenemos que incluir al Comisionado de la Policía, Antonio López Figueroa y al de Manejo de Emergencia, “Nino” Correa; que están debajo de la sombrilla del DSP y que están desde el principio del cuatrienio.

Siguiendo con el componente constitucional, tenemos a William Rodríguez Rodríguez; secretario de Vivienda y al de Recreación y Deportes, Rey Quiñones. En cuando a las oficinas ejecutivas adscritas al gobernador, tenemos a Noelia García, que se ha mantenido desde el principio en la explosiva silla de la Secretaría de la Gobernación; Juan Carlos Blanco, en la complicada silla de Gerencia y Presupuesto e Ivelisse Torres Rivera, en la Oficina del Inspector General.

Finalmente, tengo que mencionar al del Instituto de Cultura. Esta no es una silla del gabinete constitucional, pero llama la atención por mantenerse en el cargo por siete años y tres meses. Carlos Ruiz Cortés ha servido bajo tres gobernadores novoprogresistas, en una agencia que en el pasado siempre le dio dolores de cabeza a las administraciones estadistas.

Sé que existen casos en otras agencias y corporaciones públicas que tienen la misma situación.

Sin duda, el gobernador ha logrado mantener un equipo estable. ¿Representa esto éxito? Eso será evaluado en una primera parada electoral en junio.