En la actualidad, se observa una lenta mejoría en el ritmo en el que se reducen las nuevas infecciones por el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH), aumenta el acceso al tratamiento y se termina con las muertes asociadas con el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Las cifras mundiales reportadas por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) indican que 38.4 millones de personas vivían con el VIH a finales del 2021. De estas, 1.5 millones se reportaron como nuevos contagios ese año. Mientras que, del total de los casos, el 54 por ciento fueron mujeres y niñas.

Los datos más positivos muestran que, desde el pico alcanzado en 1996, las nuevas infecciones se redujeron un 54 por ciento, como resultado de la innovación en los tratamientos. Incluso, el 92 por ciento de las personas que tuvieron acceso al tratamiento, logró la supresión viral.

Sin embargo, aunque los datos indican un movimiento a favor de la erradicación del VIH, los retos y desafíos por el bienestar de los pacientes continúan siendo urgentes. Entre estos, las coinfecciones por los virus de las hepatitis B y C, los cuales se transmiten por la sangre o los fluidos corporales.

La infección por hepatitis viral se considera un grave problema de salud pública mundial, ya que causa alrededor de 1.4 millones de muertes al año, una cifra superior al número anual de muertes relacionadas al sida. El 96 por ciento de estas muertes son a causa de la cirrosis y del hepatocarcinoma —el tipo más frecuente de cáncer de hígado— provocados por los virus hepatitis B y C.

Según la infectóloga de los Centros de Prevención y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles (CPTET) del Departamento de Salud, doctora Marisel Bosques Rosado, “el virus de hepatitis B (VHB) y el VIH comparten los mismos modos de transmisión, primordialmente el contacto sexual y el uso de drogas intravenosas. Como consecuencia, muchas personas que están en riesgo de contraer la infección de VIH, aumentan su probabilidad de contraer el VHB. Las personas con VIH que se infectan con el VHB tienen un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad relacionadas al hígado”.

Bosques Rosado destacó que toda persona que vive con VIH que no tenga inmunidad al VHB, debe administrarse la vacuna contra el virus de la hepatitis B para prevenir esta infección hepática. “Las personas con VIH y diagnóstico de hepatitis B crónica deben recibir medicamentos contra el VIH que también tengan actividad contra el VHB. Si los medicamentos con actividad contra la hepatitis B no se pueden usar, la terapia VHB alterna recomendada es entecavir, además de un régimen que suprima el VIH completamente. También se puede considerar la monoterapia con peginterferón”, sostuvo la infectóloga, con más de trece años de servicio a personas que viven con VIH.

Por otro lado, Bosques Rosado mencionó que no es raro diagnosticar una coinfección con el virus de VIH y el virus de hepatitis C (VHC), porque ambos son transmitidos a través de la sangre de una persona infectada. Según ONUSIDA, la coinfección por hepatitis C y VIH se registra en todos los grupos de población clave con mayor riesgo de infección por el VIH, especialmente entre las personas que se inyectan drogas. Esto se debe a la facilidad con la que ambos virus se transmiten al compartir equipo de preparación e inyección no esterilizado.

“La transmisión a través del uso de drogas inyectables sigue siendo el modo más común de adquisición del VHC, pero la transmisión sexual es un modo importante de adquisición entre ciertos grupos de riesgo”, subrayó la doctora, quien añadió que el VHC es una de las principales causas de enfermedad hepática crónica en Estados Unidos y los problemas de hígado relacionados con el VHC progresan más rápido entre las personas coinfectadas con el VIH.

Por esta razón, actualmente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) recomiendan la prueba de hepatitis C a todos los adultos mayores de 18 años. Igualmente, las personas con factores de riesgo, como las que se inyectan drogas, deben hacerse las pruebas de detección de hepatitis C de forma regular. A su vez, la doctora informó que la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas (AASLD) y la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA) recomiendan que las personas que están coinfectadas con VIH y VHC reciban medicamentos antivirales de acción directa para curar la hepatitis C crónica. Además, los CDC aconsejan reducir los riesgos, evitando el compartir agujas, limitar el número de parejas sexuales y utilizar de manera correcta un método de barrera como los condones. La manera de saber si tienes este virus es haciéndote la prueba.

Para más información, llama a la Línea de Información de la División de Prevención de ETS/VIH/Hepatitis virales, al 787-765-1010, de lunes a viernes de 8:00 a. m. a 4:30 p. m. En esta línea se ofrece información sobre los servicios disponibles en los Centros de Prevención y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles del Departamento de Salud y en las organizaciones de base comunitaria dirigidas a aumentar el acceso y la disponibilidad de pruebas para la detección del VIH en la comunidad, servicios de apoyo, educación, tratamiento y referidos para personas con diagnóstico negativo o positivo al VIH.