Hace música porque quiere, no por interés en la fama ni en el dinero.

En esta etapa de su vida, el cantautor urbano Jay Wheeler experimenta la calma de no sentir presión para complacer los gustos de segundos y terceros en la industria de la música. Tampoco, para generar ingresos y sentirse millonario. Y mucho menos, para experimentar idolatría de su fanaticada.

Le basta con su apoyo. Es todo. Y lo agradece.

Su mentalidad provoca que se le considere “un raro” en este ambiente, confiesa. Pero no le interesa cambiar y mucho menos para “encajar” en un grupo o una élite en el mundo en el que se mueve. Fuera del compromiso del escenario, el intérprete natural de Salinas solo quiere disfrutar una vida normal.

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“Muchas veces los artistas nos metemos mucha presión de querer ser el próximo éxito, la próxima canción que llegue al millón, la canción que me haga más dinero. Pero la realidad es que lo que hay que hacer es música buena y que la vida, Dios y los fanáticos se encarguen de ponerla donde va, y eso es lo que yo quise proyectar con mi nuevo disco”, expresó el artista a Primera Hora mediante videollamada desde su hogar en Orlando, Florida, para hablar de su séptimo álbum de estudio, “Música buena para días malos” (MB/PDM).

La producción discográfica, que cuenta con una introducción y 13 canciones, estrenará mañana en las principales plataformas digitales de música. Se adentra en la narración de historias que celebran la felicidad de ser correspondido en el amor, el despecho, la frustración de aceptar un final, de soltar la relación y la autoconfianza.

Al hablar del título, reveló cuánto le interesa que quien lo escuche se identifique con esas emociones profundas que relata.

¿Cómo la música te ayudó en días malos?

“Un montón, porque yo pasé por todas esas situaciones en la vida donde yo no entendía… Cuando uno es joven no entiende nada. Cuando era niño, mi mamá sufría mucho por amor y escuchaba la música. La veía a ella escuchando música triste y lloraba, y decía ‘bueno, pues algo ella está desahogando que le está causando que llore y la está ayudando, porque ella no lloraría ni escucharía la canción si no la está ayudando’. Desde muy pequeño entendí que la música era como una terapia. A mí me ayudó en un sinnúmero de cosas, cuando me fueron infiel, cuando me dañaron. Había canciones que yo no podía escuchar porque decía ‘esa canción me va a pegar duro’. Entiendo que la música es una terapia, influye mucho, y trato de hacer eso con mi música, hacerle entender a las personas que no están solos y lo que están pasando lo pude haber pasado yo también”.

La producción la lanza el día de su cumpleaños número 30: el 25 de abril. Además de Noreh (“Maquillaje”), cuenta con la colaboración del cantante Mora, su amigo, para el tema de desamor “Textos fríos”.

“Él ha salido en dos discos míos. Salió en ‘Emociones’ con ‘Suelta’, y ahora va a salir en este. Él es mi pana. Es un charlatán. Siempre me está jod… y molestando. Es de esas pocas personas, de esos pocos artistas que siento que puedo contar con él. Tiene un buen corazón que siempre está ahí. Incluso, hasta me regaña cuando me tiene que regañar. Tenemos una amistad. Soy como su hermano mayor y él mi hermano menor”, precisó José Ángel López Martínez.

En el mundo en que te desenvuelves, ¿se te hace fácil reconocer quién es genuino contigo y quién no?

“Sí, porque yo vengo de una era donde yo fui ‘bulleado’ y conozco las actitudes, las miradas, los corazones. Con nada más pararme al lado tuyo puedo saber si tú eres una persona digna de valorar. Adquirí ese don porque es como un mecanismo de defensa. Me hicieron tanto daño que cuando la gente se me acerca ahora, se escucha feo, pero tiendo a juzgarla a ver qué es la que hay, qué está pasando, porque no voy a permitir que nadie entre a mi vida nuevamente para tratar de hacerme daño otra vez. Eso creó un escudo en mí.”

¿Es difícil mantener buenas amistades?

