Los certámenes de belleza son, sin duda, alguna parte de la cultura boricua.

Año tras año nos reunimos para ver quién será la mujer que en su pecho lleve el nombre de Puerto Rico. Este año no fue la excepción. El pasado jueves, 11 de agosto, Michelle Marie Colón le entregó su corona a Ashley Ann Cariño Barreto, del pueblo de Fajardo.

Definitivamente, este certamen será recordado por siempre, ya que por primera vez en nuestra historia el cuadro de las dos finalistas fueron dos mujeres negras y la corona la entregó otra mujer negra. Esto, reafirmando nuestra identidad puertorriqueña, la cual está conformada por la mezcla de la sangre taína, española y africana.

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En un momento en donde la diversidad y la inclusión está siendo celebrada, todavía hay mucho camino por recorrer. Este año la franquicia de Miss Universe Puerto Rico, liderada por Yizette Cifredo, apostó a abrazar la belleza boricua en todas sus vertientes y, ciertamente, lo lograron.

Las 28 candidatas, con las cuales tuve el privilegio de trabajar, pasaron por un proceso de entender el por qué eran dignas de cargar el nombre de su municipio en el pecho. Cada una fue una hermosa representación de la mujer puertorriqueña. Y es que las mujeres boricuas no somos todas iguales, por lo que es importante comprender que cuando nos hagamos conscientes de eso podremos apreciar la belleza que reina en nuestra Isla.

Hace algún tiempo en un escrito comenté que, para que una mujer sea considerada la más bella del país, se piensa que debe llenar las expectativas de todas las personas que habitan esta tierra. Entiéndase que sea alta, flaca, blanca, pelo lacio y castaño, ojos claros y que no opine mucho, porque calladita se ve más bonita.

Tenemos el problema que aquellas mujeres que no cumplen con estas características son consideradas como feas, exóticas o raras. Me refiero a aquellas que son negras, con curvas, pelo rizo, nariz grande y labios carnosos. Es que por nuestra condición de colonia no nos han enseñado a pensarnos desde el Caribe y olvidamos que somos una mezcla de razas. Aunque debo decir que hemos avanzado, porque la aceptación que recibió la candidata de Guaynabo fue extraordinaria, aún a pesar de las críticas y burlas que algunos ignorantes realizaron en nombre del prejuicio. En ocasiones no medimos lo que decimos ni mucho menos cómo lo decimos. Y es que nos ensimismamos o nos enfuscamos en pensar que somos los únicos que habitamos este mundo y nos olvidamos de cuánto afectan nuestras palabras a los demás.

Por suerte, la joven representante de Guaynabo está utilizando su voz, convirtiéndose en ejemplo para todas aquellas mujeres que aún no han descubierto la belleza que representan.

No tengo dudas de que con estos pequeños pasos que a diario estamos dando para cambiar el mundo, un mundo en donde se respete al ser humano y se reconozca la belleza que habita en cada uno, es posible.

Ashley Ann Cariño tiene en sus manos la responsabilidad de conquistar el Universo en compañía de un equipo de trabajo que le ayudará a brillar hasta en la Luna.