En una semana, tres clientes pidieron disculpas por llorar durante su sesión. Es una pena, que todavía muchos relacionen el llanto o la expresión de sus emociones como una debilidad. Todos tenemos emociones, es cierto que en ocasiones nos dominan, y es saludable monitorearnos para mantenernos en una equilibrada fortaleza que nos ayude a evitar, cuando nos dominen, que actuemos erradamente, entonces sucede que queremos controlarlas o eliminarlas, pero esa no es nuestra naturaleza.

Según el científico danés Niels Stensen, en el 1662, descubrió que las lágrimas se originan en la glándula lagrimal y tenemos tres clases de lágrimas: las basales, las reflejas y las emocionales. Las lágrimas emocionales, que son desencadenadas por sentimientos intensos como la felicidad y la tristeza, son exclusivas de los humanos.

Por eso es importante hacer gestión emocional para atendernos a nosotros mismos y lidiar con lo que sentimos de manera sana. Lo que conocemos como: coraje, ira, tristeza o desilusión son las que más se intentan ignorar logrando un efecto contrario. Lo que sentimos nos trae un mensaje directo y contundente que nos conviene escuchar.

Es un momento para observarnos con valentía, conocernos mejor, sin juicio, y sin excusas sobre lo que sentimos. Debemos dar los pasos para sanar y poder manejar esas emociones de las que no nos vamos a escapar, pero sí las podemos usar como excelentes aliados en honor al crecimiento personal y evolución. Cuando nos revisamos con amor y sin temor, es posible que encontremos resentimientos, asuntos no resueltos o coraje ante personas o situaciones. ¿Por qué mantener estas emociones dentro de nosotros?

Al no revisarlas y permitirnos sentirlas sin el intento de comprenderlas y transformarlas en crecimiento, nos arriesgamos a habituarnos y como consecuencia atraer situaciones similares que las vuelvan a activar. Además, con el tiempo nos pueden enfermar. Así que conviene por nuestra salud mental y física y por nuestra aportación a este mundo, sentirlas y con paciencia a nosotros, gestionarlas. Si hay que llorar se llora, si hay que reír se ríe, con responsabilidad, transparencia y sin disculpas.

Sugerencias:

  1. Aceptar que las emociones, tienen una razón de ser, lo contrario sería ser autómatas.
  2. Reconocer que algo en nuestro interior no está sano o resuelto cuando algo nos molesta (aunque parezca que sea un ataque desde afuera). Esto parece obvio, no lo es.
En general, no se enseña a estar en contacto con nuestras emociones.
  3. Definir cuál es la emoción que se siente, es el primer paso.
Hay personas que se sienten enojados, cuando la causa de la emoción es tristeza, o culpa.
  4. Practicar algunas técnicas que nos ayuden a gestionarlas.
Por ejemplo, preguntarse uno mismo qué siento, qué pasó para llegar a sentirme así, así cómo reconocer los diferentes pensamientos que pasean constantemente nuestra mente cuando se sobre piensa.
  5. Aprender a vivir el presente.
Que el pasado nos sirva sólo para aprender de él, no para vivir en él.
Que el futuro debe ser sólo una orientación hacia dónde vamos y cómo queremos llegar con nuestras presentes acciones.