“Entré por la puerta con un pero negativo, y un prejuicio, sin saber de qué se trataba el programa. Gracias por sus palabras, necesitaba escuchar cada una de ellas. Hoy comienzo un nuevo capítulo y una nueva vida”. Me expresó una clienta.

No dudo que así nos haya pasado a todos, en algún momento, al conocer a una persona nueva, al visitar un lugar que no hemos ido antes, al comenzar una relación, al escuchar sobre un tema nuevo, en el trabajo, con familiares y hasta con nosotros mismos. Observemos si tenemos un pero negativo o un prejuicio, que como obstáculo, nos deja estacionados en el mismo lugar y repitiendo las mismas experiencias, sin darnos la oportunidad de expandirnos y abrir los brazos a la vida, con menos temor, con sólo cambiar el canal.

Podríamos comenzar con gobernar nuestra mente. Nos toca a nosotros elegir qué pensamos, para qué lo hacemos, y con esto, qué buscamos crear. Sucede que antes de actuar ocurre un pensamiento que no necesariamente entendemos o escuchamos con claridad, intentando gobernar nuestro estado de ánimo, decisiones y eventualmente las acciones. Por esta razón, responsablemente, es conveniente establecer el hábito de observar en qué pensamos y qué nos hace ser como somos. Si algo he visto en común entre todos los participantes de los talleres, retiros y el coaching, es que queremos sentir el amor, queremos ser saludables y queremos estar felices. Aunque parezca a veces muy difícil no he visto mejor mecanismo para lograrlo que dar lo que queremos recibir y ser lo que desearíamos ser.

Si quieres que no sean hipócrita contigo, no seas hipócrita. Si quieres que confíen en ti, confía tú en ti y confía en los demás. Si quieres que no haya violencia, no seas violento, ni pienses en violencia. Si quieres que sean delicados contigo, sé delicado. Si quieres que te amen, demuestra tú el amor. Si quieres que la gente no se coma las luces, deja tú de comértela, si quieres que sean paciente y tolerante contigo y tus cosas, sé paciente y tolerante. Estos actos comienzan en la mente.

Tenemos puntos ciegos que preferimos no ver porque nos encontraremos de frente con una parte de nosotros que no nos produce orgullo ni alegría. Sin embargo, cuando lo atendemos desde una nueva perspectiva y cambiamos el canal, lo comenzamos a entender como lo que nos empuja a movernos y podremos hacer los cambios con compasión hacia nosotros mismos.

Sugerencias:

1. Observa tu pensamiento como si estuvieras viendo una película. Sin juicio, mira lo que piensas y ve cambiando lo que no te impulsa a ser tu mejor versión o a encontrar tu luz, tu bien.

2. Cada pensamiento de prejuicio, sustitúyelo inmediatamente a uno nuevo que sea basado en comprensión, amor y respeto.

3. Cuando te observes quejándote o insatisfecho, cambia el canal hacia la gratitud y decide aprender de los desafíos.

4. Usa la certeza como herramienta para evolucionar, todo pasa por un bien para todos.

5. Busca ayuda si necesitas.