Dicen que la grama es más verde del otro lado de la verja. Basta con preguntarle a un experto agrónomo, jardinero o aficionado a la jardinería, como mi madre, para que nos informen que la grama es más verde donde se cuida, le cae agua, luz, se fertiliza la tierra y se agradece.

Esta semana me ha tocado poner en práctica eso y mucho más. Nuestra humanidad nos impulsa a veces a suponer que lo que admiramos fuera de nosotros es lo mejor, es el camino, o ahí está la felicidad. Sin embargo, cuando nos enfocamos en lo que ya somos y ya tenemos apreciamos lo que está con nosotros y podemos ver la belleza de las otros también.

Practico la psicología positiva aplicada con mis clientes, y cómo hemos aprendido a discernir entre las decisiones y acciones que nos llevan a vivir la felicidad real o la felicidad prometida.

La prometida, son como los fuegos artificiales, y eso mismo dura un rato, nada más. La real, es sostenida, tiene un efecto duradero que aporta a tu vida en bienestar y a sentir que se vive en felicidad, a pesar o independientemente de los asuntos y situaciones que nos afectan y que están fuera de nuestro control.

La diferencia entre ambas es una sola frase. Para la prometida, lo quiero.

Para la real, me hace bien. Ciertamente los que nos gusta nos hace bien ¿no?

No siempre, y ahí está la oportunidad de afinar el discernimiento. Cuando decidimos qué hacer, cuando decidimos con quién estar y por qué, cuando decidimos qué comer, cómo pensar, cómo usar nuestro tiempo y en qué, ahí está la diferencia.

La felicidad prometida usualmente nos deja vacíos o insaciables, siempre insatisfechos, buscando más. La felicidad real son los momentos, las conversaciones y hasta miradas silentes que se quedan con uno, que crean una alegría estable y sostenida, aunque termine el momento. Porque lo que se sembró trae fruto y tiene continuidad en nuestras emociones positivas.

Los dos tipos de felicidad son parte de la vida, la invitación es a despertar ante las opciones, tomar mejores decisiones y buscar el balance.

En cada paso, atendamos si lo que buscamos es la gratificación inmediata o si la intención es crear una felicidad real y que, a pesar de todo, logremos crear abundantes momentos que nos permitan decir: Soy feliz.

Como ejercicio práctico, haz tu lista de acciones que te traen felicidad prometida y felicidad real para integrar nuevas acciones y eliminar las que ya no aportan. ¡Adelante!