Apaciguar el impulso al hablar cuando estamos entre amigos y familiares ciertamente puede ser un gran ejercicio. Lo mismo en redes sociales. La sobre confianza a veces nos lleva a dejar de medir nuestras palabras o discernir sabiamente, previo a ofrecer respuestas impulsivas que carecen de propósito.

¿Sabías que es muy saludable tener diferencias en la comunicación sin que sea violenta o conflictiva? Lo anterior parece perfecto, y muchos lo intentamos, aunque a veces fallamos.

Como estrategia y estilo de comunicación, ser asertivo es el punto intermedio entre la polaridad de dos conductas. La pasividad que permite que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras emociones. Y por otro lado la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y entender las emociones, ideas o creencias de los demás. Cuando somos asertivos expresamos nuestras convicciones o nuestro sentir con propósito, eliminando el impulso de ofender o atacar.

Es también una forma de expresión consciente, coherente, directa y equilibrada, que busca comunicar ideas, también sentimientos o emociones, sin el deseo de herir o perjudicar, aunque a veces hiera, la intención no está.

Es actuar desde un estado interior de autoconfianza. Es poder intercambiar el hablar consciente por la exageración emocional que limita y es típica de la ansiedad, la culpa o la rabia, y al interferir en nuestras comunicaciones se podrían afectar nuestras relaciones. ¿Leemos dos veces lo que vamos a postear en redes sociales antes de hacerlo? ¿Nos regulamos antes de decir lo que pensamos?

Contar con un criterio propio es necesario para la formación de nuestro carácter que por más que corra el tiempo, sigue en evolución mientras estemos vivos.

En un momento de confusión podemos preguntar: “lo que dijiste es lo siguiente o entendí que dijiste tal cosa.” Preguntar, por ejemplo, si nos están comprendiendo también es buena práctica, así como aclarar la definición de las palabras y los conceptos según las entienda cada persona. Y qué bien se siente comprender y ser comprendido, aunque se trate de ideas o creencias completamente opuestas.

Mientras más asertivos somos en nuestras comunicaciones vamos creando relaciones más saludables, de respeto, porque obramos desde nuestra mejor versión mientras inspiramos a otros y somos inspirados.

Practiquemos bajarle al impulso busca problemas y vamos a aumentar la intención saludable en nuestras comunicaciones. Por el bien de todos, ¡adelante!

Sugerencias:

1. Piensa antes de hablar.

2. Escucha para entender no para responder.

3. Expresa cuando no te sientes entendido.

4. Pregunta lo que sea necesario para sentir que comprendes a quien te habla.

5. El propósito para una conversación debe de ser entenderse entre sí.

6. Escucha bien a quien te habla.

7. Si la persona está constantemente a la defensiva reacciona con el silencio.

8. Intenta no defenderte en una conversación, no todo es un ataque y no siempre vale la pena gastar tu energía.

9. Respira mientras hablas y escuchas.