Salí temprano al correo para evitar las enormes filas expuestas en las imágenes inconcebibles -y repetidas- de cientos esperando hacer su entrada al supermercado. Era muy nuevo el tema del virus que ha traído cambios en cada uno de nosotros. Recuerdo que me vestí cómoda y que, temerosa, me puse dos mascarillas. Había ya rumores negativos sobre la mascarilla de tela. En automático me lavé las manos antes y después de vestirme, entonces noté cierta ansiedad en la nueva costumbre. Hacía calor, lo cual me alegró porque enseguida pensé que difícilmente nos contagiaríamos los que ese día estuviéramos en la calle, según recientes informaciones sobre cómo el calor afecta el virus.

Me asombró la espera en el correo, la cola llegaba hasta el estacionamiento y daba la vuelta a uno de los lados del edificio. Por unos segundos pensé virar, pero se trataba de varios libros que ya estaban pagos y que no debían demorarse más. (Por cierto, pueden adquirirlos por lomejordeti.net).

En la espera, la persona encargada de la seguridad diligentemente nos mantenía a seis pies de distancia, nos recordaba dejarnos la mascarilla puesta y repetía las instrucciones según llegaban más personas. Me puse los audífonos para escuchar música con la intención de hacer la experiencia más relajada y entretenida. Por eso me distraje, y mientras se iban moviendo hacia delante me quedé estacionada por un momento hasta que la persona de atrás se aseguró que le escuchara decirme: ¿Se puede separar por favor? Lo que respondí moviéndome y con un sincero: “Disculpe”.

Ya en el interior del edificio, repentinamente sentí algo extraño en la garganta. Comparto que no sería la primera vez que sé exactamente cuándo de algún catarro me contagio. La reacción del cuerpo fue clara y obviamente me pregunté si sería el COVID-19 o si era yo, sumida en el miedo y mentalmente creando los síntomas, momento en el que decidí crear lo contrario.

Durante dos días hice gárgaras de baking soda, limón y agua tibia, tres veces al día. Tranquila por ser fin de semana me quedé descansando porque recuerdo haber sentido un cansancio extremo. ¿Tendré COVID? Seguía preguntándome hasta pasado el segundo día que me sentí muy bien, ya no había molestia en la garganta ni cansancio.

Meses después y muchas teorías sobre la enfermedad, lamentablemente muertes, discrepancias en estadísticas, pérdidas económicas, falta de seguridad en el mundo, decido ir a la iglesia con mi madre, y así fortalecer la esperanza. Era de las primeras misas que se ofrecían luego de la apertura. Había cuarenta personas aproximadamente, todos con mascarilla y alejados unos de otros.

Cinco días después nos llamaron para que con urgencia nos hiciéramos la prueba, alguien contagiado había visitado el templo ese día. Diligentemente nos la hicimos. Mi familia y amigos con gran preocupación ya se hacían la prueba también y aconsejada por un experto cancelé mi rutina diaria, también informándole a los demás. Todos con miedo, nos anticipábamos al peor escenario. A uno de ellos no le dejaron regresar al trabajo aún sin saber si yo estaba contagiada o no. ¡Qué rollo!

Por suerte, mi madre salió negativo en ambas pruebas. Y yo, también negativa, aparentemente ya tuve el virus y tengo el anticuerpo, según la prueba serológica. ¡Qué ya me dio el virus!

De tantas lecciones accesibles en cada momento, esta experiencia me recordó la facilidad que tenemos de anticiparnos a escenarios que es posible que nunca ocurran y más aún, que nos amarramos emocionalmente a situaciones que nunca estarán en nuestro control. Parece que en el correo algo sí pasó, fue el día en que me dio el COVID.

De la experiencia agradezco la oportunidad que se me da de estar sana ahora, de que en la espera recordé respirar, meditar y esforzarme para darle fuerza a la fe de que todo está bien, incluso en el reto. Que es necesario poner los pies en tierra diariamente y valorar cada instante tal y como viene, unido a tal y como lo podemos crear.

Por ahora sigamos con las mascarillas, lavándonos bien las manos, cuidándonos responsablemente unos a otros. Pero recordemos que esto es algo muy nuevo, que no están claras todas las respuestas y que con eso también tenemos que estar en paz.

¡Mucha salud para todos!

Sugerencias para ti:

  • Mantener tu salud al día y en las mejores condiciones. (Mental, emocional y física).
  • Hacer ejercicios de relajación para evitar emociones negativas que pueden causar la incertidumbre.
  • Manejar el tiempo a favor de la salud, la familia y del propósito de vida.
  • Informarse correctamente.
  • Evitar la histeria.
  • Buscar vivir en balance.
  • Vivir el presente como única realidad.
  • Ser responsable con la vida de los demás.
  • Dar #lomejordeti.