Hace unos días me quedé un rato al terminar la clase de yoga para conversar con una de las estudiantes que durante la clase difícil se le hacía soltar la tensión visible en su rostro.

Ella me habló totalmente abrumada de las responsabilidades que no podía cumplir del todo por falta de motivación y tiempo, sumado a la frustración de no poder ser creativa en su trabajo, mientras en su casa el que dice que la quiere ya no la trata muy bien, habían regresado los desprecios y gritos. Ella se siente como arrastrando un saco de arena en las espaldas que por más que intenta soltarlo y tirarlo, sigue ahí. Sus primeras oraciones durante el desahogo habían sido abundantes los adjetivos negativos sobre sus jefes y su marido.

Luego de escucharla y abrazarme con ella –y porque me toca repetírmelo todos los días- le compartí: ¿Qué pasa si todo lo que dices lo miras desde una opuesta perspectiva y algo positivo surge de la situación?

Es decir, cuando insistimos en que alguien es vago o impaciente, ¿no será más eficiente y evolutivo reconocer la oportunidad que a diario se tiene para ser mejor persona? Definitivamente será más efectivo reconocer en esa misma persona características positivas y enfocarnos en ellas, estaremos aportando a que se exalten esas en vez de las otras, simplemente porque le hemos quitado el enfoque a lo que parece ser negativo.

Como ejercicio, escucho mis frases repetitivas, tanto en la mente como las verbales, aquellas que a veces ni sabemos de dónde las aprendimos. Esas repeticiones construyen creencias y lo que creemos, eso viviremos.

Además, lo que se piensa es lo mismo que decirlo, tiene la misma fuerza. Entonces, responsablemente cuando cuidamos la palabra y en vez de decir: la cosa está mala, o darle fuerza a todo lo negativo que, con justificación o no, vemos y experimentamos, podemos cambiarlo a: Este tiempo es de oportunidad, es de crecimiento y yo voy a crecer, es de reto y yo lo voy a atravesar haciendo cambios en mi y en lo que hago, mirando algo positivo en todo, siendo optimista. Y cuando todo esté mejor habré evolucionado para poder compartirlo.

A quién le adjudicamos una limitación, podemos verle alguna virtud y su posibilidad de transformación. A la situación que creemos que nos afecta podemos darle la vuelta buscándole la solución porque siempre hay una.

Las situaciones que nos retan se superan si así se quiere y se intenta. Y el bien siempre está detrás de lo aparente, hace falta que se quiera verlo.

Ella logró sentir el cambio en su vibración interna de ansiedad y frustración a calma y claridad. Tomó decisiones sabias y las puso en acción. Luego nos abrazamos con gran alegría en los ojos, de desconocidas pasamos a ser amigas y celebro la suerte. Desde ese día el saco de arena pesado en su espalda se dejó caer, y los resultados, los está celebrando ella.

Sugerencias:

1. Cada vez que escuches en tu mente algo negativo o limitante sobre alguien o sobre ti, transfórmalo a lo contrario inmediatamente.

2. Observa que lo que piensas que es negativo se hará aún más fuerte y se manifestará por estar dándole fuerza y valor.

3. Todo lo que pienses limitante sobre ti mismo lo puedes transformar, cambia el pensar primero y luego actúa.

4. Busca que lo que piensas sea lo mismo a lo que hablas y actúas, busca la coherencia positiva en las tres.

5. Mira en las situaciones primero lo que funciona, no lo que no funciona.

6. Piensa en que siempre hay soluciones y confía en que con esfuerzo y fe se darán.