Padecer de una enfermedad reumática hoy día no significa lo mismo que hace décadas atrás. Mientras solía ser un diagnóstico aterrador para muchos, por las implicaciones de una posible incapacidad, esa no es necesariamente la realidad actual.

Aunque la gran mayoría de las condiciones reumáticas no tienen cura, ha ido aumentando el número de pacientes que logran alcanzar la remisión y sentirse como si no tuvieran la enfermedad. Esto se debe a los tratamientos disponibles al momento, que han permitido cambios en la prognosis de una condición reumática en un paciente.

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“Lo que ha pasado en las últimas décadas es que se ha entendido mejor la patofisiología [de las condiciones], cómo el sistema inmune causa estos estados inflamatorios crónicos, aunque no se sepa cuál es el detonante. Sabemos que el sistema inmune pierde regulación y podemos entender cuáles son las células que juegan un papel protagónico en ese proceso inflamatorio. Lo que no sabemos es el por qué”, explicó el doctor Oscar Soto Raíces, reumatólogo.

Este entendimiento sobre las enfermedades reumáticas ha dado paso a medicamentos que específicamente van bloquear la participación activa de la enzima, proteína o célula que esté interviniendo en esa desregulación del sistema inmune. De esa forma, evita que continúe la inflamación, lo que se traduce en dolor, hinchazón y destrucción del área afectada, sea tejido o hueso, cuyo daño podría ser irreversible.

Lo que cambia drásticamente lo que hacemos en reumatología es la llegada de los [medicamentos] biológicos. Son esas proteínas o anticuerpos que pueden bloquear procesos particulares. Funcionan de forma rápida y son mejor tolerados por el paciente. Hoy día, tenemos, además, los sintéticos. Algunos podrían atender más de una condición”, comentó Soto Raíces.

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Estos medicamentos, junto al diagnóstico temprano, permiten lograr esa remisión lo antes posible, preservar el funcionamiento del área afectada y evitar una futura incapacidad permanente. Por otro lado, los pacientes que ya tienen sus condiciones desarrolladas, así como los candidatos a cirugías de reemplazo de alguna articulación o quienes ya han tenido alguna, también pueden beneficiarse de este tratamiento para evitar el progreso de su condición.

“Si la enfermedad está activa, no están tarde, para que no se sigan dañando más articulaciones y órganos vitales”, enfatizó.

“Esto nos lleva a que estaremos usando la genética para entender cómo un paciente produce ciertas proteínas que otros no lo hacen o el porqué con ciertos medicamentos, unos mejoran y otros no. Se espera, en un futuro, tener unos biomarcadores que nos indiquen a qué tipo de medicamentos un paciente puede reaccionar mejor. Esto nos llevará a una medicina aún más personalizada”, puntualizó el doctor.

Enfermedades reumáticas y el COVID-19

Al comienzo de la pandemia, los reumatólogos tuvieron preocupación por sus pacientes ante la reacción inflamatoria severa en el pulmón, entre otros, que causa el COVID-19, ya que muchos de estos utilizan medicamentos que pueden aumentar el riesgo de infección general. Sin embargo, según los datos que se han ido recolectando, y el registro de reumatología global, se ha visto que el por ciento de pacientes con enfermedades reumáticas que se infectan con el COVID-19 no es mayor que el resto de la población.

“La información que tenemos de la Alianza Global de Reumatología es que estos medicamentos no aumentan el riesgo de complicaciones. La prednisona, de más de 10 mg al día, es lo único que se ha encontrado que puede aumentar el riesgo de complicaciones en pacientes con enfermedades reumáticas cuando se contagian con el COVID-19”, explicó el reumatólogo.

Al momento, se desconoce si el virus pudiera reactivar alguna condición que esté en remisión, por lo que no se descarta, “ya que se está hablando de las secuelas que puede dejar el COVID-19 en pacientes, donde pueden tener dolores generalizados, fatiga, inflamación sistémica”. Es por ello que se enfatiza en la vacunación entre los pacientes de enfermedades reumáticas.

Sin embargo, como hay medicinas de uso continuo que pueden disminuir la efectividad de la vacuna, es de suma importancia consultar con el médico cuándo se debe llevar a cabo la vacunación. “Hay que programar bien el momento entre la vacuna y las próximas dosis de los medicamentos, por lo que se recomienda a los pacientes que siempre consulten antes de vacunarse”.

De haber dudas con la efectividad de la vacuna, por alguna posible interacción de algún medicamento, el paciente puede solicitarle a su médico que se le realice una prueba de anticuerpos para el COVID-19.

La prevención sigue siendo lo más importante, por lo que se aconseja continuar utilizando las medidas de seguridad, como hasta la fecha.