Como si se tratara de otra exitosa defensa de un título mundial ante su gente, una multitud volvió a gritar la noche del sábado “Tito”, “Tito”, “Tito”, cuando el campeón del pueblo, Félix “Tito” Trinidad apareció en el balcón de la casita de “Bad Bunny”, en la tarima del Coliseo de Puerto Rico, José Miguel Agrelot, donde el intérprete realiza su residencia, “No me quiero ir de aquí”.

A casa llena, el público cantaba con “Bad Bunny”, cuando el excampeón de los pesos Welter, Mediano Junior y Mediano apareció vestido de blanco y con un sombrero de paja. La ovación del público fue tan grande que la música simplemente se detuvo y de inmediato, el ”Ídolo de Cupey Alto” y Bad Bunny se confundieron en un abrazo.

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Tras esto, Trinidad se quitó su sombrero y se inclinó en reverencia al público, que celulares en mano grababan el momento al tiempo que coreaban su nombre. Una vez más, Trinidad volvió a evocar en los asistentes al concierto las emociones que hacía evocar a su afición boricua cuando demolía a sus rivales sobre el cuadrilátero con su apabullante pegada, con la que se anotó dramáticos nocauts ante púgiles como Maurice Blocker, Yori Boy Campas, Ricardo Mayorga, Fernando Vargas, David Reid, William Joppy y muchos más.

Tal y como ocurrió a lo largo de su carrera profesional, el excampeón estuvo flanqueado por su padre y otrora entrenador, don Félix Trinidad.

Otro momento lleno de emociones se vivió el viernes en el Choliseo cuando el “Caballero de la Salsa”, Gilberto Santa Rosa se unió al “Conejo Malo” para interpretar “Baile Inolvidable”. Fue tanto el furor que causó el junte de Santa Rosa con “Bad Bunny”, que a renglón seguido, el conejo le dejó el escenario al salsero para que deleitara a la fanaticada con otro de sus éxitos.