Desde mucho antes de debutar en las Grandes Ligas, el campocorto santaisabelino Carlos Correa guarda ciertos paralelismos en su carrera con varias figuras del béisbol puertorriqueño. 

Hace varias semanas  analizamos las similitudes que tiene con Orlando “Peruchín” Cepeda. Ahora, luego de su primera semana en las Mayores, también comienzan a verse cosas parecidas con la del también  miembro del Salón de la Fama del Béisbol de Coopertown, el salinense Roberto Alomar. 

El historiador y autor del libro Puerto Rico en las Grandes Ligas, Jossie Alvarado,  aseguró que del desarrollo  y el inicio de  la carrera de ambos jugadores en las Grandes Ligas pueden unirse en varios puntos. 

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Los primeros a considerar son que ambos nacieron en Ponce y recorrieron los mismos parques en las Parcelas Velázquez, el barrio Peñuelas, sector La Playa, La Soya y el Barrio en Santa Isabel. 

Por otro lado, ambos hicieron su debut en las Mayores en su cuarta temporada como profesional. 

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Alomar fue  firmado como agente libre en el 1985 y ascendió a la Gran Carpa en el 1988 luego de jugar nueve partidos en la filial de Triple A de los Padres de San Diego.  En tanto, Correa  fue el primer seleccionado en el Sorteo de Novatos de  2012 y  fue ascendido por los Astros de Houston este año luego de  participar en 53 partidos en Doble A  y Triple A. 

En su última temporada en las Ligas Menores, Alomar bateó para promedio de .315, mientras que Correa conectó para .313. 

En su debut ambos se fueron de 4-1 y su primer inatrapable en las Mayores fue en un batazo por el cuadro. 

“Esos son datos en lo que no se habían pensado, pero al vivir la carrera de Carlos de la misma forma que viví la de Alomar, rápido me saltaron a la vista. Sin embargo, una palabra que define a ambos a esa edad es madurez”, explicó Alvarado, quien  es natural de  Salinas. 

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Madurez es una característica que ha definido a Correa desde muy temprana edad y que también tuvo Alomar. 

“Ellos son muy semejantes en  demostrar esa madurez desde muy temprana edad, fuera y dentro del terreno de juego. Ellos sabían lo que querían desde muy pequeños. Otro aspecto a comparar más allá de su desempeño, es su calidad de ser humano. Todos los que vimos a Roberto jugar podemos decir que hay pocos peloteros con esa estirpe”, sostuvo Alvarado.

Importante la familia

Por otro lado, ambos tienen la peculiaridad de que mantienen un ambiente familiar compacto, donde todo gira en torno a sus padres.   

“El enfoque en su familia es otro aspecto que los ha mantenido a ambos encaminados. Sin sus padres, de otra manera se les hubiese resultado más difícil con tantas distracciones que salen en el camino. La familia, especialmente su mamá, fue un gran aliado para Alomar  y ahora mismo significa un pilar grande en la carrera de Correa”, recordó  Alvarado.

“Ellos son su fuerza. Son los que les recuerdan en todo el momento lo que significan para el País, los que espantan la tentación  y los encaminan en su sueño a donde ellos quieren llegar”, prosiguió.