“Son bien pocos los artistas que son así… que tú sientes que son de corazón. Pero no los culpo, porque la mayor tentación de la fama es el dinero y las mujeres, y si te gustan las drogas, también. Entonces yo no los culpo porque muchos están envueltos en ese mundo. No todos tienen la misma mentalidad de casarse, de hacer una vida saludable mentalmente, y son jóvenes, tienen menos de 25 años muchos de los que están pegados. Esa inestabilidad es algo que ellos tienen que pasar, por eso es que no los culpo si me tratan mal, si están como egocéntricos. Son procesos, etapas. Todos las tienen que pasar, sufrir, caer, llorar, levantarse, perder dinero, todo para darse cuenta de lo que trae la fama y que la fama no dura para siempre.

En tu experiencia, ¿ha sido complicado tener una vida estable en ese sentido?

“Yo pasé por todos esos procesos que te conté, menos las drogas; yo con las drogas no juego nunca, ni con el alcohol, pero con las mujeres pasé muchas cosas a principios de mi carrera. Tenía 25 años. Es difícil, es complicado yo decirte que no, o andar por ahí diciendo ‘yo era el más fiel del mundo’. Es complicado. Uno es muy joven. No me juzgo. No digo que es lo correcto, para nada. Ya yo me perdoné. Ya le pedí perdón a las personas a las que les he fallado. Son procesos que uno pasa cuando uno es joven, pero ahora mismo sí me considero que he evolucionado, que estoy supermaduro, que soy superconsciente, que aguanto todas las tentaciones que vengan. Ponme a cualquier persona, cualquier mujer de frente, y le voy a decir que no. Yo estoy casado (con la cantante venezolana Zhamira Zambrano). Estoy feliz, enamorado.”

¿Has perdido buenas oportunidades o has tenido rechazos por ser diferente?

“La mayoría… Hay muchos que tienen ese estándar de mujeres, drogas, y si no tienes eso eres el raro. Yo siempre he sido el raro. Siempre he llegado a los estudios ‘no, yo no fumo, gracias’. No tengo ese estándar, de ‘mira, ¿qué es la que hay?’, que todos hablan igual, que todos tienen como esa personalidad. Al no tener esa forma de hablar y no tener esos estándares que ellos… No estoy diciendo que ellos están mal, simplemente, que no soy yo. Pues yo soy el raro, yo soy el que no encaja. ‘Yo no soy pana de Wheeler porque...’, no sé si se puede decir la palabra…, ‘es medio bobo’. Y normal. A mí no me molesta, porque yo siempre he querido ser un líder, y soy un líder, no un seguidor. Cuando veo que todos ellos están haciendo lo mismo, me digo ‘ah... ustedes son los seguidores, yo sigo siendo un líder donde quiera que me pare, gracias a Dios’. Sin ser un narcisista, dondequiera que me paro y dondequiera que he estado, yo sé que todo el mundo tiene que prestar atención. Soy diferente a todo lo que la gente está viendo dentro del género, y me siento feliz así.”

Dejar de ganar mucho dinero, ¿te preocupa?

“Me lo quitaba cuando yo no lo estaba invirtiendo. Ahora que lo invertí, no me preocupa tanto, no es lo más importante. Lo cuido, porque el día en que yo quiera tener una familia, un hijo o una hija, debo tener dinero para suplirle, llevarlo a la escuela, para que tenga de comer. Sí, me preocupo por el dinero y entiendo que es importante, pero no es mi norte. Yo tengo mi carrito de mis sueños, que era el Tesla, que es el que siempre quise, y mi esposa tiene su carrito. Tengo mi casa, y ya, eso es todo. Mi sueño es tener un hijo, una hija, tener una familia, ayudarlo a crecer, enseñarle a luchar. Mis sueños son raros. No son comunes. No es tener una cadena. No es tener un carro.”

Un álbum para dejar huella

Su proyecto “Música buena para días malos” lo considera el mejor de su trayectoria discográfica.

“He estado involucrado en todos mis discos, pero en éste como que no quise aceptar reglas ni nada. Quise hacer música buena y ya, y eso me hace sentir tranquilo”, expresó con énfasis. “Me encargué de hacer música buena y no tengo la presión en la cabeza de que ‘tiene que ser un éxito o lo otro’ “, agregó.

