Mientras el mundo mantenía su atención puesta en el pronto desarrollo de medicamentos para atajar el virulento ataque del COVID-19, los investigadores clínicos continuaron su trabajo para cumplir con la promesa del gobierno de Estados Unidos, a través de la campaña Ending the HIV Epidemic (EHE). Esta campaña, presentada en el 2019, sigue vigente como una prioridad en la salud pública de Estados Unidos y sus territorios —incluyendo a Puerto Rico— para reducir la incidencia de nuevos contagios.

Las novedades sobre el tratamiento del VIH se relacionan con la calidad de vida y la prevención, a juicio de la doctora Vilmary Sierra Rosa, presidenta de la Asociación de Médicos Tratantes de VIH (HIVTMD) y especialista en el manejo de esta condición.

1. Medicamento inyectable de larga duración

Lo que se había anticipado en varias instancias finalmente se concreta: ya existe la posibilidad de que, en este año, comencemos a ver, en Puerto Rico, los primeros pacientes que reciban el tratamiento de larga duración como una alternativa a la terapia antirretroviral dosificada mediante tabletas. Sierra mencionó este asunto como una “liberación” para los pacientes, en todos los sentidos.

“Significa desprenderse de las ataduras de un medicamento diario que tienes que tomar y que te recuerda todos los días que padeces una condición de por vida”, señaló Sierra. “Para personas con condiciones comórbidas, tomar un régimen de medicamentos es difícil, pero aceptable. En el caso del VIH, no podemos olvidar que todavía prevalece, lamentablemente, un estigma vinculado con los orígenes de la condición”, explicó.

Según adelantó la presidenta de la Asociación de Médicos Tratantes de VIH, se espera que el tratamiento inyectable se implante por etapas y con pacientes que tengan una buena adherencia a su terapia antirretroviral y un sistema inmunológico fortalecido por su baja carga viral y su alto número de CD4 —condiciones idóneas del paciente indetectable, o sea, con una carga viral tan baja que no representa posibilidades de contagio en caso de tener relaciones sexuales sin barreras de protección.

2. Vacuna de prevención

Tan recientemente como en mayo, el patólogo Ronald Desrosiers, miembro de la facultad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami, recalcó que el desarrollo de la vacuna del COVID-19 ha planteado nuevas posibilidades al estudiar el comportamiento complejo de este virus, por lo que se continúan las investigaciones para desarrollar la vacuna preventiva.

Por su parte, en su página web, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) confirman que se trabaja, de manera activa y concertada, con el desarrollo de esta vacuna que, como parte de la campaña EHE, se ha convertido en una prioridad para los investigadores científicos y clínicos en Estados Unidos.

Los NIH señalan que el objetivo a largo plazo es “desarrollar una vacuna segura y efectiva que proteja a las personas alrededor del mundo de la adquisición del VIH”. Aclaran, sin embargo, que las vacunas tienen sus limitaciones y que, en este caso, si la vacuna redujera el riesgo de adquisición del virus, “todavía tendría un impacto contundente en las tasas de transmisión y ayudaría a contener la pandemia [del VIH], particularmente en las poblaciones con niveles mayores de susceptibilidad al riesgo de adquisición”.

Como parte de su evaluación sobre estos desarrollos, la doctora Sierra Rosa se mostró “entusiasmada y esperanzada” en que estas nuevas modalidades –sobre todo, el tratamiento inyectable– se puedan ejecutar lo antes posible.

“Aparte de todos los beneficios que te trae por la reducción de efectos secundarios, es un descanso no pensar en que tienes que viajar y cargar con tus medicamentos, o todavía no deseas compartir tu estatus seropositivo a una posible pareja. El medicamento inyectable representará un gran avance, un alivio a los efectos secundarios de los medicamentos y, posiblemente, el principio de la erradicación del VIH en el mundo”, auguró la doctora Sierra Rosa.