Es necesario soltar, apuntando a la confianza de que al final, todo siempre estará bien. Y estar bien es también pasar por las noches oscuras, momentos que nos sacuden, nos asustan o nos exigen cambios. Hay que despertar la voluntad, renovar fuerzas, si queremos sentirnos libres, felices y abiertos para lo próximo que viene, pues no hay tramos cortos, hay que darle frente al quehacer de soltar.

Dejar ir significa hacer el ejercicio interno de entregar el control de nuestros deseos más arraigados, planes y pequeñeces diarias con las que a veces nos podemos hasta obsesionar. Soltar es, despegarnos de todo aquello que no nos aporta como: el temor, a la incertidumbre, resentimientos, corajes, cargas y miedos. Todo esto, mientras continuamos el hacer diario hacia ser y hacer eso mismo que tanto queremos queremos, y ahí está la magia. El enfoque debe permanecer en el presente y en el camino dar los pasos permitiendo la flexibilidad de fallar, caernos y levantarnos continuando el paseo por la vida.

El control precisamente lo que hace es lo opuesto a lo que quisiéramos, porque se agarra tan fuertemente el deseo que, al no soltarse, no puede evolucionar. Como cuando los niños están listos para caminar y se agarran constantemente pensando que se caerán, al soltarlos, sucede la magia.

Soltar se puede hacer en meditación, en oración, en conversación con uno mismo o en terapia. Se puede hacer en llanto, en risas, en silencio o escribiéndolo. Como sea mejor para cada persona, más se logra solamente cuando la intención es sincera. A veces hace falta hacer el ejercicio más de una vez y con el paso del tiempo si el hábito de control y de no soltar regresa habrá que seguir practicándolo.

Esa entrega de que el bien mayor está en orden y en conocimiento absoluto de que nacimos para ser amados, abundantes y felices nos ayuda también a aceptar cuando se revelan resultados que no esperamos. A veces en el andar y si estamos como la naturaleza en constante evolución o cuando la misma vida nos está dando un mensaje de hay que enmendar el plan, celebremos, porque a veces los sueños también cambian. Lancemos nuestras ideas, sueños del alma, deseos profundos y los superficiales también al aire, directo al Universo y veamos qué pasa mientras seguimos en acción sólo siendo y dando lo mejor de nuestras virtudes humanas.

Tengo la convicción de que, si en esos pensamientos está incluido el bien para todos, el respeto a la vida, la fidelidad a nuestros principios y la compasión, milagros pueden suceder.

Hace poco un buen amigo me dijo: “lancé el boomerang, estoy esperando que regrese.”

Sugerencias

1. Escribe los deseos de tu alma.

2. Siente libertad en el proceso, son tus deseos.

3. Aclara dudas.

4. Sepárate de lo que crees que debe ser tu vida y mira la vida que estás viviendo.

5. Agradece tu presente como un gran regalo.

6. Enfoca en vivir el instante abriéndote a dar y a recibir.

7. Cultiva el amor dentro de ti y para ti.

8. Sé firme en el compromiso de aprender y de crecer hacia ser mejor persona diariamente