Un hombre que recibió un pelotazo de foul bateado por Hideki Matsui en el Yankee Stadium y que le destrozó su rostro en agosto de 2011 perdió en pasados días una apelación judicial en la cual gestionaba retar la regla del béisbol que todo fanático acude al estadio bajo su propio riesgo ante los posibles accidentes que puedan suceder en el parque.

El desarrollador Andy Zlotnick demandó a los Yankees después del accidente que le dejó con daño en la cavidad de su ojo izquierdo y una fractura en su pómulo izquierdo. Aparte del dolor y el susto, las atenciones médicas y operaciones de reconstrucción a las que tuvo que incurrir también le dejaron una deuda ascendente a $160,000.

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Pero, según reportó hoy, martes el New York Post, el reclamo se cayó hoy cuando un panel en la corte de apelaciones de Manhattan decidió que el hombre no tenía derecho de relamo ya que cada taquilla del béisbol indica en la parte posterior que el fanático asiste a los juegos bajo su propio riesgos. 

La corte tenía ante sí el reclamo, ya que una corte inferior había tomado el mismo veredicto en el 2015, pero Zlotnick estaba decidido a retar dicha regla aduciendo que las condiciones específicas del día que fue herido fueron diferentes ya que muchos fanáticos tenían sombrillas abiertas para protegerse de la lluvia y le obstruyeron toda posible visión de la pelota y así de cualquier chance de evitar que le pegara.

El fanático estaba sentado a 200 pies del plato en el lado derecho del parque. El jurado también destacó que antes de cada partido en los estadios se hacen advertencias relacionadas al cuidado que debe tener cada fanático ante posibles batazos de foul. 

Y apuntaron también que consideran que el Yankee Stadium tenía suficiente y adecuada protección de mallas detrás del plato, unas que fueron incluso ampliadas este año luego que un niño de dos años fue conectado por otro foul a 105 millas por horas bateado por Todd Frazier.

Tras la decisión, Zlotnick dijo que estará evaluando otras posibles apelaciones, considerando todo como un motivo por forzar que las Grandes Ligas amplíen aún más sus seguridades en los estadios.