Subriel Matías se hizo campeón el sábado, cuando también se convirtió en un ejemplo para la calle.

El púgil fajardeño se convirtió en el campeón de las 140 libras de la Federación Internacional de Boxeo a sus 30 años, luego de mil y una vicisitudes, problemas y candelas en la vida. Incluso luego de haber sido impactado por balas y de cumplir cárcel a los 19 años, incluso de haberle pegado fuego accidentalmente a la casa de su madre cuando era un niño.

Pero eso no es todo. Carga en su vida con el doloroso sentimiento que un previo rival suyo falleció a los días de su combate debido a los estragos de los golpe que le propinó.

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Y por si fuera poco, incluso ha llegado al campeonato pese a haber perdido su prometedor invicto de 15-0 cuando estaba a las puertas de una pelea titular. Es ahora el 63er boricua varón en llegar a ser campeón mundial del boxeo.

De pie ante tanto tropiezos, Matías espera seguir recibiendo oportunidades para, no solamente seguir creciendo como boxeador, sino como persona, y expandir su ejemplo.

“Lo saqué a la luz (sus problemas en la vida) para que la gente entienda de dónde vengo, que vean todo lo que he arrastrado para llegar a este momento (campeonato). Ya hoy soy un campeón y creo que soy un ejemplo para la juventud. Para mí, eso es más que ganancias”, dijo Matías, quien el 6 de febrero hizo público en Facebook en mensaje donde aborda muchas de sus situaciones de vida.

“Desde los 9 años me quedó sin casa prácticamente. Con un primo mío le quemé la casa a mi mamá. Solamente le dejé las losetas. Y han pasado sucesos que han puesto mi vida en juego. Entonces ver este suceso de hoy, luego de todo lo que he pasado y de las gente que me rodea, para mí que deben estar orgullosos de mí”, agregó Matías.

Matías destruyó el sábado, sobre el ring, al rival con quien se disputaba el hasta entonces vacante título mundial, el hasta entonces invicto (30-0) argentino Jeremías Ponce, quien no salió a combatir en el quinto asalto, luego de haber finalizado el anterior en malas condiciones y de haber sufrido una caída.

El boricua ganó el pleito y el título por vía del nocaut técnico. Mejoró a 19-1, con todas las peleas ganadas por la vía rápida para confirmar su demoledor estilo de pelea.

“Cumplí. Dije que no duraba seis asaltos. Se fue en cinco. Lo deje entrar en el calentón para que él se desgastara. Estaba consciente de mis condiciones físicas y que él no iba a aguantar el ritmo de pelea y se vio reflejado”, dijo Matías.

Matías, de hecho, demolió también en al ruso Maxim Dadashev en el 2019. La esquina del ruso detuvo el combate antes de comenzar el duodécimo asalto. Dadashev falleció cuatro días después del combate, luego de una operación y una coma inducida.

El manejado por Juan Orengo quisiera unificar títulos en su futuro, pero también se acomoda a otras opciones.

Mientras, Matías espera seguir creciendo como persona, de ser desde niño y un joven que estuvo alrededor de accidentes caseros, a un teenager un problemas con la ley, a un padre responsable con su hogar y con quienes le rodean.

“Como persona no me siento realizado, pero he avanzado bastante en comparación a como estaba hace 10 años atrás. No tenía hijas. No tenía una propiedad. No tenía una visión en la vida. Quería ser algo, pero no tenía cómo empezarlo. Hoy en día estoy bastante estructurado. Se lo debo también al Sr. Juan Orengo, que ha aportado mucho en eso, y al Sr. Pedro Cruz”, reconoció Matías haciendo referencia a su equipo de manejadores y promotores.

Orengo ha encarrilado a Matías siendo firme con él, como cuando Matías perdió su invicto en el 2020 por una decisión unánime en una pelea a la que no llegó en condiciones físicas porque no entrenó adecuadamente, Orengo criticó a su pupilo, quien posteriormente vengo esa derrota.

“Soy un árbol. Y cada hoja es una persona aportando. Y entre esos está Juan Orengo. Muchos no saben que ese hombre me cogió a mí yo teniendo un caso federal. Trabajó conmigo y me ayudó a salir ileso, sin deberle nada a nadie. Está Pedro Cruz... personas que han hecho por mí cosas que ni pensé que podían hacerse por otra persona”, dijo.

Matías tiene varios ídolos, incluyendo un hermano que murió en el 2015. Lo llevó simbólicamente a la pelea del sábado, colgando de una cadena que contenía una foto suya.

Otro de esos ídolos lo es el expúgil especialista en nocauts, el miembro del Salón de la Fama, Félix ‘Tito’ Trinidad. Igualmente idolatra al luquillense McJoe Arroyo, quien fue campeón hasta el 2016 de la Federación Internacional de Boxeo. Trinidad también comenzó siendo campeón de la FIB.

Del mismo modo que creció idolatrando a esos púgiles, Matías se siente que puede ser ejemplo para otros, en particular lo que están metidos en problemas como los que él tuvo.

“Quisiera que ellos me vean a mí y me se vean a ellos en un espejo en caso de que estén pasando por algo similar y vean que las cosas sí se pueden hacer, que, simplemente, crean en Dios y en uno mismo”, dijo.