Recientemente vi el primer episodio de la serie Chespirito fue sin querer queriendo en HBO. Para los que nos criamos viendo El Chavo todas las tardes al regresar de las escuelas, esta serie nos puede transportar a un viaje de nostalgias e inocencia. Personalmente, muchos valores que aún atesoro los aprendí con Chespirito a través de sus personajes. Cada programa contenía una moraleja. Sobre el amor, la fraternidad, vivir en comunidad, compasión por las personas, integridad y la importancia de la alegría. La sencillez con la que presentaba temas humanos lo hacían especial, era como un maestro de la sensibilidad. Ese primer episodio también muestra el lado sombrío del artista. No tengo los datos en concreto, y la verdad es que no es mi problema, sin embargo, parece ser que podía amar a más de una mujer simultáneamente. El tema es, que antes de juzgarlo una vez más se me presentaba la oportunidad de integrar que todas las personas cargamos con vacíos y sombras, hasta los que admiramos; sea un artista, líder espiritual, médico, escritor, familia, o quien sea. Siento que mientras menos nos sorprendamos de los errores de otros o los de uno, será más sencillo acercarnos unos a otros con más compasión y entendimiento, dejando atrás el dedo acusador. Arrepentirnos con honestidad, sí, sorprendernos, no. Nadie es perfecto.

Mientras trabajo con varios clientes que por diferentes razones pasan por momentos de dolor e incertidumbre, hemos atendido la situación anclándonos en una perspectiva nueva haciéndonos las siguientes preguntas: ¿qué tiene esta situación para enseñarme sobre mi, que yo no he visto o no he aceptado? ¿Puedo ver esta situación desde una perspectiva más alegre? ¿Qué tiene esta situación que me pueda hacer reír? Y por supuesto, la risa y la gratitud como herramientas diarias y constantes. Al practicar estos mecanismos, inevitablemente despertamos nuestra sensibilidad, el aprecio se hace protagonista. Será más fácil estar atentos al bien que trae cada minuto en el presente y nos hacemos más creadores de nuestras realidades versus victimizarnos por ellas.

En la oficina he visto como entre lágrimas nace la risa, el color del cielo, el olor de las flores, las personas que nos rodean, y las experiencias recuperan su importancia. Cada día es una invitación a quitarnos la máscara, permitirnos a ser vulnerables, reales, con luces y sombras, pero siempre caminando hacia nuestra mejor versión. Unos días será más sencillo que otros y mantener nuestros valores firmemente que nos ayuden a actuar en cada situación.

Al final del episodio, me conmovió la brillantez de Gómez Bolaños de niño, cuando con ojos brillosos, lleno de curiosidad y pureza, con la creatividad a flor de piel le preguntó a su padre: ¿de qué color es la risa?

Para mi, hoy, es fucsia.

Sugerencias:

▪ Ser auténtico.

▪ Quitarnos la máscara y permitir nuestra vulnerabilidad.

▪ Hablar con uno mismo de forma crudamente honesta.

▪ Confiar que cada día nos trae razones para apreciar y agradecer.

▪ Amar.

▪ Servir.

▪ Perdonar.

▪ Apreciar los colores, la naturaleza, la vida.

▪ Trabajar en uno para evolucionar.

▪ Agradecer.

▪ Disfrutar las bellezas de la vida.