Las leyes espirituales están en acción constante, sirve detenernos a observar cómo funcionan y afectan nuestro día a día. Somos parte del Universo, por lo tanto, tenemos una gran responsabilidad desde nuestra individualidad hacer algo por el bien colectivo. Cuando el deseo es de recibir para sí mismo, lo que alcanzamos son sumados momentos conflictivos, más estrés, y sentirnos insatisfechos o frustrados con frecuencia. Es como nadar contra la corriente. Trae grandes resultados tratar a los demás como queremos ser tratados, y compartir sin esperar a cambio. El amor no debe de ser un negocio.

El conocimiento de las siguientes leyes nos sirve para alinearnos con nuestro poder y sabiduría. Al eliminar el temor, sin luchar con ser lo que no somos podemos hacer lo que en realidad no nos hace sentir íntegros. La inteligencia de la naturaleza funciona
con despreocupación, y con amor. Muchas veces estamos desconectados de eso, especialmente cuando nos distraemos en la trampa de los cinco sentidos, sin dar paso a nuestra fe o certeza. Nos pasa a todos y es parte de nuestra humanidad.

A través del conocimiento y de practicar estas leyes también profundizamos en nosotros mismos. ¿Qué queremos ser? ¿Qué nos detiene? ¿Cómo nos afectan las experiencias? Así como acercarnos a nuestro máximo potencial.
Es decir, el concepto de felicidad es inverso a lo que generalmente creemos. En vez de buscar fuera de nosotros, personas, cosas o experiencias que nos hagan felices, debemos primero encontrar todo en uno mismo. Somos alegría, somos paz, somos prosperidad, somos calma, si así lo trabajamos.

El autor Deepak Chopra desglosa las siete leyes espirituales como principios valiosos que nos ayudan a alcanzar el dominio de nuestras sombras y obstáculos que surgen de nosotros mismos. Éstas son:

La Ley de potencialidad pura

La Ley de dar

La Ley de causa y efecto

La Ley del menor esfuerzo

La Ley de la intención y deseo

La Ley del desapego

La Ley del propósito en la vida

La primera ley es la de potencialidad pura. Esta se basa en el hecho de que en nuestro estado esencial, somos conciencia pura, creatividad infinita. ¿Cómo se aplica esta ley? Practiquemos experimentar el silencio. Hacer silencio durante un determinado tiempo todos los días, como mínimo una hora y comencemos nuestros días haciendo compromiso de practicar las afirmaciones:

* Hoy no juzgaré nada de lo que ocurra

* Hago el esfuerzo de no juzgarme a mi, ni a nadie.

Recordando que una opinión puede ser un juicio, apliquemos la primera ley, haciendo en silencio una visita a nuestro interior despertando todas nuestras posibilidades y alineándonos con nuestra divinidad interna. Cuando no juzgamos, nos permitimos sentir más tranquilidad, aceptar a los demás como son, crecer en nuestro potencial. ¡Inténtalo!

Sugerencias:

  1. Mantén la calma respirando constantemente.
  2. Gestiona emociones como la frustración, tristeza o coraje, libéralas al reconocerlas de forma saludable.
  3. Trabaja en desarrollar tu amor por la vida, por ti y por todos.
  4. Ten presente las leyes espirituales que siempre están en acción.
  5. Practica el silencio como medicina para tu ánimo.
  6. Acepta que somos seres evolutivos, el cambio es parte del proceso.