Jonathan Rodríguez sabía que su tiempo con los Capitanes de Arecibo había acabado antes de que fuera cambiado a los Cangrejeros de Santurce y, eventualmente, traspasado a los Osos de Manatí en el inicio de la temporada muerta del Baloncesto Superior Nacional (BSN).

Previo al comienzo del torneo, el delantero de 37 años había firmado una extensión de contrato con los Capitanes hasta 2027. Sin embargo, la gerencia le advirtió que, si el equipo no avanzaba a la final de la Conferencia B, los jugadores más veteranos como él y Víctor Liz se convertirían en piezas de cambio.

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Arecibo volvió a quedarse corto en sus aspiraciones y fue eliminado en los cuartos de final por los Indios de Mayagüez. Menos de una semana después de haber terminado la postemporada, Rodríguez ya no formaba parte de la plantilla de los Capitanes, mientras que Liz aún no ha sido canjeado a otra franquicia.

“Yo firmé una extensión de contrato antes de la temporada. Nos habían dicho que le iban a dar un break más a este grupo, porque pensaban que esta era la temporada de nosotros. Nos dijeron que, después de quedarnos con ese sabor agridulce en 2024, este año teníamos que, mínimo, pasar a la semifinal. Si eso no pasaba, vendrían cambios y los más veteranos éramos Víctor Liz y yo, así que es muy probable que nos cambien a nosotros”, contó Rodríguez a Primera Hora.

“Cuando hablé con ellos, lo único que les dije era que, si me iban a cambiar, trataran de que fuera lo más cerca posible de mi restaurante. Desde que me cambiaron, ya sabía que iba para Manatí y no para Santurce”, abundó.

El experimentado canastero vistió el uniforme de la Villa del Capitán Correa durante cinco campañas y, en ese tiempo, creó un vínculo con el pueblo que va más allá de la cancha. Se mudó a Arecibo, donde también estudian sus hijas, y estableció allí su propio restaurante Black Mamba Rooftop. Por eso, aunque ya sabía que el cambio se daría, fue una decisión difícil de digerir.

“Yo vivo aquí en Arecibo y estoy día a día con la comunidad. No te voy a decir que es incómodo, pero es raro porque donde quiera que voy la gente me pregunta por el cambio. La gente piensa que uno se iba a quedar para siempre en el equipo porque vivo aquí, pero la verdad es que fueron muchos sentimientos encontrados. Arecibo se convirtió en mi casa. Tengo mi restaurante aquí y mis hijas estudian aquí. Arecibo es mi hogar permanente”, admitió el delantero.

Rodríguez comentó que en estos momentos su plan es retirarse como jugador profesional una vez termine su contrato en 2027, pero no descartaría jugar un año más si Manatí le hace una oferta.

Además, compartió que ya se comunicó con el dirigente Iván Ríos, quien Primera Hora reportó que regresaría a la franquicia en 2026, pero aún no ha sido anunciado oficialmente.

“He tenido comunicación con Iván Ríos, que va a ser el dirigente. Tuvimos una excelente conversación. Él sabe el tipo de jugador y persona que soy. Está bien contento por traerme a la franquicia y cuenta conmigo desde el día uno, que eso es lo importante”, indicó el canastero.

Iván Ríos será nuevamente dirigente de los Osos de Manatí.
Iván Ríos será nuevamente dirigente de los Osos de Manatí. (Carlos Rivera Giusti)

La realidad es que, aunque fue traspasado a Manatí, Rodríguez mantendrá su vínculo con Arecibo hasta cuando se retire como jugador profesional a través de su restaurante Black Mamba Rooftop, que celebró su primer aniversario justo el fin de semana en que fue canjeado a los Osos.

“Ha sido un año de mucho aprendizaje. Me metí en una industria de la que estaba ajeno y no tenía mucho conocimiento, pero me he rodeado de personas buenas que me han ayudado. Mi esposa ha sido de gran ayuda. Es mi mano derecha en todo esto y nuestra gerente, Zahely Rivera, que ha sido nuestra fiel acompañante en todo este proceso”, relató acerca de cómo ha manejado ser un atleta profesional y un dueño de negocio al mismo tiempo.

“Gracias a Dios, nos ha ido sumamente bien. El apoyo ha sido increíble, pero no solo ha sido de Arecibo. Ayer, por ejemplo, vino gente de Corozal. Han venido de Corozal y Maunabo también, pueblos que nunca pensé que se regaría la voz”, continuó.

Rodríguez aseguró que, como jugador de los Osos, continuará atendiendo su restaurante con normalidad, pues este negocio es su plan para asegurar un sustento para su familia cuando se despida del básquet. De hecho, le ha ido tan bien que ya contempla abrir una segunda franquicia.

“El restaurante era el futuro de la familia y en lo que yo quería invertir para no pensar qué iba a hacer cuando me retirara. La verdad es que a la gente le ha gustado el concepto y no me cierro las puertas a que, cuando me retire, abrir una segunda franquicia”, afirmó sobre el negocio, abierto de miércoles a domingo.

Jonathan Rodríguez presenta un plato de su restaurante Black Mamba Rooftop.
Jonathan Rodríguez presenta un plato de su restaurante Black Mamba Rooftop. (Suministrada)