Llevar en su piel la historia de un personaje de la lucha libre no era precisamente lo que Daniel Caballer y su familia tenían en mente para su vida. Pero así se dio.

Este joven de 23 años, oriundo del pueblo de Humacao, padece de autismo, pero eso no le ha impedido convertirse en el “Chupi Hunter”, un peleador de la lucha libre que tiene algo bien claro entre ceja y ceja y es el lema que declara con total convicción: “el autismo es un diagnóstico, no es una limitación”.

Aunque siempre Daniel disfrutó de ver la lucha libre, nunca había expresado alguna intención de practicar este deporte, pero todo cambió un día cuando el joven se molestó con el gran luchador ponceño, El León Apolo, quien es amigo de su padrastro Rafael “Rafy” Marrero.

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“Yo trabajé en la WWC (World Wrestling Council) y un corto tiempo en la división de los latinos de la WWF (World Wrestling Federation). También trabajé en la IWA (International Wrestling Association). Conozco a tanta gente de la lucha libre, pero en particular tengo una amistad con el León Apolo. Una vez lo visitamos. Y Daniel es adicto a la pizza, al igual que Apolo. Entonces, pedimos pizza y Apolo le cogió su pedazo y Daniel estaba molesto. Después, estábamos en casa de Peter John Ramos (baloncelista) y fuimos a comer pizza y, como Apolo le volvió a quitar el pedazo de pizza, Daniel se molestó nuevamente. Entonces, Apolo le dijo: ‘Como tú tienes tanto problema conmigo, vamos a resolverlo en el ring’”, contó Marrero.

Para Daniel, esa invitación no fue una simple palabrería, y sorprendió a su familia al decirle: “Rafael, necesito que me entrenes. Es que me voy a enfrentar a Apolo. Esto de las pizzas se va a acabar”, recordó el padrastro del joven.

Así fue como el joven comenzó a prepararse en una academia de lucha libre llamada Attitude Wrestling Academy (AWA), que para aquel entonces estaba ubicada en Humacao, pero ahora opera desde Juncos.

El proceso de aprendizaje de Caballer no fue sencillo, pero mantuvo la disciplina para convertirse en luchador.

“Fue fuerte. Lo más difícil fue cuando estaba haciendo la fuerza. Fui aprendiendo poco a poco, aprendiendo a rotar y aprendiendo a caer de espaldas”, confesó Daniel.

En este proceso de aprendizaje su madre Marie Rose Cabrera y su hermano Jancarlo Caballer estuvieron de cerca, viendo cómo el joven vencía sus dificultades.

“El problema era la coordinación, ya que de por sí, ellos tienen sus problemas de coordinar movimientos y cada movimiento no es uno solo, son varias técnicas a la misma vez. Para una caída requiere que el cuello, la barbilla, los hombros estén en varias posiciones; al ser más de un paso, teníamos que asistirle. Hasta su hermano lo ayudaba para ver lo que le estaba pasando y explicarle paso a paso para que él lo pudiera lograr”, destacó la progenitora.

“Allí en la academia los jóvenes se acoplaron bien a Daniel, pudieron comprender su condición y, cuando veían que tenía una dificultad, lo hacían en cámara lenta para que él pudiera ver. Luego, uno lo agarraba por un brazo y el otro por el otro y practicaban la caída los tres a la misma vez. Ellos mismos lo cargaban para que pudiera adquirir la destreza. Ahora, a través de la práctica se le hace más fácil”, detalló la mujer.

Una vez Caballer estuvo listo, entonces se dio la tan esperada reyerta sobre un cuadrilátero. Fue en el estado de Florida donde se dio el debut del “Chupi Hunter”.

Esta es la correa de campeón de Chupi Hunter. El joven es además un repostero que está en vías de montar un negocio que llevará por nombre Mr. D Cakes.
Esta es la correa de campeón de Chupi Hunter. El joven es además un repostero que está en vías de montar un negocio que llevará por nombre Mr. D Cakes. (Isabel Ferre Sadurni)

“Daniel lo cogió bien en serio; se tomó su tiempo, pero se dio la lucha con Apolo. Esa lucha se dio en Florida en abril del año pasado (2023). Fue su primera lucha y fue en un evento de Lionheart Wrestling Association. Esa noche Apolo lo consagró como Campeón del Autismo. A él se le dio una correa provisional en lo que se le mandaba a hacer la correa dedicada al autismo”, indicó Marrero.

Para Daniel, esa lucha lo fue todo, ya que venció sus miedos, sus debilidades y demostró que no hay limitaciones cuando se tiene el deseo de superarse.

“(Las técnicas utilizadas fueron) darle el golpe de pecho, le puse la pierna para que se cayera y también le di patadas”, relató “Chupi Hunter”, quien también lleva el mensaje a las personas de que “eso (lucha libre) no se puede hacer en casa, ni en la escuela, ni fuera de lucha libre porque se pueden lastimar con eso”.

Y esta su camisa de luchador.
Y esta su camisa de luchador. (Isabel Ferre Sadurni)

Después del combate, su madre afirma que, aunque no se resolvió lo de la pizza, lo más importante es que Daniel superó sus limitaciones y es ejemplo para otras personas con diversas condiciones.

“Todavía no, se la pasan peleando. Apolo lo llama para molestarlo y hacerle bromas. Ellos tienen una amistad a nivel personal, pero a nivel profesional tienen una rivalidad. Pero esa fue una lucha para Daniel demostrar todas las destrezas que había adquirido. Fue como una graduación”, destacó la madre.

Luego de esa pelea, Caballer fue homenajeado en el evento más grande de la WWC, Summer Madness, donde le hicieron entrega de su merecida correa y le hicieron un reconocimiento donde lo consagraron oficialmente como el Campeón del Autismo.

“Muchos nos preguntan que, si la lucha libre es un deporte agresivo, ¿cómo un autista puede ser luchador? Pero este es un deporte lleno de disciplina, donde ellos tienen que aplicar destrezas y con Daniel ha funcionado”, sostuvo Cabrera.

Después de Apolo, “Chupi Hunter” se enfrentó a Black Pain y también tuvo su encontronazo con “El Profe”. Ahora, el joven sigue enfocado en aprender de la lucha libre y enfrentar todos los gigantes que se le atraviesen en el camino.

“Él dijo una vez en una entrevista que se ha enfrentado a gigantes grandes y poderosos, como lo es el desprecio, la burla. Nosotros vamos a seguir fomentando esto para que los padres, que tienen encajonados a sus hijos y nietos de que no pueden hacer nada, de que todo es la pena y el ay bendito, sepan que hay cosas que ellos pueden hacer”, confesó el padrastro.

Mientras que Daniel se continúa desarrollando como luchador, también busca desarrollar un negocio de repostería, ya que le apasiona tanto como subirse al ring.

“Hago todo tipo de postres, chocolate, panes y especialmente los cake pops. Estudié en NUC University en Fajardo. Ahora quiero ahorrar dinero para encontrar un lugar para ir y hacer negocio”, contó el joven que ya tiene su marca Mr. D Cakes para cuando se lance como empresario.

Por si fuera poco, Daniel también se destaca como músico de flauta en Kjokma Band Project de Humacao.

“Sí se puede, siempre hay que estudiar y aprender de cualquier sueño que quieran y cualquier trabajo y clase que les guste. Que sean luchadores de sus propios sueños y poner primero la vida a Dios”, exhortó el joven luchador.