La diversidad de sonidos más allá de lo urbano, una vez más, prevalece en la producción.

“Me gusta fluir en todo tipo de ritmo. El disco, como es música buena para días malos, cualquier música que sea buena encaja, puede ser pop, reguetón, romántico, puede ser cualquier cosa, lo que tiene que ser es buena. Traté de crear eso, de que todo fluya, que cuando la gente lo escuche, tenga de todo para que sienta que esos días malos no son tan malos como pensaban”.

“Historia” y “Otro más” fueron los temas que lanzó en febrero y marzo, respectivamente, como adelanto del álbum. Además de “Textos fríos”, “Admítelo” se perfila como un corte promocional.

“Es como cuando te dejas de esa persona, pero ustedes saben que todavía sienten cosas aunque tengan otra gente. Por eso se llama ‘Admítelo’, como para que le diga a esa persona, ‘por más que tú digas que no me extrañas, que no me quieres, tienes que admitir que todavía me extrañas y me quieres y no estás feliz con esa persona. Es una canción medio tóxica”.

El tema “Duele” es uno de los que guarda un significado especial para Jay Wheeler.

“Estoy con mi esposa ahora mismo, pero en un momento, cuando empezamos, que yo vivía en Orlando y ella vivía en Miami, y aunque se escuche ‘están ahí, al lado’, en realidad no nos veíamos mucho porque yo trataba todo lo posible de siempre estar ahí y visitarla. Pero vivir la distancia cuando estás enamorado de una persona es complicado. Es para mentes fuertes. Es para gente que de verdad tiene el corazón… porque uno hace muchas películas en la cabeza. Piensa que están siendo infiel, que te están haciendo daño. Todo depende de tu cabeza y a dónde tú le permitas llegar. Entonces, ‘Duele’ es como una canción de esa relación a distancia”.

Con los ‘visualizers’ de las canciones, Wheeler se sumerge en el tema del destino y en elementos futuristas.

“Mi disco es basado en que estoy en el año 2099, pero quise volver al pasado con mi música para arreglar muchas cosas, y con la música volví. Hicieron como una versión AI (inteligencia artificial) mía. Cuando lo vean van a entender que yo quería volver al pasado para tener muchas cosas, pero se me estaba haciendo imposible. El disco es del futuro, de otras vidas. Tienen que ver el concepto visual para entenderlo”.

Su próxima gira musical, “TRAPPii Tour”, con ciudades en Estados Unidos, también ocupa espacio en su calendario.

“Empezamos el 13 de junio en Nueva York. De ahí para adelante seguimos en guagua, así que es mucho mejor porque yo odio los aviones con mi vida. Ha sido tanto el miedo que estoy trabajando durísimo para retirarme lo más pronto posible. No puedo con los aviones”, afirmó enfático y confesó que no toma calmantes para manejar los vuelos. “Ese es el problema, que a mí no me gusta que mis miedos ni mis nervios dependan de algo”, expuso.

De paso, aclaró que habrá variedad de ritmos en el espectáculo. “La gente piensa que lo que voy a hacer es solo trap y no. Voy a hacer mi música, todo mi repertorio completo.

Su tiempo en pareja

El cantante manifestó una vez más cuánto trabajar para mantener un vínculo amoroso estable con su esposa, Zhamira Zambrano, es una prioridad, aun cuando ambos persiguen intereses similares en la música. Se casaron en diciembre de 2022.

“Yo digo que como único nosotros lo trabajamos para que fluya y sea fuerte es estando juntos siempre”, dijo.

“Muchas veces pasa (en otras parejas) ‘como tú eres artista, tú vete por allá, yo por acá, y después nos encontramos en casa’. Eso crea confusiones y muchas cosas, porque en este mundo del género urbano, tú conoces mucha gente todos los días”, analizó.

“No me va a pasar eso de que me confundo. Pero entiendo que hay gente que le ha pasado. Nosotros siempre vamos a estar juntos, le guste o no mi esposa a mi equipo de trabajo, y con su equipo igual”, expuso.